Aún no ha pasado un año desde que Criterion fusionase acertadamente el espíritu único de Burnout con los coches reales y una conducción un poco menos arcade propia de la saga Need for Speed. Electronic Arts ya ha dejado claro que esta saga quiere contar con presencia anual en el mercado, alternando diferentes versiones de la saga desarrolladas por diferentes estudios para ofrecer experiencias diferentes entre sí.
Tras Need for Speed: Shift, Need for Speed: The Run y Need for Speed: Hot Pursuit, ahora Electronic Arts recurre a los suecos de Ghost Studios para ofrecer una nueva subsaga que retoma, precisamente, el de la última mencionada.
Policías, cochazos que quitan el hipo –los cuales, muchos, estaban presentes de verdad en la feria– y carreras frenéticas contra las poderosas fuerzas de la ley o contra los hábiles pilotos de superdeportivos, vuelven a sentar las bases de lo que puede ser uno de los juegos de conducción arcade más recomendados para abrir la nueva generación.
Un nuevo mundo de detalles
Aunque la jugabilidad –algo en lo que profundizaremos más tarde– podría trasladarse sin ningún problema a la presente generación, el apartado gráfico es un cambio mucho mayor imposible en las actuales consolas. En la presentación de los vehículos, vemos un nivel de detalle que sorprendió en las primeras pantallas del juego, con la humedad, las gotas de agua y el vaho decorando la carrocería de estos coches. Obviamente, cuando empieza la carrera es más difícil apreciar estos detalles, pero jugando a 1080p y cerca de la pantalla como hicimos nosotros, seguimos pudiendo apreciar hasta qué punto se aprovechaba la potencia de estas nuevas máquinas.
Como ya sabéis, el juego corre a 30 imágenes por segundo, y no hemos notado en ningún momento bajones o tirones, un punto positivo a pesar de no apostar por las reclamadas 60 imágenes –algo que dicho sea de paso, consiguió en su momento Burnout Paradise con un ambicioso juego de mundo abierto para las actuales consolas–. Y creednos cuando os decimos que lo hemos puesto a prueba. En carreras caóticas en las que destrozamos estos cochazos, con varios vehículos en pantalla, con choques, efectos de iluminación, etcétera, y todo se movía muy, muy bien.
Los escenarios eran también los grandes protagonistas, más profundos que los que vimos en Need for Speed: Most Wanted –si bien no pudimos ver el mapeado en toda su extensión–, y con muchas pequeñas transiciones entre sí, que le dan incluso más variedad dentro de cada área, como el centro de la ciudad, las afueras, la zona industrial, etcétera. La iluminación también nos ha llamado mucho la atención, y no por su espectacularidad, sino por su sutileza. La más llamativa es la de los coches de policía, que lejos de llenar cegadoramente los entornos de rojo y azul, se adaptaba a las condiciones de cada sitio para iluminar de manera muy, muy creíble.
Sólido a los mandos
Pasando a la conducción, el juego nos ha recordado, también en este aspecto, a Need for Speed: Most Wanted. Coger un superdeportivo y ponerlo a más de doscientos kilómetros por hora vuelve a ser una delicia, y los coches reaccionan perfectamente a nuestras órdenes. Los que controléis lo último de Criterion tan sólo necesitaréis unos minutos para poneros a realizar los largos derrapes que ya son casi una seña de identidad de la saga, y deslizaros por las extensas curvas manteniendo el equilibrio entre la velocidad y la dirección, para volver a tomar la recta con esa satisfacción tan inexplicable.
Aunque lo que vimos era la versión para la nueva generación, que el juego se controle tan bien nos parece una garantía para saber que en la presente generación, en la que por razones obvias no podrá lucir también, será igual de divertido, que al fin y al cabo, es lo que importa. Suponemos que las pruebas, desafíos y ritmo de juego serán iguales en ambas, así como las diferentes armas y posibilidades que podemos conseguir y ampliar según progresamos, para convertirnos en el policía más temido o en el corredor más escurridizo.
La gran novedad: El multijugador
Las otras novedades pasan sobre todo por el multijugador, que vuelve a tomar la nueva perspectiva de la industria de fusionar el modo en solitario y el modo a través de internet. Ya Burnout Paradise y Need for Speed: Most Wanted nos demostraron cómo se puede pasar de una partida offline a una con amigos online, y ahora Need for Speed Rivals quiere llevar eso a un nuevo nivel, fusionando a jugadores reales con la inteligencia artificial, y creando partidas dinámicas en las que ambos modos se conviertan en un gran todo.
Este juego online que ofrece el sistema AllDrive se presenta como una de las mayores revoluciones del juego, que de otra manera parece que seguirá las sólidas bases de diferentes entregas, dándole un toque personal propio. Es inevitable tener la sensación de que fusiona Need for Speed: Most Wanted y Need for Speed: Hot Pursuit, pero no pensamos que sea algo malo, y mucho menos después de probarlo. Y además, vuelve la personalización o "tuneo" de los vehículos, tanto visual como mecánica, que muchos jugadores echaron de menos en Most Wanted. Podemos modificar el color a nuestro antojo, poner todo tipo de pegatinas y accesorios, cambiar entre distintos tipos de llantas, etcétera, una personalización muy completa.
Need for Speed Rivals puede ser uno de los mejores arcades de velocidad para estrenar la nueva generación, así como una gran opción para cerrar la presente. Visualmente el juego lleva un paso más allá la simulación de las carrocerías y los efectos que impactan en ella, creando un conjunto convincente para la nueva generación. La guinda del pastel es el control, un seguro de vida que garantiza que ponernos a los mandos de estos vehículos seguirá siendo tan divertido como esperamos. Por ahora, Ghost Studios se ha ganado nuestra confianza.