Análisis de The Last Remnant (Xbox 360)

Lo primero que llama la atención de este nuevo juego de rol es algo que no está vinculado estrictamente con éste, sino con la política de lanzamientos de Square-Enix, y resulta que The Last Remnant no llega con medio año, o un año, o más tiempo, de retraso con respecto a otros mercados. Nos gustaría creer que esto se va a imponer en el futuro, aunque somos realistas, y nos tememos que, por el momento, el lanzamiento mundial casi simultáneo va a ser algo excepcional por algún tiempo.
Señalado ese aspecto, debemos tener en cuenta que desde un primer momento ha habido una clara intención de hacer con el juego que nos ocupa un título pensado desde su origen para resultar atractivo por partes iguales tanto al mercado nipón como al occidental, así que es lo mínimo que se podía esperar, y es algo que, de hecho, se nota en la práctica. Muchos elementos del juego mantienen una estética puramente oriental, mientras que otros muestran una fuerte influencia de la otra parte del mundo
Eso sí, el desarrollo, planteamiento de la historia, y demás elementos son inconfundiblemente nipones, y aunque no podemos decir que esté exento de clichés, empezando por el completamente estereotipado protagonista, el guion es bueno (superior incluso a la media) y los personajes secundarios están muy bien trazados. La trama consigue llevarnos por la senda con leve tendencia a lo melodramático que caracteriza al género sabiendo cuándo darnos una sesión más de una historia que, como dejan intuir sus dos discos, no va a ser corta.
De hecho, lo cierto es que casi todo en The Last Remnant son virtudes y hay un importante potencial para haber hecho de él uno de los mejores juegos del género en lo que va de generación, pero tiene un lastre técnico importante. La tasa de imágenes por segundo, como adelantábamos en nuestras impresiones, tiene bastantes problemas, y lo mismo sucede con la carga de texturas. El juego parece pensado muy especialmente para su instalación en el disco duro de la consola, y aunque eso reduce en mucho los –abundantes- tiempos de carga, no logra eliminar sus defectos técnicos, que son difíciles de perdonar al ser una constante, molesta en ocasiones, durante toda la partida.
La verdad es que creemos que los aficionados que busquen un juego de rol que llevarse a la consola sabrán perdonar sus carencias, y al fin y al cabo, durante mucho tiempo estos títulos no se han caracterizado precisamente por espectaculares aspectos técnicos. Además, es de esperar que sus virtudes sean suficientes como para inclinar la balanza a su favor en detrimento de sus defectos técnicos.

Con The Last Remnant vamos a vivir la aventura del joven Rush Sykes, a quien conocemos en plena búsqueda de su heramna Irina, secuestrada por extrañas criaturas, viéndose atrapado sin comerlo ni beberlo en todo un conflicto bélico. A partir de ese momento entrará en contacto con algunos de los importantes personajes secundarios, como el noble David, o Emma, y esto es una estupenda excusa para mostrarnos las diferentes razas que pueblan este mundo de fantasía con una estética que combina (la mayoría de las veces con acierto) tendencias muy modernas con otras de corte de fantasía medieval. En este mundo, además, hay se juntan científicos y tecnología, como los padres de Sykes, y magia a partes iguales, y unos artefactos mágicos muy especiales en torno a los que gira el mundo y que son, de hecho, el principal foco de investigación de los científicos.
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