Ha habido varios intentos (el más reciente el año pasado) de digitalizar el Juego de Cartas Coleccionables de Pokémon, pero por motivos distintos, ninguno ha logrado tener un éxito ni siquiera comparable al del juego de mesa en formato físico. Parece que con JCC Pokémon Pocket lo han conseguido, al menos en términos de popularidad: pocos días después de su lanzamiento había superado los 30 millones de descargas en todo el mundo. Pero probablemente buena parte del éxito de este título free to play (gratuito con micropagos) se deba a la particular aproximación que hace del juego físico: en lugar de centrarse en las partidas, el foco está puesto en el coleccionismo, en las cartas en sí mismas, y sobre todo, en el placer de abrir sobres.
Porque si algo destaca de JCC Pokémon Pocket es la sensación, el game feel podríamos decir, que tiene el simple hecho de abrir un sobre. No están en una tienda ni en ningún menú, sino en primer plano: el espacio de los sobres es el más grande de la pantalla de inicio. Ahí están los tres diferentes de la única colección actual, Genes Formidables. Hay mucha ceremonia al abrirlos. Al seleccionar uno, una estilosa animación pone en la pantalla un puñado de sobres de los elegidos en un círculo: podemos rotarlo, girar el sobre y manosearlo, algo tan innecesario que llevó a que durante unos días surgieran en internet bulos sobre que ciertos sobres con las esquinas dobladas tenían mejoras cartas.
Precisamente en el arte de las cartas está el otro gran valor del juego. Simplemente que sean Pokémon ya las hace para parte del público más atractivas que las de otros JCC digitales, pero más allá de eso, su diseño es alucinante, tanto de las más sencillas o las que replican los dibujos de las primeras colecciones del JCC, como muchas otras que dan ganas de imprimirlas y colgarlas en la pared del salón. Entre las más de 220 cartas disponibles ahora mismo hay muchas de las criaturas más conocidas: no faltan las más reconocibles de la primera generación y algunas de las más populares de los videojuegos más recientes. Hay artes preciosos, decíamos, pero las cartas EX, con los monstruos de bolsillo saliéndose del marco en 3D, y las que tienen arte completo, son fantásticas.
Desde la colección podemos coger cualquier carta y tocarla, rotarla para ver los dibujos en relieve u otros efectos. No es tan guay como tener la carta de verdad en la mano, pero se acerca mucho. Esta situación, que la prioridad del juego sean las propias cartas y la apertura de sobres, se ve también en las posibilidades que tenemos para exponerlas. Se pueden crear colecciones de nuestras cartas preferidas, e incluso poner las más bonitas en vitrinas virtuales que después la comunidad y nuestros amigos pueden votar con un like. Todo lo que tiene que ver con la presentación e incluso con la interfaz (que, por otro lado, podría ser más ágil) está cuidado al milímetro. A consecuencia, la progresión, y por tanto, la monetización, está basada en la apertura de sobres.
Un galimatías de monedas, cupones y divisas
Podemos abrir un sobre gratis cada 12 horas, y por supuesto nos llega una notificación al móvil cuando podemos hacerlo, pero también hay maneras para conseguir más sobres. Durante los primeros días, u horas, dependiendo de cuánto rato le dediquéis, conseguiréis muchos recursos para abrir un buen puñado de sobres seguidos. Después el ritmo se ralentiza, y ahí es donde sale a relucir el aspecto free to play del título: hay misiones diarias muy fáciles de completar, misiones de evento y otras tantas que otorgan un montón de divisas diferentes, mareantes y casi incomprensibles al principio, pero que al final todas sirven para lo mismo: conseguir más cartas (hay algunas divisas que se usan para elementos estéticos).
Por supuesto, muchas de esas monedas se pueden conseguir comprándolas directamente en la tienda, o sea, pasando por caja, e incluso hay una suscripción mensual premium que otorga un sobre más al día y más misiones con las que obtener más cartones digitales. Hay más maneras de conseguir cartas: los puntos abresobres que obtenemos al abrir sobres de un mismo tipo se pueden canjear por una carta concreta de las que pueden aparecer en el sobre en cuestión, las elecciones mágicas nos permiten conseguir una carta aleatoria del último sobre que haya abierto un amigo o los desconocidos que aparecen en la lista, y hay eventos temporales que nos otorgan una carta concreta al superar una serie de combates.
