Análisis de Overlord II (Xbox 360, PS3, PC)
Durante una helada noche en los alrededores de Glacialia un pequeño hechicero, conocido como "niño brujo", está listo para forjar su destino y el de los habitantes de esta región. Los esbirros, esa suerte de criaturas demoníacas a la par que tremendamente cómicas, andan perdidas en busca de un nuevo señor del mal que las guíe y este misterioso joven parece ser el candidato perfecto. Será nuestra la tarea de convencerles de ello y no lo lograremos de otro modo más que haciendo el mal.
Así de primeras, mediante este divertido tutorial, dará inicio Overlord II, la secuela del notable juego de acción, estrategia y rol desarrollado por Triumph Studios que ahora, dos años después de nacer como una de las licencias originales más importantes de Codemasters, regresa con interesantes novedades a nivel jugable y nuevas e hilarantes situaciones cómicas que nos harán vivir momentos realmente desternillantes. ¿Merece entonces la pena su compra para los que disfrutaron del original? Lo veremos a continuación. Pero sí anticipamos que de cara a los usuarios que no jugaron a Overlord, sin duda ésta es la forma perfecta de dar el salto a este universo de fantasía, sin ninguna duda.
A por el Imperio Glorioso
La historia de Overlord 2 nos sitúa varios años después de los sucesos acaecidos en el título original, con el señor del mal al que encarnamos en el mismo desaparecido en combate. Frente a esta situación, será un joven y misterioso hechicero el que tome las riendas de una legión de esbirros que, para su desgracia, ha visto disminuido su poder hasta tal extremo que los distintos tipos de minions, que es como se les conocen, han abandonado el averno en busca de nuevos hogares. Una de nuestras primeras tareas, una vez nos hayamos convertido en el lord oscuro, será precisamente la de localizar a las distintas especies de esbirros desaparecidas, aunque no será nuestra única preocupación.
Si el primer título de esta serie apostó por una ambientación de corte fantástica centrada en las historias de grandes caballeros y doncellas en apuros, esta secuela nos sitúa en un mundo en el que los seres mágicos se han convertido en el objetivo de las brutales huestes del Imperio Glorioso -una parodia del clásico Imperio Romano-. No en vano, el emperador Solarius considera que todas estas criaturas deben desaparecer, no sin antes pasar por el circo, donde serán abatidas para divertimento del público. Nosotros, pese a nuestra mala baba, seguimos siendo una criatura mágica, por lo que pronto nos convertiremos en el trofeo más preciado para las numerosas legiones del imperio glorioso.
Con este planteamiento argumental tan interesante da inicio esta nueva aventura de acción y estrategia con tintes del género rol que perfectamente podríamos definir como el Pikmin de los tipos malos. No en vano, en este título, como en el clásico de estrategia de Nintendo, nos encargaremos de controlar únicamente al señor del mal, el Overlord, mientras a éste le siguen de forma automática todos los esbirros seleccionados. En este sentido, como en el original, el sistema de control resulta de lo más intuitivo y eficaz, si bien es cierto, cuando el número de tropas a guiar es más elevado, en ocasiones el caos puede desatarse a nuestro alrededor. Pero como decimos, la sencillez en el control es una de las señas de identidad del juego. Y decimos esto porque pulsando un único botón lograremos que nuestras huestes se dirijan al lugar al que mira el Overlord, sirviéndonos esta misma acción para indicarles que ataquen a los objetos o enemigos del entorno.
En este punto hay que tener en cuenta que dependiendo de los enemigos con los que nos encontremos, y el tipo de esbirros con el que contemos, nuestras acciones deberán ser meditadas a conciencia ya que, aunque pueda parecer lo contrario dada la enorme acción con la que nos toparemos, no dejamos de estar frente a un juego de estrategia. Así, tendremos que combinar con cabeza a los cuatro tipos de esbirros que seguirán al Overlord, teniendo un grupo de éstos especializado en los combates cuerpo a cuerpo, los parduzcos; otros perfectos para atacar desde la distancia con fuego, los bermejos; un grupo especializado en la magia con la capacidad para devolver a la vida a nuestros esbirros caídos, los zarcos, y por último, un grupo de eficaces combatientes que se desenvolverán con gran soltura asesinando a sus rivales por la espalda, los viridios.
