La serie de aventuras gráficas conocida en Japón como Gyakuten Saiban (Phoenix Wright, por estos lares) ha tenido, desde el momento de su concepción y su salida a la luz en el mercado nipón en forma de títulos para la veterana GameBoy Advance, un éxito, ciertamente, sorprendente. Rompiendo todos los esquemas de jugadores y crítica, y haciendo olvidar a éstos muchos prejuicios debidos, en parte, a las expectativas a nivel técnico creadas por la nueva generación de videojuegos y consolas, la saga de aventuras gráficas Phoenix Wright ha cosechado una gran cantidad de acérrimos seguidores tanto gracias a las citadas versiones niponas del juego para GBA como a las posteriores conversiones de las mismas para Nintendo DS.
A occidente sólo nos han llegado las mencionadas conversiones para la portátil de doble pantalla, y en España, de momento, únicamente hemos podido disfrutar de las dos primeras entregas de la saga. A la espera de la tercera entrega (Phoenix Wright: Trials and Tribulations), se ha anunciado la salida al mercado de la cuarta parte de la serie, siendo ésta la primera entrega de la misma producida exclusivamente para Nintendo DS. Sin comprender del todo la política de distribución de Capcom en este sentido, ya que la linealidad de la saga se verá truncada debido a la salida en el mercado europeo de la cuarta parte antes de la tercera, no podemos menos que alegrarnos al volver a oír hablar de la serie, aunque en esta ocasión el protagonista que toma las riendas del asunto es un joven e inexperto abogado llamado Apollo Justice, dejando de lado al protagonista original de la saga: el carismático Phoenix Wright.
Nuevo protagonista, nuevos casos.
La saga Phoenix Wright empezó con un abogado novel llamado Phoenix Wright, el cual, a lo largo de tres títulos de considerable longitud, se establecía como profesional de renombre. A lo largo de la historia de la saga, las vivencias de cada uno de los personajes y el argumento que unía a todos ellos se iban cerrando sobre sí mismos, hasta que, al final de la serie, se unían todos los cabos e hilos argumentales, dando fin a la historia y estableciendo los destinos de cada personaje de manera muy clara. Dadas las circunstancias, la mejor manera para poder continuar con la famosa serie de abogados era la inclusión de un nuevo protagonista, Apollo Justice, y de nuevos personajes que ofrecieran nuevas vivencias y nuevos casos al jugador.
Además, en esta ocasión los desarrolladores del juego han tenido muy en cuenta para qué consola estaban programando, con lo que no nos encontraremos ya con una versión mejorada de un juego de GBA, sino con un juego de Nintendo DS con todas las de la ley, con un aprovechamiento de las características técnicas de la consola mucho mayor que el de las aventuras precedentes. Aunque no nos engañemos: visualmente, Apollo Justice: Ace Attorney no deja de ser un juego de la saga Phoenix Wright, aunque con algunas mejoras, como en la definición de los modelados tanto de los escenarios como de los personajes, de texturas y colores con un suavizado más elaborado que en entregas previas. Pero volveremos a ver los mismos escenarios sin movimiento y el mismo estilo de aventura que hasta el momento, con conversaciones fundamentalmente en primera persona (excepto en los juicios), en las que hablaremos con una figura poco menos que estática del personaje con el que estemos conversando.
Pero las diferencias se hacen notorias en aspectos como, por ejemplo, los clásicos vídeos de introducción de cada uno de los casos. Para la ocasión, se han desarrollado escenas mucho más elaboradas, con algunos efectos gráficos y algunas animaciones en tres dimensiones que no desmerecen en absoluto las características técnicas de nuestra portátil, sorprendiendo, en este caso, gratamente al jugador que ya disfrutara de las entregas anteriores de la saga. Por otro lado, de manera similar a como vimos en el último caso de la primera entrega de la saga para Nintendo DS, podremos en cualquier momento acceder a nuestro inventario de pruebas y manejarlas a gusto en un entorno tridimensional mediante el lápiz táctil, buscando pistas o huellas que puedan ayudarnos a solucionar el caso que estemos llevando.