Análisis de Supreme Commander (Xbox 360)
El género de la estrategia en tiempo real siempre ha dado sus frutos en compatibles, pero no así en el mundo de las consolas, donde no siempre las sagas de éxito como StarCraft, Command & Conquer o Age of Empires, por poner algunos ejemplos, han sido bien representadas; si bien es cierto en estos últimos años la estrategia en tiempo real está cobrando un mayor protagonismo en las consolas de sobremesa. No hay más que ver los últimos lanzamientos, o las nuevas propuestas que preparan las compañías. Sin embargo, a día de hoy éste sigue siendo un género muy irregular en consolas, como lo demuestra esta versión de Supreme Commander, el sobresaliente título de estrategia desarrollado por Gas Powered Games que al contrario que en compatibles, no cumple en ningún caso con las expectativas depositadas en él.
Pon fin a la Guerra Infinita
La historia nos sitúa en pleno año 3844 en la llamada Guerra Infinita, un conflicto bélico que lleva activo más de mil años donde las tres grandes facciones: La Federación Tierra Unida, los Iluminados Aeon y la Nación Cybran luchan por dominar el universo, cada uno con sus propios intereses, tanto políticos, como religiosos.
Nuestro deber como comandante será aniquilar las tropas enemigas y evitar que éstas se expandan lo suficiente como para realizar un ataque mortal a nuestro ejército.
Antes de emprender nuestro viaje al campo de batalla tendremos que escoger el bando al que queremos pertenecer. La campaña principal del juego está dividida por facciones, así que si nuestra intención es terminar el juego enterándonos de toda la historia tendremos que acabar todas las escaramuzas pertinentes liderando a las tres facciones. Una vez tengamos bando aterrizaremos al campo de batalla en forma de UCB, que es, sin duda, el personaje de más importancia de todo el título, pues la unidad se encargará de construir los colectores de recursos básicos (energía y masa), además de edificar las estructuras militares de tierra, mar y aire, además, si nuestro comandante muere, la misión terminará automáticamente. Como en todo buen juego de estrategia contaremos con recursos limitados al principio y, a medida que vayamos creando colectores y fábricas tendremos acceso a distintos tipos de estructuras y unidades, como exploradores, patrullas y vehículos bélicos.
Por suerte, nuestra UCB no será la única capaz de construir en el terreno de juego; ingenieros de todo tipo podrán ayudar a la bestia de metal para aligerar el trabajo, ya que en Supreme Commander, el tándem construcción y velocidad será indispensable si queremos completar la misión con éxito ya que nuestros enemigos no nos darán tregua en más de una ocasión. Hay que remarcar que es de vital importancia actualizar los edificios que vayamos construyendo en nuestra base o zona de combate, pues aumentará gradualmente los atributos de nuestras tropas, así como permitirnos acceder a nuevas estructuras de gran atractivo para poder terminar la misión.
Como era de esperar, cada facción contará con tropas y edificios completamente diferenciadas, cada una con sus propias técnicas de ataque, aunque en esencia la estructura de los peones es exactamente igual, por lo que no habrá unidades desproporcionadas ni desequilibradas. Ninguna facción es completamente superior a otra, sino que cada una cuenta con habilidades distintas para el ataque.
Tal y como ocurría en la versión para compatibles a priori el terreno de juego por el que nos dispersaremos será pequeño, aumentando en consideración a medida que vayamos avanzando por la misión. El zoom, además, será muy importante para el desarrollo de nuestra aventura, pues en Supreme Commander podemos ver completamente toda el mapa, pasando de ver un primer plano de nuestro robot centinela a ver la batalla que se está librando a varios kilómetros de distancia.
Todo aficionado al género sabrá que los juegos estratégicos en tiempo real tienen un esquema predilecto a seguir: construir nuestro fuerte, hacer bases militares, preparar un ejército y atacar, no necesariamente en el mismo orden. Supreme Commander juega más con la parte bélica que la de gestión de recursos, por desgracia la puesta en escena arruina completamente la esencia tan perfecta que rodea al título de PC.
Estrategia en Xbox 360
Si bien es cierto de momento son pocos los títulos del género que han llegado a la consola de Microsoft (y a consolas de nueva generación en general), Supreme Commander no satisface la sensación de control que aprecia el jugador de PC, pues uno de los principales problemas que le encontramos a la obra es el complejo control que propone Hellbent Games, quienes se han encargado de la adaptación a la máquina. El juego resulta complicado para aquellos quienes no estén acostumbrados a juegos de estrategia en tiempo real y, muchísimo más difícil para los novicios con el control en un pad tradicional.
Supreme Commander en su versión original, gracias al ratón y al teclado, nos permitía movernos con total libertad por el mapa, llegar a gestionar nuestros recursos rápidamente, sin demora, y lanzar un ataque en cuanto nuestras unidades estén preparadas para la acción. Lamentablemente las órdenes introducidas por un mando clásico merman por completo las rápidas decisiones tomadas por el jugador, pues la velocidad de varios sticks y la configuración de botones no tienen nada que hacer frente a un ratón y sus envidiables clics.
