Los videojuegos y la religión no siempre han sido los mejores compañeros. Es cierto que hay juegos religiosos, no solo de temática cristiana, que utilizan los juegos como herramienta para contar y desarrollar su propia narrativa y mitología. Sin embargo, el gusto por explorar las temáticas más oscuras de estos cultos ha hecho que la relación sea algo tensa.
Aun siendo parte de la industria del entretenimiento, que siempre ha estado ligado al hedonismo y la fantasía, en muchas ocasiones sus caminos han sido paralelos.
De hecho, como parte de la capacidad de generar universos propios, los videojuegos han sido capaces de salirle de los rieles de las religiones conocidas, creando sus propios cultos a cada cual más particular.
Estas religiones de ficción no solo cumplen la función de mero ‘atrezo`, su mitología propia se entrelaza con la narrativa del propio juego, siendo parte del lore y teniendo cierta relevancia en los hechos de los que es partícipe el jugador. De hecho, muchos de estos mundos se sienten vacíos sin no se añade el factor religioso. La razón es que llevamos tanto tiempo conviviendo con esta parte de la cultura, del día a día de muchas personas, que se siente como humano. Prescindir de este factor desequilibra el ecosistema y se siente un hábitat mucho más artificial.
A pesar de los principios a los que hacíamos referencia, en los que religión y videojuegos no terminaban de ser del gusto de todo el mundo, en la actualidad el panorama es muy distinto. Hace años, los videojuegos luchaban por la legitimidad como un producto cultural, ahora son a la vez negocio y arte.
Por ejemplo, en 2002, el líder religioso estadounidense Melvin Russell Ballard, afirmó que "los juegos, los deportes, las actividades recreativas e incluso la televisión, pueden ser relajantes y rejuvenecedores, especialmente en momentos en que se está bajo estrés o con una agenda muy apretada".
Es cierto que hay voces discordantes, en estas mismas organizaciones, empeñadas en señalar todo tipo de juegos como malas influencias e incluso satánicos y con la capacidad de manipular las mentes jóvenes y llevarlas a cometer atrocidades, tal y como contábamos en un artículo anterior. Sin embargo, no representan a todos los creyentes.
Alex Johnstone, que fue profesor de desarrollo de juegos en la Universidad de Utah, expresaba en un medio local de ese mismo estado que "los juegos y la religión existen más cerca de lo que cabría esperar, y ambos buscan proporcionar estructura y orientación para el comportamiento humano. Los videojuegos son increíblemente efectivos para enseñarnos un mundo complejo e instruirnos sobre cómo operar de manera efectiva dentro de este mundo. A lo largo de los siglos, el objetivo principal de la religión ha sido proporcionar significado, justificación y estructura al comportamiento y la existencia humana".
Incluso un grupo de gamers autodenominados hardcore demostraron a Vice que su fe no está reñida con jugar al League of Legends o al Diablo. Otros investigadores como Heidi Campbell, han catalogado esta relación como religión digital, representando creencias con cierta tradición y cultos nuevos. Estos marcos narrativos, que incluyen religión, suelen servir para añadir mecánicas como las de decisiones morales. Sirviendo de marco para lo que está bien y lo que está mal según el entorno al que pertenezca el personaje o protagonista.
Permitir a los jugadores experimentar estos espacios religiosos virtuales es una nueva forma de entretenimiento, que aunque no está exenta de controversia, en general es bien llevada por todo tipo de creyente en el mundo real. También funciona como aspecto estratégico en juegos como Age of Empires.
También ha influido a multitud de desarrolladores de la industria como Shigeru Miyamoto, que utilizó en sus juegos sus recuerdos de la infancia, explorando el campo y encontrando un templo budista, o BioWare, que ha confesado tener en sus oficinas varios libros de todo tipo de religiones. De hecho, el tratamiento de la religión de Mass Effect y como esta llega a ser un agente más en la propia trama, es un aspecto que ha sido estudiado por distintos investigadores.
Como Mass Effect hay muchos otros videojuegos que han desarrollado su propio culto. En esta ocasión repasamos algunos de ellos y cómo están completamente arraigados a todo el ecosistema del juego. Como es lógico, algunas de las descripciones pueden contener spoilers de la trama de los juegos, aunque se han intentado centrar en el concepto de la religión, sin mencionar la relación o la implicación con el protagonista de los títulos, así como el desarrollo de la trama de los mismos.
