Tras juegos como Tribes: Ascend y Smite, Hi-Rez Studios es una compañía que se ha ganado a pulso nuestro interés por casi cualquier cosa que desarrollen, ya que con ambos juegos hemos disfrutado muchísimo y han sabido diferenciarse lo suficiente de sus competidores como para ganarse su hueco en el mercado (aunque la falta de apoyo al primero en favor del segundo le ha acabado por pasar factura).

Ahora, el estudio está preparando un juego totalmente nuevo que fue anunciado durante la gamescom de este año: Paladins: Champions of the Realm. Para nuestra alegría, el juego estaba en formato jugable en la feria alemana, dándonos la oportunidad de probarlo por primera vez y descubrir qué es lo que esconde esta nueva propuesta.

Lo primero que tenemos que destacar es que nos encontramos con un juego de acción multijugador competitivo con una cámara en primera persona, aunque cuenta con muchos elementos propios de un MOBA. Antes de entrar en la batalla tendremos que escoger a uno de los distintos personajes seleccionables existentes. Cada uno de ellos tiene unas estadísticas concretas, un rol en la partida, su arma principal y un par de habilidades activas, por lo que en líneas generales son bastante diferentes entre ellos.
Por ejemplo, nosotros jugamos con Fernando, un caballero pesado centrado en la defensa y en proteger con su escudo al resto de compañeros mientras ataca con un lanzallamas en forma de lanza, mientras que si hubiéramos escogido a Cassie habríamos disfrutado de una mayor agilidad y de un arco con el que destrozar enemigos a gran distancia. Una habilidad común a todos ellos es la posibilidad de utilizar una montura (lo que cambia la cámara a tercera persona, al igual que el uso de ciertas técnicas) para recorrer el mapa a toda velocidad y llegar cuanto antes a los puntos de interés.

Así pues, ¿cómo se juega a Paladins? Básicamente nuestro objetivo principal es el mismo que el de cualquier MOBA, abrirnos camino hasta la base del equipo contrario superando sus defensas hasta destrozar su fortaleza principal. Eso sí, aquí no hay líneas, ni jungla, ni mercenarios, ni una tienda en la que comprar equipo ni esbirros que vayan avanzando de forma suicida por el mapa.
En vez de eso, aquí tendremos que competir por conquistar unos puntos de interés que van apareciendo de forma aleatoria por el mapa, aunque nunca habrá más de uno activo, de modo que los jugadores de ambos equipos siempre se ven obligados a concentrarse en los mismos puntos de interés, por lo que la acción es prácticamente constante y bastante intensa.
Cuando un equipo consigue conquistar una base (algo que se hace al método tradicional, es decir, aguantando un tiempo sobre la zona en cuestión) aparece un potente cañón que avanzará hacia la fortaleza del equipo contrario para destrozar sus puertas (para ganar hay que derribar tres de ellas), momento en el que la acción cambia a una intensa escolta del arma de asedio por parte del equipo atacante mientras que los defensores tienen que hacer justo lo contrario: impedir su avance y destruirlo.