La influencia de Need for Speed Underground 2 todavía se siente en los juegos de carreras arcade. No es el más vendido de la saga de conducción de Electronic Arts (ese honor lo tiene el primer Need for Speed Most Wanted), pero para muchos es el más querido por la evolución que supuso para Need for Speed, y por la influencia de y hacia la por entonces popular cultura del tuning. El 18 de noviembre se cumplió el 20 aniversario de su estreno en PC, PS2, Xbox y GameCube, dos décadas desde que EA Black Box (quienes años después nos trajeron los geniales Skate) publicaran un videojuego icónico.
Aunque no sea el Need for Speed más vendido (el primer Underground colocó alrededor de 16 millones de unidades y Most Wanted unas 18 millones), Underground 2 batió récords en un año inolvidable para los videojuegos. En Estados Unidos fue el cuarto título más exitoso del mismo año en el que se publicaron Grand Theft Auto: San Andreas y Halo 2, y en Reino Unido, con alrededor de 600.000 unidades, incluso superó al sandbox de Rockstar. En 2004 vendió 8,4 millones de copias, y en total, unos 11 millones.
Un éxito que se debe a varios motivos, pero sin duda influyó mucho el ferviente interés por el tuning, al que el propio videojuego alimentó tanto como la saga cinematográfica A todo gas. Underground 2 permitía una personalización estética sin precedentes, desde la modificación de los retrovisores a la posibilidad de poner subwoofers en el maletero, pasando por pegatinas y muchísimos neones, entre un montón de otros cambios visuales que el propio juego puntuaba.
Por supuesto, esto se complementaba con la personalización arcade del rendimiento de los vehículos al poder mejorar la transmisión, los neumáticos, la aerodinámica y otros aspectos. Aunque sea algo común hoy, no lo era tanto por entonces: el ajuste mecánico y en carrocería de los coches daba a a la partida una estructura RPG. Nuestro coche preferido se convertía en nuestro personaje rodado con el que progresar paulatinamente hasta que el cambio de categoría nos obligaba a cambiar de personaje.
Carreras en mundo abierto en plena fiebre por GTA
La personalización estética se veía apoyada por un apartado audiovisual espectacular para la época, no solo en los coches y en los efectos, sino también en la ambientación de la ciudad de Bayview, un pastiche de Los Ángeles y San Francisco genialmente ambientada. Hoy es raro el arcade de carreras que no es de mundo abierto, pero en la época, en pleno fervor de GTA y sus derivados, no lo era tanto. Por ello, el juego de EA Black Box se percibía como un GTA de carreras.
Si bien era un escenario algo plano en comparación con los estándares actuales, falta de atajos y caminos alternativos durante las carreras, el mundo abierto fue una novedad cuya influencia se deja ver 20 años después. Además, iba más allá del impacto de las primeras partidas porque conforme avanzabas por la historia (insulsa, por otro lado) se añadían nuevas zonas donde no solo competíamos en carreras, sino que exploramos con libertad para descubrir carreras secretas, encontrar puntos en los que obtener dinero y encontrarnos con otros coches a los que retar a duelos.
Además, Underground 2 era denso para los estándares de la época. Había casi una treintena de coches totalmente personalizables, incluidos SUV como el icónico Hummer H2, y un montón de modos de juego diferentes: los torneos de la Underground Racing League, carreras con tráfico y en ciertos cerrados, drifting, pruebas en las que demostrar nuestro conocimiento de la mecánica de los vehículos y otros tantos modos que daban juego para rato.
No es de extrañar, por su influencia en los arcade de carreras y en la cultura general de los primeros 2000, que Underground 2 sea una de las remasterizaciones que más se pide a Electronic Arts, junto a la del Most Wanted de 2005, que parece que se está cociendo en las oficinas de Criterion Games. Mientras esperamos que oigan a los fans, hay quienes se han tomado la tarea por su mano, pues un modder está trasladando la obra de EA Black Box a Unreal Engine 5.