Metal Gear Solid 3: Snake Eater

Una inolvidable entrega de Metal Gear con acción, y sigilo y supervivencia en los años 60

Después del sorprendente Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty (2001), Hideo Kojima volvía a subir el listón de la saga con Metal Gear Solid 3: Snake Eater, en esta ocasión con una precuela de todas las anteriores entregas de la saga, situada en el contexto de la Guerra Fría en 1964, y que para muchos se convirtió en su entrega favorita de la serie, tanto por su jugabilidad, la más compleja y completa, como por su inolvidable y emocionante historia.

Protagonizado por Naked Snake, quien más tarde se convertiría en Big Boss, se trata de un soldado de élite enviado a la Unión Soviética con múltiples objetivos: rescatar a un científico, destruir una superarma experimental llamada Shagohod y eliminar a su antigua mentora, The Boss, que aparentemente ha traicionado a Occidente. Una historia que se desarrolla a través de numerosas y espectaculares cinemáticas que combinan acción intensa, drama y el característico humor de Kojima, junto con diálogos que profundizan en el lore de Metal Gear y en la cultura y política de los años 60.

Con una ambientación en entornos selváticos detallados, este contexto introduce interesantes mecánicas de supervivencia nunca antes vistas en la saga. La jugabilidad se centra una vez más en el sigilo y la supervivencia, obligando a los jugadores a prestar atención al camuflaje, la caza de animales para obtener alimento y el tratamiento de las heridas. Este enfoque en la supervivencia se complementa con un sistema de combate que permite tanto enfrentamientos directos como tácticas no letales para neutralizar enemigos cuerpo a cuerpo. Destacan especialmente los jefes finales, unos icónicos antagonistas, los miembros de la unidad Cobra, cada uno con habilidades únicas que tenemos que derrotar en unas batallas memorables y muy ingeniosas, que nos desafían a adaptarnos a diferentes estilos de combates y usar la astucia.