El pasado 28 de marzo Ubisoft anunció una colaboración con Tencent para crear una nueva compañía subsidiaria que gestionará sus tres principales sagas: Assassin's Creed, Far Cry y Rainbow Six, tras una inversión de 1160 millones de euros del gigante chino, que se queda con una parte minoritaria de la nueva empresa.
Después de que las acciones de Ubisoft hayan caído más de un 25 % en el último mes, con una caída acumulada de un 51 % en el último año, un grupo de accionistas están pidiendo que se convoque una Junta General Extraordinaria (EGM) para que se someta a votación el acuerdo.
Los accionistas piden que se renegocie el acuerdo
Según el fondo AJ Investments, accionista minoritario de la compañía, el acuerdo actual, por el que Tencent obtendría un 25 % de participación en esta nueva subsidiaria a cambio de 1160 millones de euros, sobre una valoración de 4000 millones, carece de transparencia y no garantiza beneficios claros para los accionistas.
En ese sentido, exigen dos resoluciones clave: renegociar el acuerdo, convirtiéndolo en una venta directa de activos a Tencent por al menos 4000 millones de euros; y distribuir un dividendo extraordinario tras la operación, mediante el cual Ubisoft devolvería 23 euros por acción en efectivo, es decir, 3000 millones de euros a los accionistas.
Además, la petición incluye que Tencent no pueda votar en la Junta General Extraordinaria, por su interés directo en la operación, y que se limiten los derechos de voto del holding Guillemot Brothers (vinculado a los fundadores de Ubisoft) exclusivamente a las acciones que no estén relacionadas con Tencent.
La caída del 24 % en el valor de las acciones de Ubisoft tras el anuncio del acuerdo es, según AJ Investments, una clara señal de que "el mercado considera que el acuerdo está estructurado para evitar una oferta pública obligatoria y reforzar el control de la familia Guillemot, que hoy posee menos del 10 % del interés económico de la empresa".
La coalición de inversores advierte que sin una votación formal, Ubisoft podría avanzar en futuras ventas de activos o diluciones accionarias sin rendir cuentas a sus propietarios. "Este es un momento crítico para los accionistas. Un simple voto en una Junta General Extraordinaria podría restaurar la confianza y entregar valor real a quienes poseen la compañía", concluye la carta.