Análisis de Metro: Last Light (Xbox 360, PC, PS3)

Metro 2033 fue uno de esos videojuegos que nos pilló totalmente por sorpresa cuando se lanzó hace tres años. La versión interactiva de la novela del mismo nombre era una aventura de acción en primera persona con mucha personalidad, con una ambientación sobrecogedora, con una buena historia y con un apartado gráfico sorprendente. Sin embargo, tampoco se libraba de ciertos problemas que no podían pasarse por alto, como una optimización deficiente en PC, una IA nula, varios bugs, una excesiva linealidad y unas fases de sigilo tediosas y desesperantes. Ahora, 4A Games vuelve a la carga con el fin de volver a ofrecernos una experiencia que mantenga la calidad de la primera parte y solucione al mismo tiempo todos sus errores. Si queréis saber si lo han conseguido o no, no tenéis más que seguir leyendo.

La última esperanza de la humanidad

A diferencia de Metro 2033, Last Light no sigue los hechos de ninguna novela, sino que se trata de una historia totalmente original, pensada para servir como puente entre la anterior entrega y la novela Metro 2034. Esto podría disparar las alarmas de muchos, aunque podemos decir que podéis estar tranquilos, Dmitry Glukhovsky, el escritor de los libros, ha estado presente en su desarrollo y elaborando el guion, y creednos, es algo que se nota.

La calidad narrativa de la que goza esta secuela está fuera de toda duda y su historia ya nos habrá atrapado antes de que nos demos cuenta. Este es uno de sus puntos fuertes y realmente consigue que nos sintamos en un mundo post-apocalíptico donde la superficie terrestre ha quedado inhabitable y la humanidad intenta sobrevivir en los túneles del metro. Los personajes están bien desarrollados y si prestamos atención nos enteraremos de muchos detalles adicionales que añaden más valor al conjunto. Eso sí, al igual que ocurría en la primera entrega, la historia es la encargada de marcar el ritmo del juego, por lo que si esperáis un título de gatillo fácil y frenético donde disparar a cada minuto, podéis llevaros una decepción.

Por pedir nos hubiera gustado que Artyom (quien repite en el papel del protagonista) interviniera en las conversaciones para no tener la sensación constante de escuchar monólogos, aunque a fin de cuentas esta es otra forma de intentar conectar con nosotros para que nos sintamos los protagonistas absolutos. Al menos podremos saber lo que piensa en las pantallas de carga y en los apuntes de nuestro diario.

Entrando ya en lo que es su jugabilidad, lo primero que tenemos que comentar es que Metro: Last Light engaña mucho en sus inicios. La primera hora de juego resulta demasiado aburrida y muy pesada, y lo único a lo que nos dedicaremos será a avanzar por múltiples pasillos siguiendo a otro personaje, viendo infinidad de scripts, participando en tiroteos (pocos, muy pocos) que nuestro acompañante es capaz de resolver él solo sin que disparemos casi, etcétera. Y todo ello en pantallas de apenas cinco minutos que no paran de cortarnos el ritmo cuando parece que el juego empieza a despegar. De hecho hay un par de niveles en este tramo dedicados únicamente a mostrarnos un script muy espectacular sin que haya nada más que podamos hacer antes de que vuelva a salir la pantalla de carga.

Una vez superada esta primera hora, y tras un giro argumental bastante importante, el juego cambia por completo y por fin nos deja jugar a algo más que a una película interactiva, momento en el que empieza a desplegar todo su potencial para engancharnos rápidamente y así recuperar nuestro interés. Los niveles son mucho más largos (de 15 a 20 minutos), a pesar de tener un desarrollo lineal nos dan libertad para afrontar las situaciones de la forma que creamos más conveniente, se añaden diversos objetivos adicionales totalmente integrados en la trama de una forma muy natural, y nos sumergirá de pleno en una variedad de situaciones muy de agradecer que evita que haya dos momentos iguales y que las palabras "aburrimiento" o "tedio" se crucen por nuestra mente.

Pero vayamos por partes. Algo que muchos os alegraréis de leer, es que las fases de sigilo se han eliminado, aunque este sigue siendo uno de los elementos principales del título. Por lo tanto, en la gran mayoría de situaciones en las que haya enemigos humanos, podremos decidir si ir acabando con ellos de uno en uno entre las sombras y sin que nos vean, infiltrarnos directamente sin matar a nadie para no levantar sospechas o directamente ir a lo Rambo y cosiendo a balazos a todo aquel que se nos ponga por delante.

