Uno de los géneros que se han visto más favorecidos por las características de la portátil de Nintendo han sido sin duda los juegos musicales. Y es que la pantalla táctil ha permitido que muchos juegos ofrezcan una jugabilidad ágil y sencilla, ideal para seguir el ritmo. No han sido pocas las propuestas originales que nos han llegado, siendo una de ellas este Rhythm Heaven, lanzado en Japón ya hace un tiempo con el nombre de Rhythm Tengoku Gold.
El título que nos ocupa nos presenta una mecánica muy interesante, más propia de otros géneros. Y es que no tendremos una sucesión de canciones donde tendremos que pulsar una secuencia siguiendo el ritmo, sino que tendremos que ir superando una serie de sencillos minijuegos, todos ellos con el ritmo como eje central.
De esta forma, podría decirse que el juego es una especie de Wario Ware musical, salvando las diferencias, claro, como la longitud de los minijuegos, que en esta ocasión es bastante mayor que en el título de Wario. Aún así, tanto por la sencillez de los minijuegos como por el estilo gráfico nos recuerdan bastante a aquel juego, aunque ambos títulos ofrecen experiencias totalmente diferentes.
Tuvimos acceso a tres pruebas del juego, ya que el resto estaban bloqueadas. Para controlar el juego usamos exclusivamente el lápiz táctil de la consola, presionando la pantalla y soltando en el momento justo, trazando una recta o pulsando en el momento correcto. La duración de estos minijuegos era de aproximadamente un par de minutos y su mecánica (la cual detallaremos a continuación) era extremadamente simple, aunque no sabemos si habrá variaciones según avancemos en el juego.
El primer minijuego nos ponía en el papel de un integrante de un coro, y nuestra misión era cantar siguiendo el ritmo de los otros dos compañeros. Para hacerlo, debíamos mantener el lápiz sobre la pantalla para tener la boca cerrada, y separarlo cuando quisiéramos cantar. Así, teníamos que estar pendientes de cuando abrir la boca y cuando cerrarla, siguiendo el ejemplo de nuestros compañeros de coro y estando pendiente de las indicaciones del director de orquesta para cantar al mismo tiempo que el resto. Cuando nos equivocábamos los otros chicos ponían caras amargas muy divertidas, algo que demuestra que el juego está impregnado por un gran sentido del humor.
Tras jugar con los chicos del coro, pasamos al siguiente minijuego, donde teníamos un par de fichas con un agujero que rodaban desde izquierda y derecha hasta superponerse en el centro. En ese momento, debíamos trazar una línea hacia arriba para lanzar un palito que atravesase el agujero de las dos piezas y las tirase. La clave del minijuego era que los movimientos de las piezas seguían el ritmo de la música, por lo que será fundamental guiarnos por nuestros oídos en lugar de por nuestros ojos si queríamos tener éxito. Este minijuego nos pareció el más accesible de los que probamos, siendo relativamente sencillo superarlo.
Por último, el juego nos trasladaba a una cadena de montaje de robots y nos encargaba la misión de llenar de combustible a estas máquinas. Para hacerlo, veíamos a un lado de la pantalla como se montaba el robot y se ponía sobre una cinta transportadora, y, cuando la cabeza del robot quedaba sobre la manguera de gasolina, debíamos pulsar la pantalla con el lápiz para comenzar a repostar. Esto puede parecer fácil, pero la verdad es que nos pareció el minijuego más complicado de todos, requiriendo mucha más precisión que los otros que probamos y no siendo tan intuitivo como los otros.
Al final de cada uno de los minijuegos se nos dará una nota, aunque en nuestro caso, no tuvimos el tiempo suficiente para practicar y sacar la mejor puntuación, por lo que no pudimos desbloquear nuevas pruebas. Aún así, con un par de intentos mejoramos mucho nuestro resultado, por lo que no parece que la curva de dificultad sea muy dura, siendo accesible para todo tipo de jugadores, algo a lo que también ayuda su sencilla mecánica.
A nivel gráfico tiene un estilo muy característico. Su estética es muy simple, con gráficos casi esquemáticos, pero que en ningún momento dan un aspecto de poco trabajado. Se ha buscado un estilo muy minimalista que encaja perfectamente con su jugabilidad, por lo que creemos que es un acierto. Tendremos que ver el resto de las pruebas y ver si hay variedad en el aspecto de las mismas, pues contando con unos gráficos tan simples, sería una pena que estos se volvieran repetitivos.
El sonido en un juego de este tipo es fundamental. En este sentido las canciones que escuchamos eran algo simples (hay que tener en cuenta que se trataban de las mismas pruebas) pero con una gran calidad de sonido. Cabe destacar que la coordinación entre la música y la acción que debíamos hacer era total, por lo que bastará fiarnos de nuestros oídos para avanzar.
Rhythm Heaven es un soplo de aire fresco dentro del género de los juegos musicales, con propuestas muy interesantes. Además, su estética minimalista y desenfadada encaja perfectamente con lo que el juego busca ofrecer, convirtiéndose en todo un acierto. Debemos comentar que es un juego que lleva ya un tiempo en Japón, y la verdad es que no teníamos muchas esperanzas de que llegase a nuestro territorio, por lo que es una gran sorpresa (y una estupenda noticia) que Nintendo se haya decidido a traerlo para que todos podamos disfrutar. Está previsto que Rhythm Heaven salga en nuestro país estas navidades, por lo que pasaremos las fiestas con el ritmo en nuestras consolas.