Los calamares gigantes pueden llegar a alcanzar longitudes de hasta 18 metros, pero eso no hace que sean más sencillos de captar con las cámaras. Sin embargo, un equipo de biólogos liderado por el científico Nathan Robinson ha conseguido encontrar una solución: han ideado todo un sistema que les permite grabar a estos enormes cefalópodos, utilizando para ello un señuelo. Gracias a esta invención, hemos podido disfrutar del vídeo que os dejamos bajo estas líneas: un calamar gigante acechando a su presa antes de lanzarse al ataque.
En busca del calamar gigante
Probablemente a Ozymandias de Watchmen le guste mucho este artículo, y lo cierto es que ver en acción a un calamar gigante no deja de ser asombroso. Para atraer a estas criaturas marinas, el equipo de Nathan Robinson ha diseñado un señuelo que imita el destello bioluminiscente de una de las presas favoritas de este calamar: la medusa Atolla. Después, iluminaron la zona del cebo con luces rojas para que no molestaran a los ojos del calamar y no lo espantaran; después de todo, son más sensibles a las longitudes de onda más corta, por lo que esta iluminación permite alumbrar sin que el animal se vea afectado.
"Aunque nuestro señuelo bioluminiscente parece ser una herramienta eficaz para atraer a especies de cefalópodos, futuros estudios podrían evaluar si señuelos de diferentes intensidades, colores o patrones de luz varían en su capacidad para atraer a diversos taxones de cefalópodos en aguas profundas", apuntaba el equipo en su artículo publicado en Science Direct. De esta forma, es posible que los investigadores tengan ahora campo abierto para probar otras maneras de atraer a estas escurridizas criaturas.
¿Lo más curioso de todo? Parece que el calamar gigante estuvo estudiando la zona y a su presa durante seis largos minutos antes de atacar, finalmente. Esto sugiere que los calamares son también depredadores que gustan de acechar a sus víctimas, lo que se opone a los estudios anteriormente publicados al respecto.