La Iglesia de los Hijos del Átomo de Fallout 3 y Fallout 4
El universo de Fallout es tan enorme que nos dio para un reportaje entero. A pesar de desarrollarse en un mundo en ruinas, ruinas radiactivas o lo que queda del mundo tras una guerra nuclear, la religión es importante, por lo menos para algunos NPC. En la ciudad de Megatón, en Fallout 3, se congregan alrededor de la bomba nuclear que no explotó y que se encuentra en el centro de la ciudad. Deseando que explote y a la vez celebrando que la bomba les de un día más para disfrutar. También se los puede ver en Fallout4, en el centro del lugar más hostil de todo el yermo, sin dar más detalles.
Defienden la capacidad del átomo de generar vida y de contener un universo dentro de sí. Por ello ven milagroso todo lo que tenga que ver con átomos o con lo nuclear, e incluso parecen totalmente inmunes a la radiación, lo que le da aún más misticismo a su culto. En el propio juego, donar dinero a esta organización se recompensa aumentando el karma, un hecho que aún a día de hoy protagoniza un debate entre jugadores.
El Culto de Andraste en Dragon Age
La saga 'Dragon Age' de BioWare, cuenta con una religión monoteísta llamada El Culto de Andraste. Sus seguidores adoran a la diosa Andraste, una figura mártir que sacrificó su vida para liberar a la humanidad de la tiranía de los dioses antiguos. Una figura muy similar a Jesucristo en el cristianismo, unas similitudes que no son casuales, según detalló Mike Laidlaw, director creativo de Dragon Age Inquisition, en Complex. Incluso es la religión dominante en Thedas, en el juego.
Esta religión cuenta con una jerarquía eclesiástica, la Capilla, que ejerce una gran influencia en la política del continente de Thedas. A lo largo de la saga, el protagonista interactúa con creyentes, herejes y apóstatas, lo que les permite explorar las diversas facetas de la fe en este mundo de fantasía. De hecho, esta no es la única religión que aparece en el juego. El ensayo Lo que la serie Dragon Age puede enseñarnos sobre religión analiza cada una de ellas junto a su equivalente correspondiente en el mundo real. Por ejemplo, los elfos politeístas son como los grecorromanos.
Los Nueve Divinos en The Elder Scrolls
La serie The Elder Scrolls de Bethesda Softworks, presenta un panteón de dioses conocido como Los Nueve Divinos, la religión más importante de Tamriel, compuesto de ocho Aedras y el fundador del Imperio Septim, Tiber Septim (Talos). Estos dioses a menudo desempeñan un papel activo en la historia, otorgando a los jugadores misiones secundarias y distintos poderes. Además, la presencia de estos dioses se siente en todo el mundo del juego, con templos y santuarios en cada ciudad y aldea.
La serie también aborda el tema de la herejía, como en The Elder Scrolls IV: Oblivion, donde el culto del Amanecer Mítico, una secta daédrica que intenta destruir el mundo en nombre de su dios Daedra, Mehrunes Dagon. En el juego hay muchos más dioses daédricos, representando cada uno una virtud o un defecto. En The Elder Scrolls V: Skyrim, exploran también el concepto de una guerra civil, motivada por la prohibición del culto a una deidad regional, Talos, con el conflicto de Capas de la Tormenta y el Imperio.
Los Iluminados en Resident Evil 4
Surgidos es una región montañosa de la España vaciada, esta secta religiosa neopagana está asentada en Valdelobos, zona ficticia en Resident Evil 4. Aunque surgió a principios de milenio, se ven a sí mismos como una continuación de una religión primigenia de la región. Son conocidos por su adoración a Las Plagas, una especie de artrópodo parásito que te otorga habilidades sobrehumanas y controla tu mente. Sufrieron una persecución cuando se intentó imponer el catolicismo en la zona y sus seguidores fueron masacrados en una cruzada llevada a cabo por Gregorio Salazar, un noble fanático.
Aunque los miembros supervivientes de la religión emigraron a una isla cercana y permanecieron ahí durante siglos. Entre ellos había un hombre llamado Adam Saddler, cuyo descendiente, Osmund Saddler reviviría este culto. Cuando Leon S. Kennedy llega a la zona, los aldeanos han sido inoculados con los parásitos y funcionan como una siniestra mente colmena y personajes como Ramón Salazar, descendiente Gregorio Salazar, se han convertido a esta fe. Como As Bestas, pero peor.
La Orden en Silent Hill
La Orden es un culto religioso del día del juicio final que reside principalmente en la localidad de Silent Hill. Este culto nativo, que adora de manera sincrética a un panteón de deidades, afirman ser la única fe verdadera. Este culto está fuertemente arraigado a la narrativa y la historia del juego, siendo actor principal y desencadenante desde el primer Silent Hill en adelante.
