La ribera del Manzanares, a la altura de Getafe, se ha convertido estos días en un triste paisaje de alas blancas inmóviles. En solo cuatro jornadas, bomberos y agentes forestales han retirado más de 400 cigüeñas muertas entre Perales del Río y La Marañosa, según distintas fuentes, que elevan incluso la cifra hasta el medio millar. El Manzanares, que en esa zona funciona como refugio y dormidero para estas aves, se ha transformado de repente en un gran cementerio al aire libre.
La Comunidad de Madrid ha confirmado que la causa es un brote de gripe aviar, en principio de baja patogenicidad, detectado en los análisis remitidos por el Ministerio de Agricultura. Ese matiz técnico significa que, sobre el papel, el virus debería provocar cuadros leves en las aves y escasa mortalidad, algo que choca con la imagen de cientos de cigüeñas muertas en un mismo tramo de río. De ahí que se hayan pedido más pruebas para determinar si hay algo más detrás de este episodio.
Medidas de emergencia para contener el foco
Aun así, el Gobierno regional ha optado por curarse en salud y está aplicando medidas propias de un foco de alta patogenicidad: prohibición de criar patos y gansos junto a otras aves de corral, confinamiento de las explotaciones avícolas al aire libre, limitación de visitas y control del agua que beben los animales. El objetivo es reducir al mínimo la posibilidad de que el virus salte de las aves silvestres a las granjas, un escenario que en los últimos años ha obligado a sacrificar millones de gallinas y pavos en Europa.
En primera línea, quienes han lidiado con la mortandad han sido los bomberos de varios parques madrileños y los agentes forestales, equipados con trajes de protección, mascarillas y gafas. Entre ellos hay inquietud: no tanto por un riesgo inmediato para la población general —las autoridades insisten en que es muy bajo— como por la falta de información clara mientras manipulaban cadáveres potencialmente infectados. Los restos se han enviado a una planta de tratamiento para su destrucción controlada.
De la salud pública al aviso ecológico
Los expertos recuerdan que la gripe aviar se transmite a través de las mucosas y el contacto estrecho con aves enfermas, y que los casos humanos siguen siendo raros. No se han descrito contagios por comer carne o huevos correctamente cocinados, por lo que los consumidores no deberían alarmarse. El foco de preocupación, insisten, está en los animales y en quienes trabajan muy cerca de ellos: ganaderos, veterinarios y equipos de emergencia.
Mientras tanto, el Ayuntamiento de Getafe y colectivos ecologistas piden transparencia y más detalles sobre la gestión de este brote en un espacio que forma parte del futuro proyecto “Getafe Río”.