Cada una de estas criaturas contará con unos puntos fuertes y débiles que deberemos conocer para sacarles el máximo rendimiento durante la partida. Así, por ejemplo, una de nuestras principales obligaciones será la de proteger a los bermejos de los ataques físicos de los enemigos, puesto que ante éstos se muestran muy débiles. La estrategia a seguir no será otra más que enviar a los parduzcos al frente de batalla para que frenen en seco al enemigo, mientras los bermejos desde la retaguardia lanzan sus bolas de fuego. Si complicamos un poco más esta situación de combate, y hablamos de una lucha contra legiones romanas en formación defensiva, mientras dicha situación se desarrolla como hemos explicado, nosotros podemos rodear al contingente de batalla junto a los viridios para, una vez nos encontremos en la retaguardia, lanzarlos al ataque. Los zarcos, por supuesto, deberían andar cerca de la batalla para ir rescatando de la muerte a nuestros caídos, una labor para nada sencilla que requiere de una protección extra.
Hay que remarcar que en todo momento podemos seleccionar a todas nuestras huestes para que actúen en conjunto, o hacerlo de forma separada dependiendo del tipo de esbirro. Además, algunas de estas criaturas contarán con habilidades secundarias que activaremos guiándolas directamente, y no mediante órdenes del lord oscuro, con el stick derecho del mando o pulsando el botón derecho del ratón en compatibles. Y hay que tener muy en cuenta dicha opción no ya solo por las citadas habilidades secundarias de nuestras tropas sino, sobre todo, porque en más de una ocasión deberemos recurrir a esta opción para guiarlas por senderos peligrosos por los que el Overlord no puede caminar o, también, como método para esquivar las embestidas de algunos de los enemigos más grandes del juego. De lo contrario, en este último caso, nuestros esbirros pueden ser tristemente aplastados.
En cuanto a las citadas habilidades secundarias comprobaremos cómo los zarcos, por ejemplo, se tornan invisibles una vez son guiados de forma manual por nosotros mismos, algo idóneo para movernos tras las líneas enemigas para activar determinados interruptores que den acceso al resto del ejército al lugar de la batalla. Los viridios, por otro lado, también pueden camuflarse y pasar desapercibidos si los dejamos quietos en una posición, algo que en muchas ocasiones podremos usar para asaltar a los enemigos por la retaguardia una vez hayan pasado de largo. Para ello, deberemos usar a los líderes de grupo, que serán esbirros a los que indicaremos que se queden quietos en una posición junto a un número concreto de nimions (el que decidamos) bajo un estandarte. ¿Qué beneficios nos ofrece esta opción? El principal, el poder dejar a las tropas quietas sobre una posición que defenderán con uñas y dientes frente a las acometidas enemigas. Así, por ejemplo, podemos situar a los parduzcos por delante mientras, en una zona elevada, los bermejos lanzan sus bolas de fuego sin compasión. Una forma más de dar un poco de orden a un ejército que puede llegar a ser realmente numeroso.
Y es importante realizar este tipo de estrategias porque aunque nuestro Overlord sea un ser de lo más poderoso, nunca podrá vencer en solitario a los enemigos. Por supuesto, habrá enemigos a los que en cuestión de espadazos (o el arma que llevemos equipada en ese momento) los abatamos sin problemas, pero otros, los que estén en formación defensiva, por mucho que les golpeemos nunca sufrirán daños. En este tipo de situaciones tendremos varias opciones, siendo una de las más eficaces terminar con la vida del centurión, que con toda probabilidad se encontrará en la retaguardia lejos del peligro (en muchas ocasiones en zonas de difícil acceso). Este acto tendrá consecuencias tremendamente negativas para las legiones del imperio glorioso bajo su mando ya que a éstas, les consumirá el miedo de tal modo que, o bien puede romper la formación y comenzar a correr, lo que les convierte en el objetivo perfecto para todos nuestros esbirros –y nosotros mismos si queremos mancharnos las manos de sangre-, o simplemente serán muchísimo menos efectivas defendiéndose de los ataques, terminando por caer.
