Llevamos 11 años, que se dice pronto, explotando hasta la saciedad la fórmula del terror que popularizó Amnesia: The Dark Descent y Slender: The Eight Pages. 11 años en los que podemos contar con los dedos de la mano los estudios que han intentado hacer algo nuevo, intentar evitar que su juego de miedo no gire en torno a unas criaturas de las que sólo podemos escapar. Sin reinventar la rueda, In Sound Mind parece que va a conseguir darle un pequeño giro a una fórmula quemadísima.
Las cintas que recuerdan el pasado
In Sound Mind es un survival horror en primera persona que, a pesar de contar con una estructura bastante tradicional, introduce mecánicas más o menos propias para ofrecer una experiencia que nos deja la sensación de, al menos en estas primeras horas, ser algo nuevo dentro de las convenciones del género.
De hecho, a nivel de estructura combina lo moderno y lo tradicional, con escenarios más lineales y centrados en la acción y otros que vamos abriendo con llaves y puzles. Hay ciertas pastillas repartidas por los niveles que podemos encontrar para aumentar nuestra salud, resistencia e infiltración, que sirven de «mejoras».
La aventura comienza cuando nos despertamos en un extraño edificio, sin recordar exactamente cómo hemos llegado ahí y, mucho menos, sin saber qué hacer. Una voz se mantendrá en contacto con nosotros a través de todos los teléfonos de nuestro alrededor, pero lejos de querer ayudarnos, nos pone todavía más en tensión, dejando caer siempre alguna que otra sutil amenaza que nos advierte de que hay peligros más allá de donde sabemos. Para rizar el rizo, ciertas puertas nos llevan a lo que parecen otras realidades en las que encontramos unas cintas de cassette que guardan los testimonios de ciertos pacientes expuestos a una terapia experimental.
Al reproducir estas cintas viajamos a lo que parecen ser retorcidas recreaciones de entornos reales condicionados por el sufrimiento del paciente de turno, algo que, más allá de ser un mero recurso temático y narrativo, se traduce en ciertos elementos jugables. Por ejemplo, la primera cinta nos enfrenta a un fantasma que no quiere verse reflejado en los espejos, mientras que la segunda hace lo propio con una criatura a la que le aterra la luz. Así, en la primera cinta podemos usar un trozo de espero para mirar en cualquier momento a nuestras espaldas y rechazar el ataque del fantasma, mientras que en la segunda cinta podemos usar la linterna para disuadir a la criatura de la oscuridad.
Esta idea de introducir una mecánica por fase nos ha encantado. Aunque hasta que encontremos algo para poder defendernos –podemos liarnos a «cuchillazos» con el espejo roto o a tiros con una pistola– vamos a tener un par de momentos de esta infiltración desfasada que no aporta demasiado, los dos niveles que hemos probado ofrecían algo único y con personalidad, incluso si el segundo se inspiraba claramente en Alan Wake. De hecho, uno de los puzles, aun siendo muy sencillito, estaba muy bien planteado, obligándonos a entender la debilidad del enemigo para poder solucionarlo. Habrá que ver cómo aguanta durante el resto de niveles, pero por ahora nos ha gustado este acercamiento.
Un mundo memorable
Otro punto a su favor es que audiovisualmente es bastante memorable. Sin ser un portento técnico –aunque tenemos curiosidad por ver cómo solucionan la papeleta de reflejar el escenario en el espejo, ya que implica renderizar prácticamente todo el escenario a la vez, y ya en PC sufre–, se ve muy bien, pero artísticamente es donde consigue destacar. Sabe combinar con mucho acierto colores y tonalidades oscuras con otras muy brillantes, a veces incluso fluorescentes, que encajan sorprendentemente bien y nos deja imágenes que lo distinguen de títulos similares.
Curiosamente, su apartado artístico no nos parece particularmente terrorífico –y no tiene nada de malo–, con criaturas que no imponen demasiado miedo, pero sí que sabe compensar con la ambientación, tanto visualmente como en lo sonoro. Desde la música y los efectos de sonido, a detalles muy acertados como ver cosas moverse de refilón cuando usamos el espejo, o volver a zonas para descubrir que cosas que no debían moverse se han movido. También queremos mencionar que tiene como algunos pequeños toques de humor que rozan el mal rollo, pero que personalmente nos han gustado. Por último, destacar que nos llega traducido al castellano de manera simplemente correcta.
Miedo que promete
Como con todo, las expectativas de cada uno son personales, pero después de tantos juegos de terror clónicos, cuando uno intenta hacer algo un poco diferente lo agradecemos bastante. In Sound Mind empieza como muchos de esos juegos, pero poco a poco nos demuestra que tiene ideas propias, algunas muy interesantes y bien ejecutadas, y que es capaz de ofrecer un desarrollo clásico, con puzles curiosos y bien integrados, así como otros tramos más modernos, con secuencias más lineales y algo más de acción.
Sólo hemos podido probar dos «cintas», la primera en su totalidad y algo menos de la mitad de la segunda, pero si consiguen mantener el ritmo, la variedad de mecánicas y la identidad de cada nivel, creemos que puede ser un título muy a tener en cuenta para los amantes de las aventuras de terror. In Sound Mind debutará el 28 de septiembre en PC, Xbox Series X/S, PlayStation 5 y Nintendo Switch. Y sí, nosotros tampoco sabemos por qué no sale en PlayStation 4 y Xbox One.
Hemos realizado estas impresiones en PC con un código de descarga proporcionado por Dead Good Media.