La Orden es responsable de los eventos que desencadenaron los poderes de Alessa Gillespie, que intentaron controlar. El mismo Valtiel, una figura icónica de juicio y castigo en la mitología de La Orden, aparece para seguir y proteger a Heather Mason. Sus miembros extremistas pueden llegar a asesinar, secuestrar, torturar y ocasionar otros actos violentos para cumplir con sus objetivos.
Adoran las entidades del Otro Mundo dentro de este universo ficticio y su cosmología tiene una gran variedad de ángeles y santos, pero también rituales ocultos que pueden resultar extremadamente destructivos. La meta principal de La Orden es dar inicio al apocalipsis, para que los fieles asciendan al Paraíso, siendo así que algunos tratan de desencadenarlo, mientras otros se preparan para el mismo.
Esta gran religión se divide a su vez en varias sectas, Secta de la Mujer Sagrada, Secta de la Madre Sagrada, Secta de Valtiel y Cisma de la ciudad de Shepherd's Glen, que aparece en Silent Hill: Homecoming. Algunos de los monstruos del juego están relacionados con este culto, como Pyramid Head, un lore añadido por novelas, películas y el propio Silent Hill: Homecoming, en donde trasciende de personificación de deseos y frustraciones del protagonista, a protector y sirviente de Valtiel.
La fe en Yevon en Final Fantasy X
En Final Fantasy X de Square Enix, el mundo de Spira se ve atrapado en un ciclo de destrucción causado por un monstruo gigantesco llamado Sinh. En este mundo ficticio, la gente sigue las enseñanzas de Yevon, una estricta religión fundada por Yu Yevon, un Invocador que vivió en Zanarkand, una ciudad de Spira, cien años antes de los hechos principales del juego. Esta religión tiene su propia institución y jerarquía, además de organizaciones militares vinculadas.
Los Eternos en World of Warcraft
El popular MMORPG World of Warcraft de Blizzard Entertainment, ha presentado a lo largo de sus expansiones diversas religiones y creencias. En concreto, los eternos son seres inmortales de Azeroth, mundo donde se basa la mayoría de la trama de World of Warcraft. Los Eternos eran conductos para varias religiones, incluyendo los titanes, la única deidad de Azeroth: Elune y otros ancestros como Cenarius, Ursoc y Ursol, Malorne, Agamaggan, Aviana, Reina Azshara y Lord Xavius, el vudú oscuro dios Loa, señores elementales y antiguos dioses.
El denominativo de Eterno es el término que se utiliza para muchos de los dioses, diosas, semidioses, deidades, divinidades y otros seres reverenciados que aparecen en el juego. Dando lugar a diferentes cultos como la Iglesia de la Luz Sagrada, el Culto a Elune, los seguidores de los Dioses Antiguos o el Culto de la Sombra Olvidada.
La Orden de la Espada en Devil May Cry 4
En Devil May Cry 4 de Capcom, la Orden de la Espada es una organización religiosa que adora a Sparda, un demonio que se rebeló contra su propia especie para proteger a la humanidad. Esta religión utiliza su influencia, tecnología y poder para desarrollar armas humanas (como espadas) y explorar el campo mágico, creando, entre muchas cosas, demonios artificiales.
El Culto de Kefka en Final Fantasy VI
El clásico Final Fantasy VI presenta un antagonista icónico, Kefka Palazzo, quien en su ascenso al poder adquiere habilidades divinas y se autoproclama dios. Sus seguidores, conocidos como el Culto de Kefka, lo veneran a pesar de su naturaleza malvada y destructiva. La trama del juego muestra cómo este culto y su líder desequilibrado sumen al mundo en el caos y la desesperanza. Siendo así una reflexión sobre los peligros de la ceguera de la fe fanática y el peligro de concentrar todo el poder en un solo lugar.
La Uniología de Dead Space
Una de las religiones más perturbadoras de los videojuegos se encuentra en Dead Space. Al igual que los cenobitas de Hellraiser, esta religión busca la metamorfosis o transformación y el renacimiento de la carne de forma completamente literal, aunque las implicaciones de este último punto no sean conocidas por todos los creyentes.
Detrás de esta religión se esconden perturbadores planes que incluyen a los necromorfos, los enemigos que aparecen en los juegos de la saga Dead Space. Para la Uniología, la muerte es un paso más físico que espiritual, representando así los necromorfos la resurrección y la vida eterna.
