Nintendo se ha propuesto recuperar este 2024 un buen número de clásicos, entre los que se incluyen títulos como Luigi’s Mansion 2, Paper Mario: La Puerta Milenaria o las dos entregas de Another Code. A esta lista también tenemos que sumarle Mario vs. Donkey Kong, una divertida aventura de plataformas y puzles que se lanzó originalmente en Game Boy Advance hace la friolera de 20 años y que ahora regresa con un remake para Switch cuyo estreno está previsto para el 16 de febrero. Con su fecha de lanzamiento tan cercana, en Vandal ya hemos tenido la oportunidad de probar sus primeros niveles y hoy os traemos nuestras impresiones iniciales con un juego que gracias a su sencilla propuesta sigue aguantando muy bien el paso del tiempo.
El retorno de una rivalidad clásica
Sin embargo, antes de comentar nada sobre Mario vs. Donkey Kong nos toca detenernos un segundo a hablar del magnífico Donkey Kong (1994), un título para Game Boy que recuperó la propuesta del mítico arcade de 1981 y que la expandió a lo grande con más de un centenar de breves niveles repletos de puzles, saltos, interruptores, enemigos, martillos, trampas y llaves. Todo esto, sumado a un Mario mucho más ágil y capaz de realizar nuevos movimientos, dieron forma a uno de los mejores y más recordados títulos de la portátil de 8 bits.
Si hemos sacado a la palestra este juego es por el simple hecho de que Mario vs. Donkey Kong nació como una secuela espiritual de dicha aventura, hasta el punto de recuperar muchas de sus mecánicas y de darle al fontanero las mismas acrobacias, como el salto lateral, el triple salto o la posibilidad de andar haciendo el pino, pero ofreciendo fases completamente nuevas y con peligros inéditos.
Como remake, esta nueva versión para Nintendo Switch recrea el clásico de GBA con suma fidelidad, ofreciéndonos exactamente el mismo juego que ya pudimos disfrutar en su día, aunque con un apartado audiovisual completamente nuevo, diversas mejoras de calidad de vida, más modos e incluso mundos enteros creados exclusivamente para la ocasión, lo que eleva la cifra niveles disponibles a más de 130.
Así pues, volvemos a estar ante un juego de plataformas y puzles en el que deberemos guiar a Mario por unas pantallas cortísimas que pueden superarse en apenas un minuto o dos y que suelen estar divididas en dos secciones, una en la que debemos hacernos con una llave y llevarla hasta una puerta y otra en la que nuestro único objetivo será alcanzar un Minimario.
Por supuesto, esto es más fácil de decir que de hacer, ya que para cumplir nuestro objetivo deberemos usar nuestro ingenio para abrirnos camino pulsando interruptores que hacen que aparezcan y desaparezcan ciertos elementos de los escenarios, idear la forma de transportar la llave hasta la puerta en cuestión, esquivar peligros como enemigos, pinchos o abismos y aprovechar las diferentes mecánicas que se van introduciendo progresivamente en nuestro favor, como lianas por las que trepar, rivales que pueden ser utilizados como plataformas, muelles o ascensores, por mencionar unos poquísimos ejemplos.
Es una propuesta muy arcade, sencilla, directa y sin complicaciones que se amolda de maravilla al juego portátil gracias a la brevedad de sus fases. Los niveles que hemos jugado hasta ahora son exactamente los mismos que ya disfrutamos en 2004, lo que nos garantiza pantallas muy bien diseñadas, divertidas, donde siempre se están introduciendo nuevas ideas y cuya curva de dificultad empieza siendo extremadamente fácil para irse complicándose poco a poco.
Es un título de carácter pausado que nos pone a los mandos de un Mario que no puede correr, pero que nunca transmite la sensación de ser lento o pesado, y su desarrollo encuentra un equilibrio perfecto entre puzles y plataformas para que nunca echemos de menos ninguno de sus dos elementos principales. Y sí, también regresan las divertidas fases en las que debemos guiar a una serie de Minimarios por unos niveles al más puro estilo Lemmings, así como los combates contra Donkey Kong, unos duelos que, sinceramente, no eran ninguna maravilla en el original y que aquí siguen sin serlo.
Entre las novedades que incluye toca destacar un nuevo modo de dificultad llamado "Relajado" que añade puntos de control, elimina el cronómetro y es más permisivo con los golpes que podemos recibir (si jugamos en Clásico, un toque supondrá perder una vida), dos nuevos mundos que todavía no hemos podido probar y un entretenido modo multijugador local que nos permite cooperar junto a un segundo jugador para superar cualquier pantalla y que, tal y como podréis suponer, introduce leves modificaciones en su diseño para obligarnos a trabajar en equipo.
También hemos notado algunos retoques aquí y allá, como la eliminación de los invasivos tutoriales que había al principio de cada nivel, que los martillos se regeneren en cuestión de segundos tras usarlos, que podamos jugar las fases principales de cada mundo en el orden que queramos tras superar el primero de cada uno o que los bonus ya no sean un simple minijuego al finalizar una pantalla, algo que cortaba mucho el ritmo y que ahora se ha rediseñado para proponernos un nivel especial que aparece de manera aleatoria donde nuestro objetivo será hacernos con una llave voladora para abrir un cofre repleto de vidas.
Pero, sin duda alguna, la mejora más notable la tenemos en su apartado audiovisual, el cual se ha rehecho por completo en 3D, algo que le ha sentado de fábula, ya que los sprites del original, renderizados de modelos tridimensionales, desentonaban un poco y le daban a la obra un aspecto poco atractivo.
A nivel gráfico es un título muy simple y los escenarios no podrían ser más básicos y sencillos, aunque tampoco necesita mucho más para ser un juego bonito y con un buen rendimiento donde lo que más destacan son los personajes y sus animaciones. De igual modo, esto también significa que los escasos vídeos del juego original, los cuales estaban hechos con imágenes estáticas, son ahora secuencias cinematográficas con una factura realmente buena. Finalmente, destacar el buen trabajo que se ha hecho con la banda sonora, la cual incluye los mismos y animados temas de GBA pero con nuevas versiones instrumentales que nos han parecido todo un acierto.
Un fiel remake que llegará a las tiendas el 16 de febrero
Mario vs. Donkey Kong es un remake que juega sobre seguro, pero que sabe mantener intacta la esencia del original para volver a ofrecernos una aventura de plataformas y puzles muy clásica y entretenida que se presta de lujo a partidas cortas y rápidas con las que pasar un buen rato con nuestra Nintendo Switch. Todavía nos queda mucho por ver, como los nuevos mundos que se han incluido o profundizar en su modo cooperativo, pero si os apetece un título que os ofrezca diversión inmediata y sin complicaciones con la que poner a prueba vuestro ingenio y habilidad, aquí encontraréis una opción de compra a la que probablemente queráis seguirle la pista.
Hemos escrito estas impresiones gracias a un código de descarga de la versión final que nos ha ofrecido Nintendo.