Héroes y villanos
Uno de los tópicos más recurrentes en el mundo de los videojuegos –seguramente el que más- ha sido siempre el encarnar a un valiente héroe, o heroína, que tenía la vital misión de salvar al mundo (o a veces incluso la galaxia o universo). Vamos, lo que se conoce normalmente como el "bueno" de la historia. Y es que ¿quién no se ha metido más de una vez en la piel de un joven e inexperto piloto de una nave espacial que tenía enfrente todo un malvado imperio alienígena? ¿O en el papel de un desconocido héroe de un mundo fantástico-medieval que tiene que recuperar un amuleto mágico en garras de una demoníaca criatura? Finalmente, ¿qué decir del clásico príncipe que tiene que rescatar a la princesa de turno? Aunque últimamente, la moda más bien parece ir por meternos en el rol de marines-futuristas hipertrofiados en vibrantes juegos de acción en primera persona.

Afortunadamente, el mundillo lúdico lleva ya unas cuantas décadas a sus espaldas como para ofrecer una variedad y originalidad lo suficientemente amplia y no caer siempre en los manidos ejemplos que acabamos de describir. Así alguna que otra vez surgen curiosos y originales títulos que abogan justamente por irnos al otro bando, es decir, el de los "malos"… por aquello de equilibrar la balanza, aunque sea un poco. No es que haya decenas de ejemplos para poner, pero podríamos citar a Wario, el reverso o anti-tesis del famoso fontanero italiano, surgido en el año 1992 como enemigo en la segunda aventura "portátil" de Mario (Super Mario Land 2: Six Golden Coins). Su popularidad creció tanto desde entonces, que ya forma parte indiscutible del plantel actual de estrellas del universo Nintendo, protagonizando numerosos juegos como los WarioWare.
Ya acercándonos bastante más al juego que nos ocupa, tendríamos la saga Dungeon Keeper (Bullfrog, 1997) que contó con dos entregas aparecidas en compatibles PC y en donde directamente éramos el malo sin contemplaciones. En este caso, el temible guardián de una mazmorra que debíamos defender del ataque de los "pesados" héroes, pudiendo construir trampas y teniendo a fieles esbirros a nuestro servicio. Todo un clásico atemporal de la estrategia que vino de la mano del inefable Peter Molyneux y del que más de uno aún anhela su tercera parte que nunca llegó a salir.

Desde entonces prácticamente no hemos tenido la ocasión de encarnar a un "señor del mal" de forma tan clara, hasta la llegada de Overlord, título de Codemasters aparecido durante el verano de 2007 en Xbox 360-PC, y posteriormente en PS3, que combinaba elementos de rol, estrategia y acción… una especie de mezcla entre Pikmin y el mencionado Dungeon Keeper que si bien cosechó notas decentes –aunque tampoco sobresalientes- y tuvo un moderado éxito, ha sido más que suficiente para desarrollar la secuela que nos ocupa. Y no sólo eso, ya que también están en preparación una precuela para Wii denominada Overlord: Dark Legend (en la que encarnaremos al anterior overlord) y Overlord: Minions para DS, con un planteamiento totalmente distinto y donde los esbirros minions serán los verdaderos protagonistas del juego. Todos ellos deberían salir aproximadamente a comienzos del verano que viene.