Por supuesto, los enemigos, sobre todo en el caso de los seres mágicos, que no mostrarán formaciones defensivas como las de la versión alternativa de las legiones romanas vista en el juego, podrán sorprendernos también con ataques especiales que pueden resultar letales para nuestras unidades. Hablamos por ejemplo de enemigos que podrán lanzar bombas incendiarias que frenarán y aniquilarán a todos nuestros esbirros con la salvedad, claro está, de los bermejos, que podrán atravesar estos obstáculos; o los explosivos venenosos, que del mismo modo pondrán fin cruelmente a la vida de nuestras tropas salvo a los viridios, que se moverán con soltura en entornos "cargados" de veneno. Estas mismas virtudes deberemos aprovecharlas para sortear una importante cantidad de obstáculos como barreras de fuego que únicamente podrán sofocar los bermejos, zonas anegadas por el agua que solamente podrán atravesar los zarcos, o entornos hasta arriba de veneno en los que sólo nuestros viridios podrán desenvolverse sin problemas.
Destaca en este punto lo bien desarrollada que está la trama del juego ya que, como indicábamos al inicio del artículo, nuestra aventura dará inicio con una legión de esbirros completamente mermada en la que únicamente encontraremos a los parduzcos. Progresivamente, iremos encontrando al resto de especies que se sumarán a nuestro ejército una vez hayamos trasladado sus colmenas al averno. En este sentido, serán muchos los objetos que podremos recoger en nuestras andanzas por el fantástico universo creado por Triumph Studios, siendo la mayoría objetos mágicos que nuestros esbirros transportarán a los portales para que viajen al citado averno (nuestro hogar). Gracias a estos objetos, que dependiendo de su tamaño requerirán de un mayor o menor número de esbirros, mejoraremos el nivel de salud y magia del Overlord, así como obtendremos catalizadores mágicos con los que mejorar nuestros conjuros, o herramientas de trabajo con las que elaborar un mejor equipamiento para el señor del malo.
Nuestro hogar, el Averno, será el punto de encuentro al que acudiremos tras nuestros saqueos y matanzas, pudiendo aquí visitar instancias como la forja, donde podremos adquirir nuevo equipamiento para el Overlord –mejorando así sus características físicas- y mejorar las infraestructuras del averno (conseguir que nuestros esbirros tengan mejores criaderos y crezcan más fuertes); nuestros aposentos, lugar en el que aparte de deleitarnos con la presencia de diversas bellezas podremos decorarlo a nuestro gusto –o el de nuestras acompañantes-, así como mejorar las habilidades mágicas del Overlord; el trono, que nos permitirá acceder a las distintas misiones del juego previa recepción de temerarios ciudadanos y, por último, el criadero, que adquiere más importancia que antes principalmente porque ahora, nuestros esbirros desarrollarán sus habilidades de combate como si de un juego de rol se tratara, por lo que cuanto más vivan y a más enemigos abatan, mayor será su poder y mejor el equipamiento. Hay que recordar que somos chicos malos, así que todas las armas y armaduras que los difuntos dejen a su paso perfectamente pueden serles de utilidad a nuestros esbirros, que no dudarán en equipárselas.
En caso de perder a algunos de estos esbirros, que tendrán además diversos títulos honoríficos en consonancia con las maldades que hayan realizado (el azote de los elfos, por ejemplo), podremos rescatar del inframundo a algunos de estos seres pagando, eso sí, con almas de otros esbirros. Cuanto más poderoso sea el difunto a rescatar, mayor coste tendrá esta acción, por lo que tendremos que pensar si nos conviene perder varias decenas de esbirros a cambio de uno más fuerte y mejor equipado. Aquí habría que resaltar que como en el original, a nuestros esbirros los obtendremos pagando con almas que habremos recogido previamente durante las batallas. Estas almas tendrán cuatro colores distintos que, como podéis imaginar, coincidirán con los colores de los esbirros. Por supuesto, las habrá más fáciles de encontrar que otras, ya que todo dependerá del tipo de enemigo al que venzamos: si son soldados especializados en el empleo de venenos, su alma será verde, mientras que si nos atacan con armas de fuego o desde la distancia, serán rojas.
