Desde la pasada generación de consolas Capcom vive un momento dulce: no es complicado considerarla la desarrolladora third party japonesa con mejor estado de salud creativo actualmente. Pero también está poniendo todos sus huevos en la cesta de las propiedades intelectuales más conocidas: Monster Hunter, Resident Evil, Street Fighter, recopilatorios de sus títulos clásicos… Junto al misterioso Pragmata, Exoprimal será la excepción a esta norma.
Exoprimal es un hero shooter en tercera persona cooperativo y competitivo: un JcJcE. Es un mercado muy competido donde cualquier juego que no sea gratuito (este no lo es) tiene bastante complicado subir el primer escalón hacia la notoriedad. La propuesta de Capcom que llegará en 2023 para PC, PS5, Xbox Series, PS4 y Xbox One pretende lograrlo de dos maneras: con un tono disparatado (aquí nos enfrentamos a oleadas ingentes de dinosaurios) y prometiendo que cada partida será distinta (los objetivos cambian y se reordenan cada vez que entramos al matchmaking).
En Vandal hemos podido jugar durante varias horas a una beta cerrada en Steam con contenidos todavía bastante limitados, pero que nos han servido para tener claras las ideas que quiere establecer el título, y para descubrir que tiene el potencial de sorprender a más de uno cuando se estrene el año que viene.
Dinosaurios e inteligencias artificiales malvadas
La premisa argumental de Exorprimal no es precisamente original, pero tiene cierto toque absurdo, pulp y de sarcasmo que bien llevado puede compensar lo anterior. En el año 2040, nuestro avatar, al que personalizamos con un sencillo editor, se une a las filas de Aibius.
La corporación intenta poner fin a las oleadas de dinosaurios que ponen en jaque a la humanidad mediante el uso de las exoarmaduras (similares a las alabardas de Anthem) y con una inteligencia artificial, Leviathan, que predice dónde se producirán nuevas invasiones.
No pasa mucho hasta que Leviathan se vuelve majareta y sumerge a los exosoldados en pruebas de aptitud que se repiten sin cesar con el objetivo de desarrollar técnicas de batalla imbatibles contra las mareas de cientos de miles de saurópsidos que asolan las ciudades. Es interesante el método de narrar este argumento, a través de monólogos de la IA antes de entrar a la partida y con cambios en la misma, además del uso de escenas cinematográficas de vez en cuando. En la beta no había mucho de este contenido, por lo que está por ver el ritmo al que evoluciona la historia, o si se apoyará también en eventos o en temporadas, como es habitual en los juegos online.
Un juego alocado que promete que cada partida sea única
En el momento a momento, Exoprimal no se percibe muy distinto a shooter cooperativos como World War Z y Left 4 Dead cambiando los muertos vivientes por dinosaurios, y añadiendo una capa de hero shooter donde cada uno de los cinco jugadores del equipo tiene un rol concreto. Sin embargo, añade varias ideas a la estandarizada propuesta del juego de disparos cooperativo contra hordas de enemigos que lo diferencian del resto.
El objetivo del modo principal, Marea Cretácica (el único disponible durante la prueba), es cumplir los objetivos propuestos por Leviathan antes que la escuadra contraria; en la última fase, los dos equipos se enfrentan directamente, permitiendo cambiar las tornas. La seña de identidad de este modo es que en cada partida las pruebas y/o el orden de las mismas cambia.
Al comenzar la partida, Leviathan envía a todos los jugadores al campo de batalla: en la prueba técnica solo había un mapa, una ciudad futurista asolada y medio en ruinas. La IA, con un comportamiento similar al Director del shooter de zombis de Valve, nos va guiando por el escenario a través de distintas pruebas: acabar con cierta cantidad de dinosaurios en un área lo más rápido posible, aguantar una oleada cómicamente enorme colocando muros estratégicamente, derrotar a criaturas enormes como Triceratops… Son eventos tan vistos como divertidos, aunque es cierto que percibimos la repetitividad esperable de este tipo de juegos tras un puñado de partidas.
El equipo que logre terminar los distintos objetivos más rápido entra antes a la fase final. En la mayoría de nuestras partidas se trataba de una prueba JcJcE donde la escuadra debía recoger por el escenario 100 chips antes que los contrarios, a los que, solo en esta fase, se pueden combatir directamente; cada baja otorga una jugosa cantidad de chips. Así, los mapas, si el único presente es ejemplar del resto, no solo tendrán que estar correctamente diseñados para las oleadas de dinosaurios y las distintas pruebas, sino también para el JcJ teniendo en cuenta las capacidades de cada una de las exoarmaduras.
