Muchas veces es interesante pararnos un segundo a preguntarnos qué habría pasado si algo minúsculo hubiese cambiado en la industria. Rare, desde que se llamaba Rareware, ha sido conocida por sus juegos y sus sagas. Desde Banjo-Kazooie a Kameo, pasando por Killer Instinct, Donkey Kong Country, Conker, Battletoads o Perfect Dark. Era un estudio que prácticamente eran capaces de hacer cualquier género y de hacerlo bien. Pero ¿y si se hubiesen dedicado a hacer hardware? ¿A hacer su propia consola? Pues resulta que esta idea no es tan disparatada.
Una Rare diferente
Chris and Tim Stamper fundaron Rare en 1985. Como desarrolladores para máquinas recreativas, estaban bastante familiarizados con multitud de hardwares, e incluso con hardware personalizado para adaptarse a las necesidades de sus proyectos. Con Rare, comenzaron a centrarse el ocio doméstico, con el ZX Spectrum convirtiéndose en su plataforma favorita. No tardarían, eso sí, en ver el atractivo de Famicom (que se convertiría en NESs fuera de Japón), y convertirla en su prioridad para el desarrollo. Como se suele decir, el resto es historia, convirtiéndose en un estudio inevitablemente ligado a Nintendo.
A finales de los años 80 el mercado de las consolas portátiles estaba todavía dando sus primeros pasos. Merlin, lanzada en 1978, fue la primera consola portátil que tuvo bastante éxito, vendiendo más de cinco millones de unidades, aunque la primera consola portátil como hoy las conocemos, con cartuchos intercambiables, fue la Milton Bradley Microvision, lanzada un año después. Obviamente, las Game & Watch de Nintendo gozaron de notable popularidad en los 80, y varias compañías intentaron hacerse un hueco en el mercado. Entre las que lo intentaron están Atari, Sega, Nintendo, NEC y... Rare.
En 1989, Rare fabricó un prototipo de una consola portátil que, a efectos prácticos, era la placa de una máquina recreativa reducida con una pantalla. Rare había utilizado la placa Razz, una placa personalizada que ya habían usado en varios de sus juegos de recreativa. Junto esta, dos placas de prueba y una pantalla LCD a color completaban esta portátil que, una vez cerrada, nadie volvió a abrirla por miedo a que se rompiesen los cables que conectaban todo. La llamaron The Playboy.
La Playboy, ¿adelantada a su tiempo?
El prototipo de The Playboy era perfectamente funcional. Paul Machacek, veterano desarrollador de Rare –y fuente de esta historia–, desarrolló diferentes demos para mostrar las posibilidades del dispositivo, y «en comparación con NES, los gráficos eran bonitos». Estos gráficos, además, se mostraban en una pantalla a color de 3 o 4 pulgadas (como referencia, la de Game Gear era de 1,15 pulgadas) que habían cogido de un televisor portátil que Tim había traído de un viaje a Japón.
Con un prototipo funcional, el siguiente paso lógico era buscar financiación para convertir el prototipo en un producto, y Tim Stamper se lo llevó al Consumer Electronics Show de 1989 para presentárselo a las diferentes empresas allí presentes. No sabemos cómo fueron las conversaciones, pero al parecer, el cofundador de Rare volvió bastante decepcionado, explicando que Nintendo acababa de mostrar su «maquinita portátil». Cabe imaginar que la compañía japonesa robó todas las miradas con su Game Boy. Hay que tener en cuenta que esto era en una época previa a Internet, por lo que nadie sabía exactamente qué iba a presentar la competencia, y todas las reuniones se organizaban a través de fax e incómodas llamadas internacionales.
The Playboy, cuyo parecido nominal con Game Boy es completa casualidad, se enfrentaría a otros problemas de cara a la producción, más allá de la competencia. Por ejemplo, el hecho de ser una recreativa con una pantalla a color de un tamaño más que respetable, hacía que se bebiese las seis pilas que utilizaba. Nos imaginamos, además, que el coste de fabricarla no sería barato, algo que quizás echó para atrás a potenciales inversores. En palabras de Paul, había «muchas razones» por las que no se hizo una realidad, pero no deja de ser interesante pensar qué podría haber sido de Rare si hubiese entrado en la fabricación de consolas y software.
Como curiosidad, la portátil había estado expuesta en el comedor de Rare, aunque estamos casi seguros de que cuando visitamos las oficinas hace ya algunos años, para la presentación de Sea of Thieves, ya no estaba a la vista, ya que precisamente nos fijamos en lo que había expuesto, incluyendo diferentes prototipos de Kinect, y no vimos nada «misterioso». Aun así, sabemos que Rare tiene guardada The Playboy en sus oficinas y que hay fotos, así que sólo queda esperar a que salga alguna foto a la luz.