El paso de los años nos ha confirmado que Microsoft no tiene todavía muy claro qué es lo que quiere hacer exactamente con Fable, una de sus sagas más reconocibles y exitosas, la cual no levanta cabeza desde su controvertida tercera entrega, lanzada en Xbox 360 hace la friolera de siete años.
Desde entonces hemos asistido al estreno de varios spin-off de dudosa calidad, como el flojísimo Fable Heroes para Xbox Live Arcade o el descafeinado Fable: The Journey para Kinect. Por el camino también hemos recibido una remasterización de la entrega original de la saga y hasta la cancelación tras años de desarrollo de un MOBA asimétrico para Xbox One y PC llamado Fable Legends.
Por algún motivo (probablemente por la lluvia de críticas que recibió su tercera parte), Microsoft no parece demasiado dispuesta a desarrollar una cuarta entrega y ha preferido enfocar su serie en productos multijugador, motivo por el cual ya podemos disfrutar de una versión de Acceso anticipado de Fable Fortune.
Si esperáis algo mínimamente parecido a las entregas principales, lo mejor será que dejéis de leer ya este artículo, ya que lo nuevo de Flaming Fowl Studios es un juego de cartas coleccionables al más puro estilo Hearthstone: Heroes of Warcraft, pero con el atractivo de estar basado en la licencia creada por Lionhead Studios.
Que hayamos mencionado precisamente al título de Blizzard no es solo porque sea el actual referente del género o el más conocido por el gran público, sino porque Fable Fortune fusila sin piedad prácticamente todo su sistema de juego, estructura y mecánicas, por lo que si ya habéis jugado a Hearthstone, probablemente no tardéis ni medio minuto en aprender a jugar.
Sí, tiene un par de características propias con las que se intenta distanciar de las siempre odiosas comparaciones, pero no tienen el suficiente impacto en la partida como para ello, e incluso las más originales se nota que tienen su origen en algo ya visto con anterioridad en el juego de Blizzard.
De este modo, tendremos que formar un mazo de 30 cartas para enfrentarnos por turnos al de otro jugador con el único objetivo de bajarle sus puntos de salud a cero.
Para ello podremos bajar a la mesa los naipes que tengamos siempre y cuando paguemos su coste en oro, el cual aumenta su máximo y se recarga con cada turno que pasa, por lo que a medida que progresa la partida podremos utilizar cartas más poderosas y en mayor cantidad.
Como suele ser habitual en estos títulos, contaremos con cartas de unidad que nos permitirán poner en juego a todo tipo de criaturas con sus características propias, así como sus valores únicos de ataque y vida. Estas no pueden actuar en el turno en el que las utilizamos, por lo que tendremos que esperar al siguiente para que puedan atacar, a menos que cuenten con la habilidad adecuada para saltarse esta regla.
Siguiendo con la misma tónica, también dispondremos de cartas de hechizo y apoyo para realizar un buen número de acciones especiales, como potenciar a nuestras unidades, hacer daño directo, etcétera.
Evidentemente, los mazos están divididos por tipos, cada uno perteneciente a un héroe concreto, quien cuenta con su propio poder único para usar durante las partidas y cartas exclusivas de las que no disponen el resto, lo que acaba definiendo el estilo de juego de cada uno de ellos.
Como podéis comprobar, hasta ahora los cambios respecto al gigante de Blizzard son inexistentes, más allá de que aquí la partida empieza con tres de oro en vez de uno, por lo que se pueden hacer más cosas desde el comienzo, aunque el título cuenta con un par de mecánicas que lo diferencian mínimamente de sus competidores.
La principal de ellas la tenemos en la presencia de misiones. Al principio de la partida podremos escoger entre tres distintas y si la cumplimos (por ejemplo utilizar tres unidades con más ataque que vida o usar un determinado número de hechizos) recibiremos una carta especial y un efecto que variará según si escogemos resolverla por el camino del mal o del bien (tranquilos, esto es una simple elección cuando la superamos). Tras ello, el proceso se repite y podremos escoger otro objetivo a completar.
Sí, esto es muy similar a lo visto en las cartas de misión de Hearthstone, aunque los objetivos son mucho más sencillos y los resultados condicionan menos la partida y el tipo de mazo que tenemos que crear, por lo que acaban resultando en un simple aliciente adicional para que ajustemos nuestras acciones y tengamos algo más de estrategia.
Por otra parte, además del poder de héroe también contaremos con una habilidad extra llamada Guardia con la que podremos escudar a una unidad para que el enemigo no nos pueda atacar en el siguiente turno hasta que dicha criatura sea eliminada, impidiendo de este modo que tengamos numerosas unidades sobre la mesa con dicha técnica.
En cuanto a modos de juego, al tratarse de una versión de acceso anticipado no hay mucho donde escoger. De hecho, no hay ni siquiera un tutorial, por lo que como mucho podremos luchar contra la IA en el modo Entrenar para probar nuestros mazos y aprender a jugar. Por lo demás, el clásico e imprescindible modo de jugar contra otros jugadores y una batalla cooperativa que va cambiando cada cierto tiempo donde tendremos que unir fuerzas junto a otro usuario para derrotar a un gran jefe.
Este último modo nos ha parecido muy interesante y entretenido, ya que cada vez que nos toca turno va cambiando el jugador que puede actuar, aunque compartimos la misma salud y la misma mesa, permitiendo interesantes y devastadoras estrategias cooperativas. Por desgracia, al ser una batalla contra la IA y que además no cambia hasta pasados varios días, al final acaba aburriendo y sería mucho más interesante que implementaran este mismo sistema dentro del juego Competitivo, lo que podría convertirse en su principal reclamo si sus desarrolladores saben jugar bien sus cartas (perdón por el chiste fácil, pero no lo hemos podido evitar).
Gráficamente es un título agradable, pero sin muchas pretensiones, con unas ilustraciones simplemente correctas para las cartas y una puesta en escena muy básica y sin grandes efectos que le den algo de vidilla a los enfrentamientos. De hecho, la interfaz todavía necesita algo de trabajo, ya que hay algunas cosas que no terminan de quedar del todo claras con tan solo echarle un vistazo a la mesa, obligándonos a consultar de forma individual e intencionada esos datos que queremos, aunque por lo general se juega bien.
Del sonido no hay mucho que decir, más allá de una banda sonora tranquila y relajada de corte ambiental que no es demasiado variada y unos efectos bastante genéricos que a veces fallan y no se escuchan.
Resumiendo, Fable Fortune es un juego entretenido, pero que actualmente no sabe ofrecer nada que no hayamos visto ya y que lo diferencia de sus competidores. Ha seguido tan de cerca los pasos de Hearthstone que se ha olvidado de hacer algo que se sienta como nuevo, un problema muy grave si tenemos en cuenta que a nivel comparativo sale perdiendo al no contar con la misma cantidad de contenidos que el título de Blizzard ni con su variedad ni riqueza de mecánicas y habilidades, por no mencionar que la licencia no es ni tan remotamente popular.
Flaming Fowl Studios todavía tiene mucho tiempo para pulir su juego y llevarlo hacia una nueva dirección que resulte realmente atractiva para los jugadores y nos suponga una buena alternativa a lo que hay en el mercado a día de hoy, por lo que todo será no perderle la pista para ver cómo evoluciona con el paso de los meses y comprobar si realmente tiene algo nuevo y que merezca la pena por ofrecer.
Hemos escrito estas impresiones en su versión de PC con un código de Acceso anticipado que nos ha proporcionado Cosmocover.