Combates simplificados demasiado sencillos
Todas estas cartas no están solo para observarlas, exponerlas y ser una excusa para generar dopamina al abrir los sobres. También podemos crear barajas con ellas y participar en combates contra la CPU (divididos en distintas categorías y con diferentes retos opcionales que cumplir para conseguir algunas de las mencionadas divisas) y contra otros jugadores (en partidas amistosas y con rango). Hay varios factores en cómo JCC Pokémon plantea los combates que nos hacen ver que, como decíamos, este juego de cartas coleccionables tiene más de cartas coleccionables que de juego.
El primero es que, debido a que no hay muchas cartas disponibles ahora mismo, las estrategias disponibles son limitadas y hay algunos mazos claramente descompensados que llevan días circulando por la red. El segundo motivo tiene más enjundia y es más difícil de solucionar: como quiere ser un juego accesible y ágil, algo que sin duda consigue, los combates no adaptan literalmente las reglas del JCC de mesa, sino que lo simplifican. Entre otros ajustes, las barajas son más pequeñas, las habilidades de las cartas cambian y solo hay que acabar con tres Pokémon, en lugar de seis, para ganar la partida.
Al final, el JCC de Pokémon se basa en gestionar con cabeza la energía que tenemos en cada turno, evolucionar a las criaturas en el momento adecuado y en otras estrategias que, en estas partidas más directas y cortas, no tienen mucha cabida. Al haber pocas rondas, jugar de primeras algunas de las cartas EX (ojo al Pikachu) da una ventaja difícil de solventar en tan poco tiempo. Además, da la sensación de que hay pocas cartas que nos permitan juguetear con la baraja y de que las habilidades son muy simples. Al final, todo se basa en hacer más daño que el rival más rápido.
Hay, por tanto, menos espacio para la estrategia, por lo que los combates acaban siendo muy parecidos, y por tanto, cansando. Se entiende el motivo detrás de esta decisión, el llegar a más gente, y también de la tutorización excesiva y lenta del principio, pero esta simpleza puede provocar que el JCC de Pokémon le parezca mucho más básico de lo que realmente es a alguien que pudiera estar interesado en dar el salto del juego digital al físico. Es complicado en tanto que habría que cambiar cartas y habilidades, pero ojalá en el futuro incluyan un modo con el juego "real".
El último motivo por el que el combate parece algo secundario es precisamente el acabado visual. Igual que el diseño de las cartas, las posibilidades para su exposición y la apertura de sobres está cuidado al milímetro, en los combates las animaciones, la (ausencia de) fisicidad al tocar las cartas y los efectos palidecen al compararlos con los de videojuegos como Hearthstone: Heroes of Warcraft y Marvel Snap. Incluso la interfaz, que a pesar de su lentitud está muy cuidada en el resto del producto, tiene ciertos fallos en los enfrentamientos, lo que a veces lleva a errores fatales, pues no hay manera de deshacer una acción.
Un JCC centrado en el coleccionismo
Entonces, ¿significa esto que JCC Pokémon Pocket es un mal juego de cartas? Ni muchísimo menos. Es un juego genial y precioso de coleccionismo de cartas. No es un JCC en el que sumergirse cada día horas, combatiendo, subiendo de rango y dejándose un pastizal en sobres digitales. Es un pasatiempo, una aplicación más que tener instalada en el móvil para abrir un sobre cuando llegue la notificación correspondiente, dedicar un poquito de tiempo a personalizar los expositores, y echar una partida rápida de vez en cuando mientras tomas el café o esperas al metro.
Todo esto, eso sí, por ahora: la llegada de nuevas colecciones que puedan aportar más variedad y profundidad estratégica, los intercambios de cartas con otros jugadores y otras funciones que puedan sorprender quizá equilibren la balanza entre el combate y el coleccionismo. Aunque tampoco nos parece algo necesario: JCC Pokémon Pocket es un entretenimiento ligero, un esparcimiento para los ratos muertos. Y no hay nada de malo en ello.
Hemos realizado estas impresiones tras descargar el juego gratuitamente desde la App Store.