La religión en Bioshock
La religión en la saga Bioshock pasa por distintas fases. En las primeras entregas, Bioshock y Bioshock 2, la sociedad artificial creada en Rapture huye precisamente de dogmas, ni dioses ni reyes, creyendo que así encontrará el libre albedrío real del ser humano y con él, el desarrollo científico dejará de tener las barreras de la ética y la moral que piensan que le ralentiza. De esta forma, pretenden crear una utopía perfecta basada en la Ciencia.
Lo que se encuentra el jugador es un Rapture corrompido por el sin fin de experimentos poco éticos realizados sin control por esta élite científica. La finalidad de los mismos es mejorar al ser humano para alcanzar su máximo potencial, contando por el camino con distintas habilidades. La cara fea de la moneda es que para mantener estas modificaciones dependen del compuesto ADAM (sin entrar de donde sale el mismo).
El resultado es una ciudad en ruinas llena de adictos a esta sustancia, gobernados por un dictador. De esta forma, la ciudad que pretendía no caer en los errores del fanatismo sin razón de las religiones más extremistas, termina corrompida por la avaricia de poder del hombre.
La última entrega, Bioshock Infinite, que cronológicamente sería la primera, sí explora el fanatismo religioso como tal, con un gobernante que es a su vez figura religiosa de un culto, que incluye todo tipo de rituales similares a los del cristianismo, como el bautismo. De hecho, el equipo de Irrational Games, junto a Ken Levine, tuvieron especial cuidado con estos simbolismos en el juego, cortando y modificando ciertas partes. "Tuve ciertas conversaciones muy interesantes. Uno de los personajes del juego sufrió muchas alteraciones, tras ciertas charlas que tuve con gente del equipo que provenía de un entorno muy religioso y pude entender que algo en concreto les había hecho enfadar", explicó el propio Levine en la Revista PlayStation.
En la última entrega, la religión parte del excepcionalismo estadounidense de principios del siglo XX, que es la creencia de que Estados Unidos es distintivo, único o ejemplar en comparación con otras naciones. Incluye también el extremismo religioso y la lucha de clases (motivada por el racismo). Explorando así el primer experimento de utopía (que sale mal), basándose aún en religiones existentes, lo que motiva que, para el siguiente experimento, se prescinda de todo ello. Aunque cae en el mismo error, concentrar todo el poder en una sola persona que impone sus creencias (aunque sean científicas).
Horizon Zero Dawn y Horizon Forbidden West
Es curioso que esta saga de Guerrilla Games haya sido interpretada muchas veces como antirreligiosa, teniendo en cuenta que en su universo cuenta con distintas tribus que conviven, a veces de forma pacífica, a veces no. En Horizon Zero Dawn y Horizon Forbidden West están la tribu de los Nora, a la que pertenece la protagonista, Aloy, que considera que la tierra es sagrada y creen en la Madre creadora. Incluso algunas localizaciones reciben nombres en referencia a esta deidad como Corazón de Madre y Ojos de Madre.
También están los Carja, gobernados por el Rey-Sol, que están más avanzados económica y tecnológicamente que el resto de tribus. De estos parte un subculto, los Carja Sombríos, antiguos partidarios de la tribu Carja liderada por el rey Jiran, fanáticos obsesionados con la tecnología antigua. También aparecen otros cultos como la tribu Oseram, que son herreros; Banuk, nómadas que viven en zonas de clima complicado y montañoso; y los Utaru, un grupo pacífico que vive de la agricultura; los Tenakth, combativos y violentos que están formados por tres clanes; y los rebeldes de Regalla, que cuentan con la capacidad de dominar a las máquinas.
Otros juegos como Dark Souls, Elden Ring o Bloodborne cuentan con sus propios cultos y religiones. De hecho, la trama de este último gira en torno al culto a la sangre y a unos seres divinos llamados Los Grandes. Lo particular de estas sagas es que el lore se va descubriendo durante el juego a pequeñas pinceladas que incluso se descubren en descripciones de objetos. Una dinámica original, ya que en los ejemplos que hemos mencionado, el jugador encuentra notas, documentos, audios y todo tipo de material que van explicando la trama y poniéndo en antecedentes.
Otros juegos como Baten Kaitos, Mass Effect, Halo, Tomb Raider, Grand Theft Auto V, Outlast II, Assasin’s Creed, The Legend of Zelda, Shin Megami Tensei, Black & White (donde el propio jugador es Dios), Age of Mythology, Command & Conquer, Prince of Persia, Xenosaga, Journey, incluso Monkey Island han explorado aquello de diseñar su propia religión y explorar cómo moldea y se relaciona con el mundo y los personajes en la ficción. Manteniendo, en muchas ocasiones, una relación orgánica con el avance de la trama que hace el propio jugador.