Existen todo tipo de historias acerca de los samurais japoneses. La propia cultura nipona nos enseña cómo eran los hombres que en su día blandieron sus espadas por un único fin, por lo que este tipo de historias ha sido fuente de inspiración para muchas mentes creativas: novelas, películas, cómics y videojuegos son un claro ejemplo de que el Japón feudal todavía tiene mucho que aportar al mundo actual. Y con Way of the Samurai ya hemos sido testigos de ello.
Para muchos, la franquicia Way of the Samurai podría pasar desapercibido, pues la primera parte no salió de tierras japonesas y su secuela se quedó entre un quiero y no puedo dentro del mundo occidental, dejando paso a proyectos mucho más ambiciosos –y occidentalizados, todo sea dicho- como Grand Theft Auto o The Getaway, en la era donde PlayStation 2 reinaba el mercado.
Evidentemente los tiempos han cambiado, y la desarrolladora ha decidido llevar a la nueva generación el concepto de samurai japonés, presentandonos la tercera parte de un título que, si bien es cierto por Europa y Estados Unidos no causa demasiado revuelo, sí que tiene un par de ideas interesantes que no estaría de más ver. Sobre todo si funcionan.
La historia de un Ronin
Dentro de lo noble que puede parecer el considerarse un samurai, hay que distinguir entre aquellos quienes luchan por el bien y los que abogan por conseguir cuanta mayor riqueza posible. Nuestro personaje, el cual crearemos desde cero con un potente editor -algo no incluido en las precuelas- está dentro del concepto de ronin, es decir, es un samurai sin amo, por lo que nos vendrá de anillo al dedo para presentar un mundo completamente abierto. Dejando a un lado el deshonor que supone no tener amo y las técnicas suicidas más conocidas (como el mítico harakiri), nuestro personaje vagará por un mundo completamente abierto, al más puro estilo Grand Theft Auto, en busca de quehaceres para completar su vida espiritual, y nosotros seremos los encargados de decidir qué hacer con el protagonista.
Evidentemente, y como no podía ser de otra manera, la desarrolladora ha preparado un trabajado hilo argumental conductor, por lo que conoceremos a diversos personajes que aportarán su granito de arena a la historia feudal, con referencias a la cultura japonesa y alguna que otra sorpresa que no desvelaremos. Lo que sí está claro es que tendremos una amplia libertad de acción para llevar a cabo las diferentes misiones en función del karma del jugador. Por un lado podremos realizar misiones con el único fin de ayudar a los residentes que vayamos encontrando por los poblados y villas más concurridos, y por el otro podremos afiliarnos a la mafia japonesa que nos encargará trabajitos de dudosa legalidad. La elección estará condicionada por el jugador, y el hilo argumental sufrirá las consecuencias de nuestras decisiones, por lo que habrá que estar seguros del rol que queramos ejercer dentro del videojuego.
Las mejoras se hacen denotar, ofreciendo amplios mapas que recorrer y explorar en busca de aventuras, multitud de misiones nuevas y sobre todo enfrentamientos dinámicos que pongan nuestro frio acero en el cuerpo de nuestros enemigos. Y es que, como todo buen sandbox que se precie, los enfrentamientos con los demás personajes debe ser una constante, y más teniendo en cuenta el contexto que encontramos en Way of the Samurai. No seremos los únicos que estarán realizando determinadas misiones, por lo que más de un conflicto de intereses nacerá dentro del ardor de la batalla. Sin embargo, para realizar las tareas un poco más llevaderas tendremos la posibilidad de contratar a una experta en combate que nos acompañará en las misiones más complicadas de la aventura y que, además, también tendrá un peso argumental dentro de la historia del protagonista.
De todo un poco
Si de algo se han caracterizado los títulos como Grand Theft Auto ha sido por su amplia interaccion con el mundo viviente que presentan los desarrolladores del juego. Por un lado contamos con una historia bien hilada que podremos completar de cabo a rabo sin ningún tipo de distracción, aunque lo ideal es conocer todos y cada uno de los rincones del videojuego, completando así una experiencia de juego que no todos los títulos pueden ofrecer. Es decir, misiones secundarias no relacionadas con la historia principal que puedan ofrecernos objetos impensables, localizaciones desconocidas para entrar contra los enemigos más poderosos, minijuegos para descansar un poco entre tanto duelo de espada, etcétera. Todo un mundo que explorar al alcance de nuestra mano, aunque habrá que comprobar si realmente merece la pena visitar los extras del videojuego o si de lo contrario estamos ante un bucle de situaciones que derivará en aburrimiento para el jugador.
Otro de los aspectos que se han querido mejorar de cara a esta tercera entrega es la de los gráficos, que ya de por si eran bastante desfasado en sus versiones predecesoras. En este caso el videojuego cuenta con un aumento bastante considerable de detalle gracias al nuevo motor gráfico utilizado para la ocasión, aunque también es cierto que no está dentro de lo esperado al tratarse de un juego que saldrá el próximo año. Sin embargo, la ambientación parece estar a la altura de lo esperado en un título que, esperemos, se haga denotar en un mercada cada vez más occidentalizado. La música es otro cantar, puesto que se espera que la gran mayoría de piezas sean composiciones orientadas al público japonés, y más teniendo en cuenta la época en la que transcurren los acontecimientos de la historia. Por otro lado esperamos que las voces conserven su doblaje original, puesto que un título de este estilo siempre es bien recibido tal y como ha sido concebido -con sus correspondientes subtitulos a nuestro idioma, claro está-, tal y como ocurrió con la segunda parte de Yakuza y demás exponentes del género ambientados en territorio nipón.
Febrero es el mes seleccionado para que Way of the Samurai 3 desembarque en Europa, un mes ideal teniendo en cuenta la cantidad de lanzamientos que llegarán de cara a las próximas navidades y que podrían ensombrecer un producto tan interesante como este.
