Ya queda muy poco para disfrutar de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, que se pondrá a la venta el 12 de mayo, y que como os contamos ayer en nuestras impresiones, tiene una pinta espectacular. Para hacer más llevadera la espera, cada día de aquí hasta su lanzamiento vamos a repasar un juego de la saga, desde los más recientes hasta los más antiguos. Hoy vamos a recordar un genial Zelda original para 3DS.
The Legend of Zelda: A Link Between Worlds (2013)
Tras unos cuantos años la saga volvía a su jugabilidad 2D y lo hacía además en forma de secuela espiritual del mítico A Link to the Past, el querido Zelda de Super Nintendo, por lo que los fans más veteranos de la saga estábamos de enhorabuena, pudiendo volver a aquella inolvidable Hyrule, ahora trasladada a gráficos poligonales.
Pero a pesar de unas raíces tan clásicas, este Zelda también innovaba en varios aspectos, uno de los más interesantes en su estructura más abierta, dejando al jugador afrontar las mazmorras en el orden que quisiera, al igual que en el primer Zelda de NES. Algo que se agradecía tras varias entregas bastante lineales, y no sabemos si quizá en esta libertad estuviera el germen, o al menos una declaración de intenciones, de lo que veríamos cuatro años después en Breath of the Wild y su libertad total.
Alquilando los objetos
Una de sus características más originales es que en esta ocasión se optoba por una peculiar manera de conseguir las armas y herramientas: alquilándolas. Al comenzar la aventura conocemos a Ravio, un vendedor que instala su negocio en la casa de Link, y que por una cantidad de rupias nos presta los objetos: bumerán, arco, bombas, martillo, gancho, cetros de fuego y hielo, báculos del tornado y de las arenas, etcétera, y esto nos permitía afrontar las mazmorras en el orden que quisiéramos. Al final también podíamos comprar los objetos por una suma bastante elevada, pero esto no era un problema ya que conseguir abundantes rupias era bastante sencillo.
Esta estructura tan libre, que daba una enorme frescura al juego, se acababa volviendo un poco en su contra, ya que afectaba a la curva de dificultad, ofreciendo la mayoría de mazmorras un reto muy parecido, al contrario que en los Zelda lineales en los que la dificultad iba aumentando poco a poco. Pese a esto, estábamos ante un Zelda endiabladamente entretenido (bueno, y cuál no lo es...), y enganchaba tanto que corrías hasta el riesgo de acabártelo de una sentada, en unas 12-15 horas que te dejaban un sabor de boca inmejorable.
Viajando entre dos mundos
Además de su estructura abierta y el alquiler de objetos, otra de las peculiaridades de A Link Between Worlds era una nueva habilidad que nos permitía convertirnos en dibujo y poder meternos dentro de las paredes, lo que protagonizaba puzles y situaciones muy ingeniosas, y que visualmente era muy chulo, pudiendo apreciar la tridimensionalidad de los escenarios.
Esta habilidad también nos permitía viajar a través de unas grietas dimensionales entre dos mundos, el de Hyrule, el "normal", la tierra natal de Link y la princesa Zelda, y el de Lorule, el oscuro, donde conoceremos a la princesa Hilda, una mezcla entre lugares idénticos al Dark World de A Link to the Past y otros originales, con enemigos más duros.
Uno de los mejores efectos 3D de la consola
Pocos títulos supieron sacar un gran provecho a la característica definitoria de esta consola, el efecto 3D, pero A Link Between Worlds era uno de ellos, con una gran profundidad, incidiendo de manera sutil en la jugabilidad, en un Zelda que jugaba mucho con la verticalidad, y todo además a unos impecables 60fps. Un juego realmente bonito, y que sacaba mucho partido al hardware de Nintendo 3DS.
Y como ya nos tiene acostumbrados la saga, todo aderezado con una banda sonora preciosa, recuperando los temas clásicos de A Link to the Past en versión orquestada, dándoles un buen lavado de cara, sonando mejor que nunca, y añadiendo nuevas melodías que también estaban a la altura.
Un Zelda muy redondo
Según escribía estas palabras e iba recordando el juego me han dado ganas de volver a disfrutar de The Legend of Zelda: A Link Between Worlds, toda una delicia en su vertiente jugable más clásica, un juego al que si había que ponerle alguna pega es que era tan bueno que lo devorabas, parecía que te había durado un suspiro. Quizá sea un buen momento para volver a jugarlo y hacer más llevadera la espera hasta Tears of the Kingdom.
Ahora que la saga es más ambiciosa que nunca en cuanto a su escala, con un gigantesco mundo abierto y una libertad sin límites, ¿no os apetece que después de Tears of the Kingdom volvieran a ofrecernos un juego original en 2D? Tras lo bien que les quedó el remake de Link's Awakening, sería una gran idea.
A continuación podéis consultar los anteriores artículos de nuestra cuenta atrás hasta Tears of the Kingdom:
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