No será un problema localizar todos estos tipos de almas, mejorándose así uno de los defectos del original. Eso sí, conforme avancemos en la aventura, notaremos como el número de almas a nuestra disposición se reduce drásticamente debido, principalmente, a la mayor frecuencia con la que morirán nuestros esbirros (también todo dependerá de nuestra pericia). Y llega aquí una de las novedades más interesantes del juego. Ahora, tendremos ocasión de conquistar las ciudades de los enemigos siguiendo la historia del juego (al final de una misión principal se nos preguntará si queremos o no comprar el cabildo). Realizada esta acción, cada vez que visitemos el lugar no solo veremos cómo nuestros esbirros se han armado en posiciones defensivas por toda la ciudad, sino también, recibiremos tributos que los aldeanos dejarán frente al portal principal hacia el Averno. Pero lo más interesante es que tras completar esta tarea, se nos ofrecerán dos opciones: aniquilar a todos los ciudadanos o esclavizarles.
Ambas opciones son válidas, aunque lógicamente la más malvada nos reportará grandes beneficios de inmediato, mientras que la opción de esclavizar –para algunos más malvada todavía- tendrá consecuencias más duraderas pero no inmediatas. ¿Qué significa esto? Que una vez hayamos lanzado el conjuro de posesión a los cien habitantes de la ciudad (este conjuro nos permite matar a las personas, pero si lo cortamos a tiempo las deja sin conciencia), éstos comenzarán a trabajar para nosotros extrayendo oro (aparte de los tributos, que aumentan, tenemos otra fuente de ingresos), recogiendo almas, o fabricando armas. Así pues, antes de embarcarnos en una gran batalla podemos ir a alguna de estas ciudades para reabastecernos de una forma increíble, facilitando así mucho la tarea de crear un ejército en condiciones.
Otra de las novedades más interesantes radica en la posibilidad de que nuestros esbirros usen monturas para mejorar su eficacia de combate. Así, tanto los parduzcos, como los bermejos y los viridios tendrán ocasión de combatir a lomos de seres como lobos, salamandras y arañas respectivamente. ¿Qué ventajas ofrecen las monturas? En el caso de los lobos, permitirán a los parduzcos atacar con mayor virulencia pudiendo así romper las defensas enemigas. Los bermejos, por otro lado, podrán girar y girar alrededor de los enemigos (aquí hay que usar el control directo de las tropas) mientras las salamandras lanzan devastadoras llamaradas, amén de poder usar algunas cuestas, para el resto inaccesibles, que les permitirán llegar a zonas desde las que apoyar al resto de nuestro ejército. Los viridios, de forma similar a los bermejos, podrán usar las arañas para trepar por telas de araña y así ayudar al resto del equipo, amén de poder atrapar en sus redes a los enemigos para que el resto de esbirros les golpeen sin preocuparse de recibir daños.
Gracias a estas monturas, la variedad de situaciones en las que nos veremos envueltos será mayor que en el título original, ya que en muchos casos, se han diseñado diversos puzles que requerirán de un uso intensivo de estas monturas. También, habrá momentos en los que podremos trasladar la conciencia del Overlord al cuerpo de un esbirro para que éste, junto a un reducido grupo de compañeros, se adentre en zonas que el señor del mal no puede alcanzar. Estas misiones se irán complicando progresivamente pasando de usar esta habilidad para matar a un par de enemigos y activar un simple interruptor, a tener que infiltrarnos en una fortaleza enemiga repleta de enemigos. Como decimos, este tipo de situaciones dotan al juego de una mayor variedad, lo que se agradece muchísimo a la larga.
También ayudan mucho las grandes batallas en las que nos veremos envueltos, en las que incluso podremos hacer uso de máquinas de asedio como catapultas y ballestas (e incluso un barco) para derribar obstáculos, o para matar a ingentes cantidades de enemigos. No faltarán tampoco los enfrentamientos contra diversos jefes de final de fase que requerirán, como es habitual, de estrategias de combate específicas que se saldrán un poco de la mecánica de juego tradicional en Overlord. En definitiva, pese a que en líneas generales el título se muestra muy continuista con respecto al original, el desarrollo de la acción ha sido muchísimo mejor llevado que en éste, ofreciendo así una experiencia de juego más completa, variada y divertida.