Sin embargo, no todas las partidas concluían así, pues en algunas el punto final lo ponía un enfrentamiento contra un enorme boss donde los diez jugadores debían cooperar. Aunque la batalla que vimos en la prueba era espectacular por la escala, en lo jugable no lo era tanto, ya que repetía mecánicas que hemos visto mil veces: rayos láser que saltar, coletazos que esquivar… No le pedimos a un juego como este una gran inteligencia artificial de los enemigos, pero sí que nos hubiera gustado que los patrones de ataque de los bosses fueran más originales, y que hubiera más variedad en los dinosaurios estándar (los hay más rápidos, más grandes, explosivos y voladores). Pero, de nuevo, esto es una prueba con contenido limitado.
Acción en equipo
En Exoprimal los jugadores se enfundan en las exoarmaduras, cada una con sus propias habilidades y con sinergias evidentes entre ellas, lo que efectivamente califica el título de Capcom como un hero shooter. A juzgar por el menú, en el lanzamiento habrá más de una docena, pero en la prueba pudimos probar cuatro: dos del rol de asalto, una de tanque y otra de apoyo. Cada una de ellas tiene, además del ataque principal, varias habilidades que se recargan con el tiempo.
Así, hay exoarmaduras centradas en la curación de los aliados que también pueden hacer algo de daño a los enemigos cuando sea necesario, otra que parece una adaptación de Reinhardt de Overwatch, y un par que están centradas en el daño de manera muy diferente: una de ellas es tu personaje de shooter en tercera persona habitual, capaz de disparar granadas que lanzan por los aires a decenas de dinosaurios y con esquivas rápidas; otra transforma el juego en un hack and slash, con habilidades muy centradas en el movimiento y un satisfactorio espadazo que lanza por los aires al adversario para dejarlo a nuestra merced.
Como veis, no son muy originales, pero requieren cierto dominio de sus movimientos y poderes, pues cada una tiene sus tiempos a los que acostumbrarse. Además, queda patente que algunas son más manejables jugando con desconocidos y otras más viables al jugar con los colegas con el micrófono: es bastante arriesgado lanzarse a dar espadazos si un compañero no te cubre y todavía más pararse a revivir a un compañero o curarlo si el tanque no te está prestando atención. La clave del sistema es que en cualquier momento podemos cambiar entre una armadura u otra, sin necesidad de reaparecer, para adaptarnos al ritmo de la partida y al objetivo que tengamos entre manos en ese momento.
A las habilidades de cada una de las clases hay que sumar el Dominator, que en nuestras partidas apenas apareció un par de veces. Se trata de un ítem que sustituye nuestra habilidad definitiva por una herramienta de un solo uso para controlar directamente a un gran dinosaurio, que tiene sus propias habilidades. No es fácil de manejar y requiere dominar los tiempos de sus animaciones, pero es tremendamente satisfactorio derrotar a otros jugadores y a pequeños dinosaurios a mordiscos, coletazos y embestidas.
Marea jurásica
Capcom una vez más apuesta por el uso del RE Engine estrenado con Resident Evil 7 y adaptado a géneros muy distintos, como hemos visto con Monster Hunter Rise y Street Fighter 6. Aunque en Exoprimal no es donde mejor luce, sí deja patente la versatilidad del motor, capaz de poner en pantalla cientos de dinosaurios sin que el rendimiento baje. Es cierto que no son criaturas con movimientos tan realistas como en Monster Hunter ni hay personajes tan detallados como en Devil May Cry 5, pero hay efectos muy pintones, la iluminación es muy detallada y modelados espectaculares, sobre todo de los grandes monstruos y de las armaduras.
En lo artístico, sin embargo, tiene cierto aire genérico que le quita personalidad a una propuesta que se beneficiaría de ello. Tampoco destacan la música ni los efectos de sonido de los dinosaurios, las armas, etcétera. Eso sí, nos ha sorprendido que la versión de PC, aunque todavía faltan meses para el estreno, tenga tantas opciones de configuración y funciones: framerate ilimitado, AMD FSR, compatibilidad con pantallas ultrapanorámicas, y muy buen rendimiento (por encima de los 60 FPS a ultra y a 1440p) con una tarjeta Nvidia RTX 3070 8 GB y un AMD Ryzen 5600X.
La duda que nos queda con Exoprimal es si su propuesta cooperativa y competitiva tendrá la variedad suficiente para aguantar cientos de partidas, pero hemos visto buenas ideas en las mecánicas de juego y en el diseño de las clases. Que los objetivos y su orden cambien con cada partida nos parece clave, y el tono disparatado de la jugabilidad y de la trama tiene bastante potencial. Apenas hemos jugado un pedacito de lo que será finalmente el JcJcE de Capcom, pero de momento ha captado nuestra atención más que el tráiler con el que se presentó en marzo.
Hemos realizado estas impresiones gracias a una clave para Steam ofrecida por Koch Media.