El sigilo es una opción más y en nuestras manos quedará la decisión de darle uso o no. Además, para facilitarnos las cosas, siempre que estemos visibles se iluminará un indicador en nuestro reloj para que sepamos lo expuestos que estamos. Eso sí, los escenarios no son demasiado grandes y apenas hay caminos alternativos, por lo que el uso de estas tácticas se encuentra algo limitado.

En cuanto a los objetivos adicionales que hemos mencionado antes, estos no se nos indicarán en ningún momento, ni aparecerá un mensaje para avisarnos de que lo son. Simplemente formarán una parte más del desarrollo de la aventura permitiéndonos intervenir o no en ciertas situaciones. De hecho, no nos darán ninguna clase de recompensa por cumplirlos, pero un "gracias" proveniente de los labios de una joven a la que estaban a punto de violar o de una familia a la que estaban torturando acaba siendo mayor recompensa y nos dejará mucho más satisfechos que cualquier arma que pudiésemos conseguir, lo que habla muy bien de la narrativa y de cómo el juego nos sumerge de lleno en su universo.

Si no nos creéis, simplemente tenéis que probar a no intervenir mientras os alejáis y escucháis los desgarradores gritos de las víctimas resonando por todos los túneles para que podáis experimentar las sensaciones que el título consigue transmitir. Por desgracia, esta clase de situaciones no se dan muy a menudo. De hecho son bastante escasas, por lo que nos ha dejado con la sensación de que se podrían haber aprovechado un poco más.

También tenemos que elogiar su desarrollo. A cada paso que damos, el juego consigue plantearnos una nueva situación distinta a la anterior. Jefes finales, momentos a bordo de una especie de vehículo sobre raíles, túneles claustrofóbicos en los que la luz de la linterna será nuestra única aliada, combates contra mutantes en la superficie mientras intentamos encontrar oxígeno y evitar que nos rompan la máscara antigas, visitas a estaciones civiles donde explorar un poco, etcétera. Podríamos criticarle lo lineal que es, pero con lo divertido y dinámico que resulta su desarrollo se nos hace complicado, a pesar de que con algo más de libertad probablemente habría ganado varios enteros, ya que hay momentos que se prestan a ello.

Como ejemplo de esto último tenemos los niveles que se desarrollan en la superficie. Cuando los vemos por primera vez nos muestran unos escenarios gigantescos y muy abiertos que nos hacen frotarnos las manos pensando en lo que podremos explorar mientras nos dure el oxígeno (nuestras reservas se indican en el reloj que lleva Artyom), aunque a la hora de la verdad, estas secciones no dejan de ser un pasillo más grande de lo normal, ya que los caminos están prefijados. Además, para que no nos perdamos se nos indicará la ruta a seguir por medio de unos banderines.

También tenemos que comentar que estas son nuestras partes favoritas de la aventura, no solo por el agobio que supone estar pendientes de nuestro oxígeno y de la máscara, la cual tendremos que limpiar cuando se manche de sangre u otro líquido, sino por la variedad de escenarios que recorreremos y los peligros a los que nos enfrentaremos. Os aseguramos que los mutantes llegarán a ser la menor de vuestras preocupaciones en una tormenta o cuando andéis sobre placas de hielo quebradizas.

Hemos mencionado ya varias veces a los mutantes, pero todavía no hemos hablado de ellos. Decir que plantean los enfrentamientos más interesantes del juego por su variedad. Existen muchos tipos distintos de ellos y cada uno nos obligará a plantear estrategias muy diferentes para derrotarlos. Por ejemplo, para matar a una araña primero tendréis que asustarla con la luz de la linterna para que quede cegada y se caiga de espaldas, lo que expondrá su punto débil, mientras que por otro lado también encontraréis enemigos que se dedicarán a aturdiros con gritos, otros que usarán sus brazos a modo de escudo para que reboten nuestras balas (una escopeta romperá esa defensa fácilmente), otros que se dedicarán a saltar por todas las paredes para acercarse a nosotros rápidamente sin que podamos apuntarles bien, etcétera.

Los enfrentamientos contra los humanos son mucho más convencionales y bastante más aburridos, algo que se debe principalmente a la deficiente Inteligencia Artificial que presentan. No sabríamos decir si es mejor o no que la del primer juego, ya que siguen teniendo comportamientos estúpidos y predecibles mientras atacan sin demasiado sentido, exponiéndose constantemente a nuestros disparos como si fueran patos de feria. Esto es algo especialmente notable cuando intentamos ser sigilosos, donde da igual que estemos delante de sus mismas narices, que si el indicador de visibilidad no se ilumina no nos verán.

