No, no hablamos de los bichos que aparecen en Fallout ni en el último éxito de Prime Video. Hablamos de las cucarachas reales, aquellas que, para muchos habitantes de España, son los más molestos y desagradables visitantes del planeta. Pese a su aspecto y su mala fama, estos insectos son vitales para el medio natural y ayudan a mantener diversos equilibrios en los más variados ecosistemas. Pese a que en los últimos años han surgido especies desconocidas de cucarachas y han causado el pánico en países como Australia y Japón, ahora le toca el turno a nuestro país, ya que el cambio climático y sus nocivos efectos podría estar causando un preocupante aumento del número de estos desagradables seres y alterando su propia composición genética.
Las cucarachas mutantes son cada vez más frecuentes e imposibles de eliminar en diferentes partes de España: y el aumento del calor en los grandes núcleos de población tiene la culpa
Las cucarachas han pasado de ser una plaga estacional, muy concentrada en verano y en los meses de primavera, cuando el calor comienza a apretar, a ser frecuentes en todas partes y en casi todos los momentos del año. Por norma general, y hasta la fecha, los inviernos hacían que muriesen de forma natural, ayudándonos a controlar su población en muchos municipios y ciudades.
Pero los inviernos son más cálidos, y eso evitan que mueran y se controle su número. Con la explosión de calor de las próximas semanas, se avecina una catástrofe: habrá más cucarachas que nunca, al menos desde que se tiene registro.
Sin ir más lejos, en lo que va de año, las autoridades españolas han informado de un aumento significativo de las infestaciones de cucarachas (un 33% más que en 2023). Y es algo preocupante. Según los científicos, estas cucarachas mutantes, que poseen una alta resistencia a los productos químicos convencionales, están proliferando gracias al aumento de calor en nuestro país y al significativo aumento de las temperaturas en algunas zonas urbanas de la península ibérica. Tiene una explicación clara, ya que el aumento del calor acelera los ciclos metabólicos de las plagas, algo muy evidente en el caso de la cucaracha germánica, que es la que infesta España de punta a punta.
Es la variedad más frecuente en hogares, restaurantes, almacenes y lugares relacionadas con la alimentación, y debido a los veranos cada vez más longevos, parece que su época de cría y reproducción se está alargando, lo que unido al citado problema del metabolismo acelerado, está creando un problema de salud pública que tiene a muchos municipios aterrados.
Como alerta en medios como 20 Minutos, el director de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA), Jorge Galván, este cambio genético hará que se dificulte mucho el control eficaz de la población de cucarachas. Es decir, se están haciendo resistentes a los plaguicidas y sistemas de control tradicionales, y esto llevará a un cambio de estrategia profundo, con métodos más sostenibles y menos basados en la química más agresiva y la recuperación de las trampas tradicionales. El verano, como explican desde muchos ayuntamientos, será complicado.