Análisis de Alone in the Dark: Near Death Investigation (Xbox 360, PS2, Wii, PC)

Pese a que la saga Alone in the Dark no se haya sobreexplotado como sus rivales, tiene el honor de haber inaugurado un género tan prolífico como el Survival Horror. Han pasado dieciséis años desde la publicación de la primera entrega, pero descafeinadas secuelas y falta de voz en la industria obligaban una renovación en la franquicia. Si algo es indiscutible en este "quinto" capítulo (aunque las referencias a los anteriores títulos son muy superficiales, se trata de un juego completamente independiente), es su afán de innovación y de romper con los esquemas pre-establecidos en los juegos congéneres. Lamentablemente no siempre unas buenas intenciones conllevan a un resultado igual de satisfactorio, como el juego que nos compete, donde nos vemos obligados a redundar en la afirmación de necios "la innovación está sobrevalorada".
Nos despertamos en estado amnésico sobre una camilla escuchando detalles sobre cierta conspiración que nos atañe. Momentos antes de nuestra ejecución, unas fisuras que se extienden por paredes y suelo no salvan de la muerte para comenzar nuestra pesadilla en el mayor escenario visto en un survival horror: Nueva York, concretamente, Central Park. En la narración encontramos la primera (y más acertada sin lugar a dudas) ruptura con los esquemas actuales. Alone in the Dark se concibe como una mini-serie de televisión, emulando algún que otro acierto de la adaptación de "Perdidos" (como los flashbacks, referencias a secciones ya jugadas o finales en suspense al terminar un episodio) aunque la auténtica novedad reside en permitirnos a los jugadores avanzar los capítulos, ya sea porque estos no nos gusten, no sepamos como superar un puzzle o estemos ansiosos por conocer que sucede.
La atmósfera, el verdadero protagonista de los survival horror, resulta ser uno de los primeros jarros de agua fría que recibiremos. Puede que el diseño conceptual esté a la altura (sectas y mundos de la luz y la oscuridad de fondo, con interesantes referencias aunque muy superficiales a Baudelaire, Aleister Crowley, etc...) pero el juego difícilmente logra infundarnos tensión ya que audiovisualmente es muy pobre. Podemos intercambiar la vista en tercera y primera persona (siendo esta libre, dejando atrás los escenarios pre-renderizados) perdiendo a veces los inteligentes ángulos de cámara buscados por los desarrolladores para crear una atmósfera sólida, siendo los momentos basados completamente en el guión los más destacables (como la primera persecución en coche o el derrumbamiento inicial del edificio).
La banda sonora es uno de los elementos más inexplicablemente decepcionantes del juego. Combina elementos brillantes (como fabulosas piezas interpretadas en búlgaro, guardadas como un tesoro para los momentos más rompedores) con torpes melodías anticlimáticas, generadores automáticas de clichés. El doblaje al castellano es igual de desafortunado, con personajes mal caracterizados y algunos momentos en forma de conversación verdaderamente hilarantes (tanto por guión como por interpretación).

El apartado gráfico también tienen claros oscuros. La escala de Alone in the Dark es muy superior a la de sus precuelas (abandonando mansiones o similares) ya que nos permite movernos por todo el Central Park. Contiene grandes aciertos como las físicas en cuanto a la destrucción de edificios, la recreación del fuego y su propagación o ciertos efectos de luz. En su contra, los modelados son muy pobres, las animaciones deficientes (las faciales especialmente, los secundarios por ejemplo cuando mantienen conversaciones en juego ni se molestan en mover los labios) y las texturas de baja definición no ayudan a un juego técnicamente muy descuidado y pese a su ya de por sí poco atractivo, logra agraviarse aún más con bugs, ralentizaciones y ausencia de v-sync que denotan con poca discreción prisas en su desarrollo.
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