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Un dinosaurio cojo fascina a los paleontólogos de La Rioja

El animal, un espinosaurio, fue hallado en La Rioja (España) y mantiene fascinados a los paleontólogos. Se trata de dinosaurio carnívoro que tenía una patología en una de sus extremidades.
Un dinosaurio cojo fascina a los paleontólogos de La Rioja
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La paleontología no deja de sorprendernos en España. Hace unos meses os contábamos el descubrimiento de un saurópodo llamado en honor a Andrés Iniesta, y hace unas semanas viajábamos hasta el Pirineo catalán para conocer más de un enorme dinosaurio que habitó en la Península hace millones de años. Con avances constantes en el ámbito del estudio de estos seres del pasado, hoy conocemos el misterioso caso de un espinosaurio cojo descubierto en La Rioja.

El espinosaurio cojo que sorprende a los paleontólogos y que nos ayudará a saber más de su pasado

Los espinosáuridos han captado la fascinación de los paleontólogos desde hace varias décadas. Este grupo de dinosaurios carnívoros, populares gracias a filmes como Jurassic Park III, presentan una serie de características físicas muy particulares, como un cráneo bajo y alargado, similar al de los cocodrilos, y unas mandíbulas muy particulares.

El último de estos especímenes, hallado en los yacimientos de Igea -municipio ubicado a unos 80 kilómetros de Logroño-, demuestra que aún no conocemos del todo a estos espinosáuridos. Tras un análisis exhaustivo a través de una tomografía de alta resolución, se ha descubierto que este animal, sometido al estudio de diversos paleontólogos, estaba cojo.

La Rioja Spinosaurio

A través de la tomografía computarizada del fósil de una fíbula -el equivalente a lo que sería un peroné humano-, se ha confirmado que este terópodo, encontrado en el 2005 en el yacimiento de La Rioja citado previamente, andaba cojeando por los parajes de la época. Eso sí, todavía hay que confirmar si el carnívoro se movía cojeando por culpa de una patología, una herida o por otro motivo, o si podría tratarse de una nueva especie. Como ya os hemos dicho, de esta especie existen muy pocos datos, y según Xabier Pereda, paleontólogo e investigador de la Universidad del País Vasco, y Francisco Sáez-Benito, director honorífico del Centro Paleontológico de La Rioja en Igea, todavía no sen conocen todos los detalles.

La fíbula izquierda del animal, ubicada entre la rodilla y el tobillo, muestra una deformación

La fíbula izquierda del animal, ubicada entre la rodilla y el tobillo, muestra una particular deformación en forma de s, indicándonos que se fracturó en algún momento de la vida del animal, soldándose más tarde durante la vida del carnívoro por lo que se pudo formar un callo óseo que acabase dificultando el movimiento y haciéndolo cojear. Los investigadores no descartan que se trate de una nueva especie, y están trabajando en presentar, bajo un nuevo estudio, las características de la vida de este terópodo. El hueso estudiado, de gran tamaño, mide unos 55 centímetros de longitud y tiene 2,5 cm de ancho.

Igea Yacimiento

Lo que sí se sabe es que, con los primeros datos de los paleontólogos, se puede volver a afirmar que los dinosaurios, como otros animales, padecían lesiones y enfermedades que eran capaces de modificar o alterar su conducta, así como sus relaciones con el entorno. Una lesión traumática podía ser muy compleja para un carnívoro, que estaba obligado a perseguir a sus presas o buscar alimento en entornos y ecosistemas muy competitivos. La investigación de estos expertos españoles nos ayudará a saber si dinosaurio vivía con una lesión, si pudo sobrevivir a ella -como algunos casos de alosaurios en el jurásico hallado en el pasado- y si logró adaptarse al entorno con este problema en su motricidad. Lo que sí sabemos, o al menos sospechamos, según Europa Press, es que este tipo de saurios podría haber tenido su origen en Europa y no en el norte de África como se creía en un principio.

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