Para dar órdenes a los miembros de nuestro equipo bastará con seleccionarlos y enviarles a realizar su cometido mediante el pad direccional, que nos abrirá una ventana de opciones a escoger. La versión de Xbox 360 del juego pretende ser una versión fiel al original por lo que también veremos en pantalla cientos de unidades sin tener que estar pendiente de ralentizaciones por culpa de un mal equipo informático. Y precisamente es aquí donde falla el juego, en las grandes batallas con numerosos personajes, ya que el control empaña lo que es, probablemente, lo más divertido del juego. Por ejemplo, a la hora de seleccionar numerosas unidades repartidas por el mapa, juntarlas y darles órdenes concretas perderemos un tiempo muy valioso que el enemigo utilizará para acabar con nuestras tropas; si nuestra intención es hacer un ataque por varios flancos tendremos que estar muy preparados ya que por desgracia es bastante más difícil llevarlo a cabo que como debería.
Si es cierto que los desarrolladores han creado accesos rápidos que sin duda alguna aligerarán la carga de juego, como por ejemplo la utilización de la cruceta direccional para dar órdenes a nuestras unidades si pulsamos arriba, o la posibilidad de crear nuevas pulsando derecha, aunque por desgracia, no compensa.
Modos de juego supremos
En cuanto a modos de juego, Supreme Commander cuenta con varios que harán interesante terminar el juego en los distintos modos de juego. Para empezar contamos con un cuasi-obligatorio modo tutorial, que nos ayudará a entender los a priori complicados controles de juego, tanto para controlar al gigante de metal principal, como para formar nuestro primer ejército y establecer nuestra base en el planeta.
Una vez tengamos asimilados los controles del juego -algo que puede llevar perfectamente una hora de juego-, tendremos a nuestra disposición el modo campaña principal, que cuenta la historia de las tres facciones del juego, con presentaciones, personajes carismáticos y todo lo necesario para mantenernos frente al televisor para ver el hilo argumental del juego que, por su parte, es bastante notable.
Si terminamos con éxito el modo principal con los tres bandos siempre podremos echar una partida rápida contra la máquina en el modo escaramuza donde, de nuevo, tendremos que escoger de qué bando estamos así como el modo de juego al que queremos unirnos: Sin fin (jugar solo, sin enemigos, para poner en práctica lo aprendido anteriormente), Asesinato, Supremacía y Aniquilación nos obligarán a acabar con distintas unidades enemigas, en Rey de la colina tendremos que tomar el control de una zona y por último, en Punto de comando, tendremos que controlar todos los lugares estratégicos del mapa. Cabe destacar que la inteligencia artificial del juego es bastante buena, quizá demasiado para la adaptación a la consola, ya que en muchas ocasiones veremos cómo el enemigo no nos dejará ni un segundo de respiro en toda la partida.
Por último, contamos con varios modos de juego multijugador -tanto online como fuera de línea- que hacen el juego atractivo para varios jugadores amantes del género. Podremos aliarnos con amigos y hacer frente a jugadores de todo el mundo para crear las batallas intergalácticas más épicas de la historia. Sin duda, uno de los modos más atractivos y divertidos de juego.
En PC puntero, aquí no
Otro de los aspectos a destacar de Supreme Commander es la falta de mimo a la hora de trasladar el concepto de juego a Xbox 360, pues los gráficos a día de hoy han quedado totalmente obsoletos en comparación con otros títulos. La vista que nos ofrece el juego es cenital, pudiendo acercarnos al nivel de nuestras tropas si lo deseamos o alejarnos hasta ver un mapa en dos dimensiones con el que planificar perfectamente nuestro ataque.
El apartado sonoro del juego cuenta con varias pistas épicas que nos pondrán en tensión durante la batalla y que logrará meternos más de lleno en nuestro papel de comandante, además, las órdenes que recibimos por la Unidad de Combate Blindada están en perfecto castellano así como los textos que ofrece el juego aunque hay un detalle que descolocará a más de uno: el tutorial del juego está narrado en perfecto inglés y, aunque subtitulado a nuestro idioma, es bastante molesto que unas partes estén localizadas y ésta no.
Concluyendo
En definitiva, la entrada de Supreme Commander sentará como un jarro de agua fría a todos aquellos quienes esperaban que el juego tan premiado de PC tuviera una adaptación fiel para la consola de Microsoft. El control, pese a estar bien ideado sobre el papel, está mal llevado a la práctica, haciendo el juego muy lento y complicado para muchos. El apartado gráfico tampoco es gran cosa, y la no inclusión de la expansión aparecida en PC es, cuanto menos, imperdonable. Además, en breve llegará al mercado una nueva franquicia de UbiSoft, Endwar, donde podemos controlar a todo un ejército tan solo con nuestra voz, olvidándonos tanto de teclado y ratón, como de mando tradicional, y, para sorpresa de muchos, el sistema funciona a la perfección. Los fans del juego de Chris Taylor tendrán que esperar a ver si los próximos juegos para consola reflejan fielmente lo que su creador quiere hacer llegar a los jugadores: un universo en pleno conflicto donde tú, un comandante, eres el único que puede hacer frente a la amenaza enemiga.