Cuando algo se pone de moda resulta casi inevitable que las compañías intenten sacar tajada de ello usando sus licencias más populares. Hace unos años el mercado se inundó de MMORPG y MOBA y ahora estamos viviendo una época en la que si te despistas y parpadeas te pierdes el lanzamiento de varios battle royale. Tanto es así que hemos llegado a un punto en el que Square Enix ha decidido que quiere parte del pastel de Fortnite y PUBG con una de las ideas más extrañas que jamás se le habría podido ocurrir a nadie: realizar un juego de este estilo para móviles inspirado en el universo de Final Fantasy VII.
Por mucho que os pueda sonar a broma, se trata de un proyecto muy real que ya está disponible de manera gratuita en iOS y Android, y como no podía ser de otro modo, en Vandal ya nos hemos lanzado a la batalla para descubrir si se trata de un producto que realmente merece la pena o solo de otro intento más por exprimir la licencia y la nostalgia de los fans.
Una inesperada precuela
Para justificar que 75 personas se lancen a matarse entre ellas, Final Fantasy VII: The First Soldier nos sitúa 30 años antes de los acontecimientos que tienen lugar en la séptima fantasía final, coincidiendo con el auge de Shinra. Nosotros seremos aspirantes a Soldado y para demostrar nuestra valía tendremos que participar en unos crudos entrenamientos que nos llevarán a enfrentarnos a otros jugadores que también comparten nuestro objetivo de entrar en la élite militar de la empresa.
Con este contexto argumental que además promete contar una historia con el paso de las temporadas (aunque ya os avisamos que la presencia de narrativa es anecdótica a día de hoy), nos dirigiremos a un gigantesco mapa situado en las barriadas de Midgar en el que deberemos hacer lo mismo que en otros títulos del estilo: aterrizar en la zona que deseemos, armarnos con lo que encontremos y ser el último jugador que quede en pie mientras el tamaño del escenario se va reduciendo.
Sin embargo, no podemos olvidarnos de que por muy battle royale que sea, esto sigue siendo un juego de la marca Final Fantasy, por lo que se han introducido algunos elementos muy interesantes que le dan algo de personalidad a su propuesta y lo diferencian de sus competidores. Por ejemplo, además de las numerosas armas a distancia que podremos recoger (la base jugable no deja de ser la de un shooter en tercera persona), también tendremos la posibilidad de dar con poderosas materias que nos permitirán lanzar utilísimos hechizos e incluso invocar criaturas tan poderosas como Ifrit.
Además, existe un sistema de progresión mediante el cual recibiremos experiencia al cumplir objetivos, eliminar jugadores, sobrevivir a las diferentes fases de la partida y, por supuesto, liquidar los monstruos que nos encontremos por el camino, entre los que también se incluyen algunos jefes que requieren de la colaboración de varios jugadores. De la misma manera, también podremos mejorar nuestras armas para subirlas de categoría y hacerlas más efectivas. Por supuesto, cada vez que iniciemos una nueva partida empezaremos sin equipo y con el nivel más bajo, por lo que el proceso de hacernos más fuertes consiguiendo experiencia es una parte integral del juego, al igual que la necesidad de armarnos.
Sumadle la relevancia que tienen los ataques cuerpo a cuerpo en los combates (pueden aturdir y hacen muchísimo daño) y la existencia de cinco clases bien diferenciadas entre las que podemos escoger (guerrero, ninja, monje, hechicero y explorador) con sus correspondientes habilidades y propiedades únicas, así como la posibilidad de hacer parkour, montar en chocobo (al cual, por cierto, podréis criar, aparear y mejorar entre partida y partida) y usar vehículos, y os quedará un battle royale con ideas bastante interesantes ambientado en un universo muy querido que es capaz de dejarnos buenos momentos cuando todo funciona como debe.
Lamentablemente, el título sufre algunos problemas más o menos graves que nos han empañado la experiencia más de lo que nos gustaría, empezando por sus controles. De entrada, os recomendaríamos que no os acerquéis a él a menos que tengáis un mando que podáis conectar a vuestro dispositivo ya que el sistema de control táctil es poco menos que una tortura, pues no solo es extremadamente impreciso, sino que también sufre de fallos y errores puntuales al intentar hacer ciertas acciones.
La cosa mejora bastante con un mando o con accesorios como el Razer Kishi, aunque sigue sufriendo de ciertas imprecisiones y carencias, algunas derivadas de bugs, que derivan en que la experiencia no sea todo lo disfrutable que debería. Esto se acaba traduciendo en que si jugamos con unos controles tradicionales tendremos una ventaja enorme sobre los que solo hagan uso de la pantalla de su terminal, quienes a nuestros ojos parecían patos de feria a los que destrozar a placer con suma facilidad.
De igual modo, el rendimiento del título nos ha parecido algo inestable, pues en un Samsung Galaxy S9+ hemos sufrido de "lagazos" puntuales, bugs varios e incluso cuelgues que han llevado a cierres inesperados de la aplicación en el peor momento posible. Y una recomendación: desactivad las notificaciones cuando juguéis, ya que si os salta alguna perderéis el control durante varios segundos.
El hecho de jugar en pantallas con un tamaño tan reducido tampoco ayuda demasiado, ya que a veces resulta difícil discernir elementos lejanos en un mapa tan grande, algo que se ve agravado por el pobre apartado técnico del que hace gala incluso en su configuración de vídeo más alta, con unas texturas terribles que tardan mucho en cargar, una resolución mejorable y unos efectos desoladores. Todo esto nos ha llevado a pensar que se trata de un juego que se ha diseñado con el mercado de consolas y PC en mente, tanto por sus controles como por las particularidades de su propuesta y de sus gráficos, aunque de momento no se ha confirmado que vaya a dar el salto a otras plataformas. Al menos, el sonido sí está a la altura gracias a una banda sonora que rescata temas clásicos de Final Fantasy VII y los remezcla con acierto.
Un battle royale con buenas ideas que todavía tiene mucho que mejorar
Lo que hemos jugado de Final Fantasy VII: The First Soldier nos ha dejado con un sabor de boca agridulce. Por una parte, tenemos un battle royale que introduce con acierto un buen puñado de elementos muy reconocibles para cualquier fan de la saga, dotando así a su propuesta de un carácter único, pero por la otra lo que nos queda es un juego con unos controles muy mejorables y con un buen puñado de problemas técnicos que impiden que brille todo lo que debería.
Quizá dentro de un tiempo, cuando haya recibido más contenidos y se hayan corregido sus principales defectos, podamos hablar de un título realmente recomendable para los aficionados a este subgénero (si os gusta Final Fantasy pero nunca os ha atraído esto de los battle royale, dudamos mucho que este spin-off os vaya a hacer cambiar de parecer), aunque ahora mismo y por desgracia, se queda muy por detrás de los principales referentes del mercado.
Hemos escrito estas impresiones tras habernos descargado el juego desde Google Play en un Samsung Galaxy S9+.