A veces nos encontramos con juegos que mezclan conceptos que a priori pueden chocar un poco. Esto es algo que le pasó a Hunted: The Demon’s Forge, pues cuando se anunció vimos que sus desarrolladores querían mezclar una ambientación fantástica con un sistema de coberturas al más puro estilo Gears of War. Lo cierto es que nos llamó la atención por lo curioso de la mezcla, aun así, hemos de admitir que tras haberlo probado hace tiempo, vimos como la fórmula funcionaba y ahora, tras poder jugar al modo cooperativo, hemos de decir que nos encontramos ante un juego muy interesante.
En nuestra partida, primero pudimos jugar en solitario al modo para un jugador a la parte de tutorial, en la que se nos enseñaban las mecánicas básicas y se nos ponía en antecedentes de la historia. Todo comienza cuando Caddoc, el integrante masculino del grupo, tiene un sueño en el que una sugerente voz le promete riquezas pero, al llegar hasta la fuente del sonido, se encuentra con un espeluznante monstruo y se despierta de la pesadilla.
Pero su tranquilidad no dura mucho, pues tras unos primeros pasos en el juego, descubrimos una piedra muerta junto a un cadáver y de pronto una extraña mujer se materializa ante nosotros.
Esta visitante, que dice llamarse Seraphine, quien le pide a Caddoc la entregue de la piedra y que busquen cristales por todo el mundo para, una vez se los entreguen, darles mucho poder. Desafortunadamente la que coge la piedra es la elfa, E’lara, haciendo que algo extraño ocurra y que criaturas maléficas salgan del suelo. Seraphine les explica que ya no pueden hacer nada para evitar lo que ocurre, y menciona a un extraño ser que irá tras ellos, por lo que deberán apresurarse para conseguir cristales y dárselos a ella para que haga que las cosas vuelvan a arreglarse. Así, sin saber muy bien que ocurre, la pareja decide que no tiene muchas más opciones y emprenden el camino para cumplir la petición de la extraña mujer.
La unión hace la fuerza
Como decimos, la primera parte que jugamos fue el tutorial, donde aprendimos a manejar a ambos personajes y sus habilidades. Comenzamos controlando a E’lara y una de las primeras cosas que debemos hacer es disparar una flecha para romper una de las cuerdas de un puente levadizo y hacer que caiga. También descubrimos que podemos prender de fuego nuestras flechas para poder encender ciertos objetos (normalmente para resolver un puzle) y que cuando usamos el arco (o la ballesta con Caddoc) tenemos un sistema prácticamente igual al de Gears of War, tanto a la hora de disparar como cuando usamos coberturas para protegernos de los ataques enemigos.
Pasado un rato de manejar a la elfa tendremos que cambiar de personaje y manejar al guerrero (a partir de ese momento podremos hacerlo en cualquier momento) quien se basa en la fuerza bruta y los ataques cuerpo a cuerpo (aunque tendrá una ballesta que podrá usar, igual que E’lara dispondrá de una espada corta para defenderse en distancias cortas). Gracias a esto podrá empujar ciertas paredes o estatuas a fin de abrir nuevos caminos o activar algún mecanismo. Además de estas mecánicas básicas, nos encontramos con momentos en los que ambos personajes deben colaborar para abrir ciertas puertas (normalmente puntos de no retorno) o la posibilidad de conseguir armas nuevas de enemigos o del escenario (al ponernos sobre ellas podemos comparar las estadísticas con la que tenemos y decidir si cambiar o no, pues solo podemos tener un arma de un mismo tipo).
Otro detalle es que si jugamos solos y debemos realizar una acción con un personaje en concreto, no deberemos cambiar, sino que podremos pedirle que realice él las acciones pulsando el botón de acción junto a los objetos con los que tiene que interactuar nuestro compañero. Por último, queremos comentar que según jugamos, nos irán apareciendo una serie de misiones que cumplir y que en cualquier momento, si pulsamos un botón, nos saldrá una estela que nos indique hacia donde ir (aunque en lo que vimos, los niveles eran bastante lineales).
Tras esta primera incursión al juego, pasamos a una pantalla más avanzada, unas dos horas en el juego, según nos contaron, y probamos el modo cooperativo. Lo primero que hicimos fue mejorar las habilidades de nuestros personajes usando los cristales recogidos. De esta forma podíamos comprar habilidades físicas, como ataque en carga o flechas explosivas, o adquirir hechizos como rayo o bola de fuego, consumiendo todas estas habilidades especiales una porción de la barra de mana. Una vez en el juego nos encontramos con una primera parte en la que llegábamos a un pueblo que estaba siendo arrasado por un ejército y debíamos llegar ante una balista con la que destruir una torre.
Para ello, debíamos cooperar con nuestro compañero, pues mientras uno usaba la balista, el otro debía defenderle y parar las olas de enemigos que aparecían. Tras esta escena, el alcalde del pueblo nos encomendaba una misión que nos llevaba al interior de unas catacumbas en las que debíamos encontrar unos sellos para abrir una puerta, lo que nos obligaba a recorrer toda la zona, con algún susto incluido y muchos enemigos por derrotar, para hacerlo. Tras conseguirlo, salíamos al exterior y después de pasar por un maizal, acabábamos enfrentándonos a una horrible criatura, completando la demo tras lograr vencerla, obteniendo como premio algo más de información acerca de lo que está ocurriendo.
En el apartado visual nos encontramos con un estilo artístico muy cuidado, tanto en el diseño de personajes como en el de los escenarios. Estos últimos cuentan con un buen nivel, aunque se nos antojan demasiado lineales y cerrados, algo que esperamos que cambie según avancemos por el juego, ya que tanta linealidad puede acabar por cansar. En cuanto a los enemigos, ya en lo que jugamos nos encontramos con cierta variedad, aunque nunca aparecen en un número demasiado grande y sus diseños nos han parecido algo genéricos, aunque esto puede deberse a que jugamos a una parte del comienzo del juego en la que todavía no se ha visto toda la artillería.
Pocas sorpresas pero buen planteamiento
Hunted: Demon’s Forge nos ha gustado bastante, sobre todo si jugamos en compañía de un amigo. Quizás no ofrezca nada rompedor, pues lo que ofrece ya lo hemos visto en otros juegos, pero sí es cierto que reúne una serie de elementos muy interesantes y que funcionan bien. Quizás echamos de menos una menor linealidad o una mayor complejidad en los puzles (que por lo que hemos visto consisten sobre todo en encender antorchas o empujar paredes), pero esperamos que la cosa se vaya complicando según avancemos por el juego. De cualquier momento lo que hemos probado nos ha gustado y estamos esperando tenerlo en nuestras manos para probar todo lo que nos ofrecerá.