Konami parece dispuesta a volver a los videojuegos y a tratar a sus sagas con el respeto que se merece. Tras la sorpresa de la semana pasada con Silent Hill 2, esta vez le toca a Metal Gear Solid Delta: Snake Eater, un remake gráfico del juego lanzado originalmente en PlayStation 2 hace ya 20 años. Si lo recordáis bien, os vais a sentir como en casa cuando os pongáis a los mandos. Si no, este Delta puede ser la mejor manera de redescubrir la historia de Naked Snake.
El mismo juego, 20 años después
Metal Gear Solid Delta: Snake Eater es una recreación gráfica desde cero de la aventura de infiltración y acción original, con ciertas mejoras en el aspecto jugable.
Queremos dejar bien claro que, a diferencia de Silent Hill 2, el otro remake de Konami, Delta es virtualmente el mismo juego más allá de estos cambios que mencionamos y algunos otros que comentaremos más adelante.
Vamos a empezar por lo más importante: el salto gráfico. Konami y Virtuos (aunque la compañía japonesa parece un tanto reticente a clarificar cómo se han repartido las labores de desarrollo) han hecho un trabajo fantástico a la hora de adaptar el apartado visual a las plataformas de nueva generación. El original se veía increíblemente bien para el hardware en el que se movía, con la ventaja, también, de aprovechar ese toque tan único y que ya se ha perdido que le daban las televisiones de tubo. El nuevo derrocha detalle allá donde miremos.
Los personajes se ven increíbles, y ver las secuencias de vídeo recreadas con estos gráficos es un gustazo para cualquier fan. Como habéis podido ver en los tráileres, todas las secuencias están calcadas, y se han limitado a actualizar las expresiones faciales manteniendo el resto de actuaciones y coreografías. Por supuesto, todos los momentos interactivos del original siguen estando presentes. Y, sí, como siempre, habrá quien prefiera las originales, pero estas no van a desaparecer. Los escenarios también muestran un salto brutal, sobre todo en la frondosidad del follaje, muchísimo más denso de lo que podían ofrecer las consolas y los motores de hace dos décadas.
Sí que pensamos que no activar el filtro del original por defecto no es una buena decisión. Es un juego con una dirección artística muy propia, y sin ese tono amarillento parece un poco un remake fan. Por suerte, se puede activar rápida y cómodamente desde el menú en cualquier momento, así como otros filtros que no nos han convencido mucho. Como nota, los filtros son independientes del modo en el que juguemos, por lo que podemos jugar con el filtro clásico y el modo de control nuevo. Por último, mencionar que tiene modo calidad y rendimiento, adaptando la resolución y la tasa de imágenes por segundo a gusto del usuario.
Actualizado a los mandos
Lo mejor que podemos decir del modo de control nuevo es que, al ponernos a los mandos, nos ha parecido un juego de 2024. Algunas de las novedades jugables ya se habían integrado en la versión de 3DS de Metal Gear Solid 3: Snake Eater, como andar mientras nos agachamos o disparar en tercera persona, y la cámara libre lo acerca más a Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, con el que también parece compartir algunas animaciones. En general, creemos que estos cambios hacen que se sienta mejor y más ágil a los mandos y, a diferencia de los cambios introducidos en Metal Gear Solid: Twin Snakes, no creemos que vaya a romper el diseño de ningún nivel.
Y decimos «creemos» porque no hemos podido jugar demasiado. Hemos tenido a nuestra disposición tan sólo la primera misión, que sirve un poco de tutorial, y que está repleta de secuencias de vídeo y de conversaciones vía códec. Intentamos experimentar todo lo que pudimos pero, obviamente, las opciones son bastante limitadas durante los primeros compases del juego, por lo que tenemos que esperar a poder probarlo en mayor profundidad para tener una opinión más fundada. Como nota, tampoco pudimos probar el modo clásico.
Por supuesto, tenemos las novedades ya confirmadas, como que las heridas de Snake permanecerán en su cuerpo y en su ropa, o cómo ahora nos llenamos de barro al arrastrarnos por él, además de mejoras de calidad de vida, que hemos podido ver en la gestión de inventario. Pequeños detalles, en general, que hacen que Metal Gear Solid Delta: Snake Eater parezca más un juego de este año (o del que viene) que de 2004.
¿Snake? ¡Snaaake!
Aunque no hemos podido ver todo lo que nos gustaría de Metal Gear Solid Delta: Snake Eater, este primer contacto con el título de Konami nos ha parecido muy positivo. Por una parte, se ve genial –más todavía con el filtro que restaura su dirección artística original– y, por otra parte, creemos que la actualización de los controles le sienta fenomenal, sobre todo sabiendo que tenemos un modo clásico para los que prefieran la experiencia clásica.
Queremos volver a tener fe en las sagas de Konami. Silent Hill 2 pinta genial y este Metal Gear Solid Delta: Snake Eater va por el mismo camino, aun siendo un remake gráfico y no completo. Además, parece que la compañía japonesa ya ha superado la ruptura, y no tiene ningún problema en dar crédito al equipo original (incluyendo a Hideo Kojima, varias veces, en la secuencia de apertura), así que nos gustaría soñar con un futuro en el que Konami vuelve a ser un sinónimo de calidad.
Hemos realizado estas impresiones tras jugar en PlayStation 5 en un evento organizado por Konami en Londres.