Hace apenas unos días, Take-Two ha confirmado en la presentación de sus resultados financieros que ha cancelado el proyecto en el que trabajaba Hangar 13, creadores de Mafia III, tras más de cuatro años –posiblemente rozando los cinco– en desarrollo. La noticia coincide, curiosamente, con las declaraciones de Square Enix en las que reconoce que el modelo de juego como servicio no fue el adecuado para Marvel's Avengers, y menos a manos de un estudio sin experiencia en este mercado, como Crystal Dynamics. Al parecer, perseguir el juego como servicio ha sido la muerte también del juego que hoy nos ocupa. Pero vayamos por parte.
El breve periplo de Mafia IV
Tras terminar Mafia III, a finales de 2016, Hangar 13 comenzó a trabajar en su siguiente proyecto. Parte del equipo comenzó a trabajar en su contenido descargable, mientras que otra parte comenzó a trabajar en la secuela. Mafia IV iba a transcurrir en Las Vegas en la década de los 70. La idea era recrear, en forma de videojuego, la visión que Martin Scorsese nos daba de esa vida de lujo de las mafias en su película Casino. Así, además de los elementos lógicos y comunes a la saga, como la acción, el mundo abierto, los tiroteos... también tendríamos un componente adicional de gestión, en el que nos labraríamos un nombre, llegando a controlar nuestro propio casino y hacer que nuestro nombre estuviese en todas las luces de neón de la ciudad.
Los primeros compases de proyecto avanzaron bien, pero no por demasiado tiempo. Take-Two y 2K le ofrecieron a Hangar 13 continuar con Mafia IV o crear una nueva propiedad intelectual. Esta es una oportunidad que pocas veces se les da a los estudios, y, obviamente, fue la elegida. Así comenzó el desarrollo de Rhapsody.
Rhapsody y el cambio de directiva
Ya os hablamos de Moscow Rhapsody, el juego cancelado que los creadores originales de Mafia sacrificaron en favor de esta saga. Es, cuando menos, curioso que Hangar 13 utilizase el mismo nombre, pero aparte de eso Rhapsody no compartía ninguna similitud. Iba a ser una aventura de acción de mundo abierto ambientada en la Berlín de los años 80, en la que controlaríamos a un prisionero judío nacido en Rusia cuyos padres habían sido asesinados en un campo de concentración soviético. Como curiosidad, más abajo podéis ver el mapa en desarrollo, oculto en los archivos de Mafia III
Por supuesto, el gobierno estadounidense nos rescataría, pero nos haría devolverles el favor convirtiéndonos en un espía de una organización llamada Rhapsody. Nuestro protagonista se enfrentaría constantemente al debate moral de hacer lo que le beneficiaba para conseguir su venganza y lo que beneficiaba al resto. Para ayudarnos fuese la decisión que tomásemos, contaríamos con todo tipo de dispositivos para infiltrarnos y espiar, coche incluido. La habilidad más original era un modo detective que se activaba con la música, ya que los padres de nuestro protagonista le compraron un piano cuando era pequeño, creando este vínculo.
Según cuenta Kotaku , fuente de esta información, incluso tras la cancelación del juego los que hablaron sobre el mismo todavía se ilusionan con el proyecto que tuvieron entre manos, pero en 2017, Christoph Hartmann, presidente de 2K, abandonó la compañía, lo que acarreó diferentes cambios en la directiva de Hangar 13, y, consecuentemente, cambios en el juego.
El nuevo Rhapsody
La nueva directiva de Hangar 13 decició que la idea de la música era la clave, y que el juego debería girar en torno a ella. Ahora, Rhapsody era un juego de acción musical, y posiblemente ambientado en San Francisco. Oh, y en lugar de un espía, ahora seríamos un superhéroe... con la capacidad de convertir la música en «realidad». Nuestro superpoder era usar la música como arma, usando la inspiración que las diferentes canciones nos daban para generar un efecto u otro. Esto suena raro pero, básicamente, quería decir que si sonaba The Eye of the Tiger, con una serie de pulsaciones al ritmo de la música podíamos invocar a un tigre para que nos ayudara a pelear.
Parece que multitud de ideas se contemplaron para ejecutar esta idea, llegando a poder combinar diferentes riffs y fragmentos de canciones para crear nuevas habilidades. Además, el rango musical iba a cubrir todos los géneros, desde Metallica a Miley Cyrus. El problema es que, según comentaba uno de los desarrolladores. Tras un año trabajando en esta nueva versión aún seguían sin saber qué juego estaban haciendo. A finales de 2017, la idea de la música quedaba descartada, no sólo porque el camino no estaba claro, sino por los costes enormes derivados de licenciar la música.
Voltron y el multijugador
Estamos ya en 2018. Rhapsody es ahora un juego de superhéroes normal y corriente y el equipo está estudiando integrar un modo cooperativo. En febrero de este año, comienzan los despidos, mientras que la empresa ofrece a los desarrolladores irse a trabajar al Reino Unido o a la República Checa, donde tienen otros dos estudios, para paliar los costes de mantener el equipo en California, donde el coste de vida es muchísimo más alto.
Tras experimentar con una aventura tradicional cooperativa, Hangar 13 decidió darle otra vuelta más al concepto. Desde entonces, Rhapsody se convirtió en un juego completamente diferente, llamado Voltron o Volt, donde tres jugadores deberían cooperar a través de internet con sus diferentes superhéroes, cada uno con sus clases -tanque, apoyo, médico...- para combatir contra enemigos controlados por la inteligencia artificial. La principal novedad de este título es que los rivales podían combinarse para crear monstruos más fuertes, algo que sobre el papel, y sin verlo en acción, no suena demasiado espectacular.
De acuerdo con una filtración de este mismo año, Volt era una mezcla de Saints Row (imaginamos que las últimas entregas, más locas, a lo Agents of Mayhem), aunque con una ambientación más oscura inspirada por el universo de H. P. Lovecraft y, en especial, Cthulhu. Según parece, hace apenas unos meses todavía estaba bastante verde, algo que habría facilitado la cancelación.
Hay rumores que dicen que el paso al multijugador fue para acercarse a la golosa moda de los juegos como servicio, que ayuda a monetizar los juegos durante más tiempo en una época en la que los desarrollos cada vez son más costosos. Está claro que la cosa no ha salido demasiado bien, y Take-Two y 2K han decidido detener el desarrollo después de invertir más de 53 millones de dólares en él. Según informa Kotaku, el pasado jueves el estudio se reunió de manera interna para discutir el futuro del mismo, y queda por ver si la empresa matriz decide mantener el apoyo económico tras una cancelación que ha afectado a más de 200 empleados.
