Anunciado en el pasado E3, Ori and the Blind Forest es uno de esos juegos que entra por los ojos desde el primer vistazo y que no se olvida fácilmente. Con un estilo visual que recuerda a los excelentes resultados vistos con el motor gráfico UbiArt Framework en Rayman Origins y Rayman Legends, este juego de plataformas está siendo desarrollado por Moon Studios, una colaboración entre diseñadores y programadores repartidos por todo el mundo, desde Austria hasta Australia, pasando por Israel y Estados Unidos.
Inspirado jugablemente en los clásicos plataformas de las consolas de 16 bits, en sagas tan importantes como Rayman y Metroid, y con una historia con un tono parecido al de El rey león o El gigante de hierro, de apariencia infantil pero en el fondo adulta, Ori and the Blind Forest es un plataformas en 2D con una estructura a lo metroidvania, ya que a lo largo de la aventura vamos consiguiendo habilidades que nos abren nuevos caminos.
Nosotros controlamos a Ori, un espíritu guardián que cayó hace mucho tiempo en un bosque, donde fue adoptado por una criatura corpulenta y de aspecto bonachón que le trata como un hijo. La aventura arranca cuando una criatura maléfica llamada Kuro secuestra a la madre adoptiva de Ori, obligando a este a explorar el bosque en su búsqueda. Al principio Ori es una criatura muy débil, sin apenas poderes, que poco a poco tendrá que ir ganando nuevos movimientos y mejorándolos, en un árbol de habilidades.
Si la demo que probamos en el E3 era el inicio del juego, esta demostración de la gamescom transcurría unas 3 horas avanzados en la aventura, teniendo Ori ya muchas de sus habilidades. Doble salto, un par de ataques físicos, correr por las paredes y deslizarse por estas y lo más interesante, la habilidad Bash que obteníamos nada más comenzar la demo, y que nos permite realizar un movimiento muy interesante, que añade una gran capa de profundidad a la jugabilidad.
Pulsando un botón podemos engancharnos a unas esferas de energía flotantes, y mientras los mantenemos pulsado, con el stick podemos indicar hacia dónde queremos salir propulsados, indicado por una flecha para mayor facilidad. Basta soltar el botón para que Ori salga disparo en la dirección indicada, y esto nos permite llegar a lugares elevados que de otra manera sería imposible. Pero lo más interesante es que también podemos engancharnos a los proyectiles o disparos enemigos, lo que da pie a situaciones muy interesantes.
Cuando nos lanzan una bola de energía si nos enganchamos esta se detiene en mitad de su trayectoria, y cuando salimos propulsados, esta sale disparada en la dirección contraria en la que nosotros lo hacemos, lo que se puede utilizar para atacar los enemigos o romper estructuras de los escenarios. La fase empezaba de modo sencillo, para que nos habituáramos a esta nueva habilidad, pero pronto se complicaba, por ejemplo con unos portales que nos teletransportan. Para seguir avanzando había que coger un proyectil, tirarlo hacia un portal, y que apareciera en otro lugar del escenario, para romper una estructura, o para engancharnos a él, propulsarnos y seguir subiendo.
Un característica muy original de Ori and the Blind Forest es que tenemos unas esferas limitadas que podemos usar para establecer nosotros puntos de control. Al comienzo de cada fase o sección como es habitual el juego guarda y establece un punto de control, pero entre medias, somos nosotros los que tenemos que ir colocándolos donde queramos. Esto añade un punto estratégico y da la responsabilidad al jugar de cuánto quiera jugársela y hasta dónde se atreve a avanzar sin poner un punto de control, lo que nos ha parecido bastante original, en un juego que por otra parte no innova demasiado dentro del género, ni falta que le hace.
El juego combina a la perfección puro plataformeo con puzles bien integrados, de manera muy natural, y que están relacionados con las habilidades que vamos obteniendo. No pudimos ver su estructura metroidvaniesca, pero todos los escenarios estarán conectados y con la mejora de las habilidades además de poder acceder a nuevas zonas podremos volver a las que ya habíamos recorrido para recoger todo tipo de coleccionables. La aventura durará unas 10 horas, y la dificultad, si sigue la línea de esta demo, parece estar bien medida: no es un paseo por el campo, pero tampoco quiere ser un juego excesivamente difícil.
Lo mejor que podemos decir es que el control responde a la perfección, algo de lo que se dará cuenta rápidamente cualquier veterano de los juegos de plataformas, esa sutil diferencia que separa a los juegos buenos y notables de los sobresalientes. Pronto estamos corriendo por las paredes, encadenando saltos de todo tipo, el control es intuitivo, y responde a la perfección. Esto junto a unas excelentes animaciones, hacen que jugar sea una delicia. Y todo esto acompañado de un apartado gráfico y sonoro precioso, en directo mejor de lo que podéis apreciar por pantallas y vídeos a través de internet.
A 1080p de resolución y 60 imágenes por segundo, sus escenarios dibujados a mano con varias capas de profundidad son muy bonitos, y al final de la demostración, en una fase en la que teníamos que ascender rápidamente acosados por el agua, nos dejó boquiabiertos lo logrado que estaba este efecto, mejor incluso de lo que hemos podido ver anteriormente con el UbiArt Framework recreando fluidos.
Un imprescindible para los amantes de los plataformas
Ori and the Blind Forest no es solo un juego bonito, también tiene un control impecable, una jugabilidad con muchas posibilidades, y nos parece sin duda uno de los juegos independientes más interesantes de los próximos meses. Han salido muchos plataformas en 2D en los últimos años, pero pocos tan cuidados como este, en todos sus apartados, y parece que no va a defraudar a los amantes del género. Se lanzará a finales de año en Xbox One y PC, y ya en 2015 llegará también a Xbox 360.