Fascinante y retorcidamente divertido
El primer Overlord destacó por contar con unos diálogos tremendamente divertidos que daban forma a una historia no demasiado original pero sí bastante atractiva. A esto ayudó muchísimo, como decimos, el buen hacer realizado con los diálogos así como la estética y el diseño artístico del juego. Esta secuela vuelve a contar con los servicios de la escritora Rhianna Pratchett, quien de nuevo nos ha brindado una historia no demasiado original ni sorprendente, pese a contar con varios giros argumentales al final de la aventura de lo más interesantes, que destaca sobremanera por los ingeniosos y desternillantes diálogos que nos acompañarán durante toda la partida: desde las peleas entre nuestras queridas, a las burradas que soltarán nuestros esbirros, pasando por la petulancia de los elfos o las tonterías de los legionarios del imperio glorioso. Todo en el juego resulta tan divertido que las horas se nos pasarán volando entre saqueo y saqueo.
A nivel técnico, el título de Triumph Studios ha pegado un cambio notable con respecto al original, que destacó por su gran diseño artístico, pero que pecaba de ofrecer un apartado gráfico de menor solidez. Ahora, en cambio, mientras que el diseño artístico sigue rayando a un nivel altísimo, el apartado gráfico mantiene este mismo nivel presentándonos a unos personajes modelados con gran esmero, destacando detalles como el pelaje de seres como el yeti que nos encontraremos en varias ocasiones durante la partida, así como unos entornos increíblemente grandes (pese a que los caminos suelen ser muy lineales) en los que la distancia de dibujado nos dejará asombrados en más de una ocasión. Además, la variedad y la belleza de los parajes por los que nos moveremos no dejarán indiferente a nadie. Detalles como el ver a nuestros esbirros recogiendo objetos y poniéndolos ellos mismos denotan una vez más el enorme trabajo realizado por Triumph Studios para mejorar una de las principales lacras del original.
También la inteligencia artificial de los enemigos y nuestros aliados se ha mejorado. Así, ahora los esbirros no caerán en trampas mortales para ellos con tanta facilidad como en el original, ya que si no pueden cruzar una zona anegada por el agua, por ejemplo, ni se acercarán a la misma. Igualmente, reaccionarán de forma eficiente a nuestras órdenes. Los enemigos, de la misma forma, tratarán de aprovechar sus ventajas tácticas para frenar nuestras ofensivas, resultando de lo más gracioso el ver como cuando ven que no tienen opciones de sobrevivir (o por ejemplo si muere su centurión), comienzan a caminar de forma temblorosa hacia nosotros. Eso sí, todo este despliegue gráfico tiene un coste en compatibles: será necesaria una máquina potente para disfrutar con todo lujo de detalles del espectáculo que supone Overlord II, si bien con equipos de gama media se pueden conseguir resultados notables sin sufrir ralentizaciones (aunque en los momentos de más acción es posible que éstas hagan acto de presencia).
El número de enemigos con los que nos encontraremos a la vez también resulta destacable, así como las animaciones de los esbirros y los enemigos, también con un toque humorístico que nos hará esbozar en más de una ocasión alguna sonrisa. Ayuda mucho el hecho de estar frente a un título con un doblaje al castellano igual de cómico, con una selección de actores muy buena. Por último, la banda sonora que nos acompañará a lo largo de la aventura supone el broche de oro a un apartado al que pocas pegas se le pueden poner.
Diversión para rato
Aparte del modo historia, que podremos completar en unas 15 horas dependiendo de la rapidez con la que nos movamos y de las misiones secundarias que afrontemos (algunas como matar a 1000 gnomos requieren de bastante esfuerzo), podremos disfrutar de varias opciones de juego multijugador tanto a pantalla dividida como a través de internet. En estas modalidades de juego para dos usuarios podremos disputar partidas competitivas contra el rival, o afrontar varios desafíos cooperativos en los que, por ejemplo, deberemos defender una posición de los ataques enemigos, o simplemente sobrevivir al particular circo del imperio glorioso.
Con todo esto, Overlord II se trata de una sobresaliente aventura de acción y estrategia que ningún aficionado al género debería perderse. No son muy numerosas las novedades que presenta, pero incluso los aficionados al original encontrarán en este título el suficiente encanto como para quedar prendados de él. Muchas horas de diversión, una historia hilarante, y un diseño de la acción bien desarrollado lo convierten en una de las propuestas más interesantes del año.