Por otro lado, comentar que en ciertos momentos de la aventura nos encontraremos una serie de tiendas donde comprar armas (podremos llevar hasta tres) y munición, a las cuales también podremos comprarles diversos accesorios como una mira o una mejora de estabilidad. Un pequeño toque de personalización que se agradece y que nos tendrá cambiando de un arma a otra constantemente, ya que el manejo de cada una difiere mucho según lo que le tengamos equipado.

En total la aventura nos ha durado siete horas en Modo Original y en dificultad normal, sin que apenas hayamos tenido especiales problemas. De hecho no hemos muerto más de tres veces en todo el juego y nuestras reservas de oxígeno al finalizar la aventura superaban los tres cuartos de hora. En difícil las cosas se complican un poco más, pero no planteará demasiados inconvenientes a ningún veterano del género. Aquí tenemos que hacer una pequeña crítica a la decisión de vender por separado el Modo Comando del juego, que viene a ser el auténtico modo difícil y con el que se pretende simular una experiencia de supervivencia mucho más realista e intensa. Este se regalará con las reservas del título, pero quienes no opten por ello tendrán que pasar por caja para desbloquearlo, por lo que no hemos tenido ocasión de probarlo.

Optimizando las líneas del Metro

A nivel técnico, Metro 2033 puede ser considerado sin dudas como uno de los grandes exponentes de la generación, al menos en PC. Por desgracia, aquel juego se vio lastrado por unos problemas de optimización bastante graves que provocaban que hasta un equipo de gama alta tuviera alguna que otra dificultad para moverlo. Esta vez, en 4A Games han aprendido la lección y nos encontramos con una optimización ejemplar. Evidentemente si queréis disfrutar de todo su potencial gráfico vais a necesitar de un buen PC, pero ahora la tasa de imágenes por segundo es muy estable y fluida en todo momento, incluso en equipos más discretos.

En nuestro caso hemos jugado en un PC con un procesador i7 2700k, con una tarjeta gráfica GeForce GTX 570 y con 16 GB de RAM para realizar este análisis, y nos hemos mantenido entre los 45 y 50 fps con todas las opciones de configuración de vídeo al máximo. Mencionar que estas últimas son algo escasas y que la mayoría no son regulables, por lo echamos de menos más parámetros para configurar.

Dejando de lado lo que es la optimización, comentar que estamos ante un juego muy potente a nivel visual, con unas texturas de altísima calidad, unos buenos modelados, de personajes y una dirección artística apabullante. Precisamente, esto último nos ha llamado más la atención que todas las virguerías gráficas que presenta (que las tiene en forma de efectos gráficos de todo tipo), ya que la ambientación es sencillamente soberbia, con unos escenarios que saben cómo sobrecogernos, especialmente en exteriores, los cuales a pesar de mostrarnos una ciudad post-apocalíptica en ruinas consiguen transmitir una belleza pocas veces vista en un videojuego de este tipo. Eso sí, no es oro todo lo que reluce, y el juego hace gala de una buena variedad de bugs gráficos que afean el conjunto con más frecuencia de la que deberían. Además, las animaciones de los enemigos resultan algo rígidas y ortopédicas, y las expresiones faciales brillan por su ausencia.

El sonido no iba a ser menos y vuelve a presentarse como uno de los mejores apartados de todo el conjunto, con un doblaje al castellano muy notable (aunque con alguna que otra voz que deja que desear) y una banda sonora que consigue que no nos imaginemos el juego con otras composiciones. Aunque sin lugar a dudas, lo que más brilla son sus efectos de sonido: variados, contundentes y con una nitidez y calidad excepcional.

Conclusiones

Metro: Last Light es un buen juego y que a pesar de lo saturado que está el género actualmente, consigue ofrecer algo diferente, muy divertido, adulto y de calidad. No se desmarca demasiado de lo visto en su anterior entrega, ya que se trata de un título bastante continuista en ese sentido, aunque consigue mejorarlo en casi todos sus apartados. Sin embargo, su IA sigue sin estar a la altura, es corto, poco rejugable, y tiene un comienzo lentísimo y muy mejorable que quizás pueda con la paciencia de más de uno. Pero si esto no os importa y queréis disfrutar de una buena historia y de un juego con personalidad propia que sepa cómo sumergiros de verdad en un futuro donde la propia humanidad ha acabado con la civilización tal y como la conocemos, podéis estar seguros de que con la nueva obra de 4A Games no os equivocaréis.