Análisis de Star Fox Zero (Wii U)

Entrando ya en lo que es su jugabilidad, decir que volvemos a encontrarnos con un Star Fox de corte clásico, por lo que tendremos que superar una serie de niveles lineales mientras pilotamos diferentes vehículos, siendo el Arwing (un caza espacial) el principal de ellos (el resto apenas protagonizan un par de fases cada uno). Estas pantallas cuentan con dos estilos diferentes que se van alternando constantemente incluso dentro de una misma misión: avance "sobre raíles" y zonas de movimiento libre, funcionando muy bien en ambos casos.

Uno de los puntos más controvertidos de este Star Fox lo tenemos en su peculiar control por movimiento, ya que este hace uso del GamePad de Wii U. Por lo general, los controles apenas difieren de lo visto en sus predecesores, aunque ahora se aprovecha el giroscopio para permitirnos apuntar hacia el sitio que queramos independientemente de hacia dónde esté mirando la nave. Es más, en la pantalla del mando nos muestran en todo momento la vista de cabina, facilitándonos considerablemente el apuntado a los blancos que requieran de una precisión mayor.
Gracias a este original sistema de control se nos abren muchísimas posibilidades de acción, permitiéndonos hacer auténticas virguerías una vez los dominamos. Además, esto no es algo que se quede en una simple anécdota para aumentar su profundidad jugable y de la que podemos prescindir, ya que ha servido para que PlatinumGames haya podido crear situaciones únicas e inéditas en la serie que nos obligarán a hacer uso de la doble pantalla y el giroscopio constantemente, especialmente en las zonas de vuelo libre y en las batallas contra los jefes.

Entendemos que todo esto puede chocar con los fans más conservadores y tradicionales, quienes probablemente demandarán una opción para jugar sin el GamePad, aunque esto sería algo que iría en contra del propio diseño del juego. Nosotros no tardamos ni cinco minutos en hacernos a sus controles y no podemos estar más contentos y satisfechos con ellos: funcionan muy bien, están implementados con mucha naturalidad, no se sienten como algo forzado, aumentan nuestras posibilidades de juego y a la hora de la verdad se sigue controlando como un Star Fox de toda la vida, solo que pudiendo hacer más cosas.
Continuando con las novedades tenemos que señalar que ahora los vehículos se pueden transformar. En el caso del Arwing puede adoptar la forma de Walker, permitiéndonos movernos con suma facilidad en espacios cerrados y a correr a toda velocidad por tierra, mientras que en el caso del Landmaster podremos convertirlo en una nave para volar por el escenario mientras nos dure su barra de turbo.

A todo lo comentado tenemos que sumarle el Gyrowing, una nave con dos hélices que protagoniza los niveles más pausados de la aventura, primando especialmente nuestra habilidad de vuelo sobre la acción. Además, está equipado con un robot que podremos desplegar para activar interruptores e introducirnos en sitios a los que no tendríamos acceso de otro modo. También existe un último vehículo en forma de todoterreno, aunque su inclusión nos ha parecido un tanto anecdótica al no protagonizar ninguna fase principal.
En lo que respecta al diseño de niveles, tenemos que elogiar lo bien planteados que están y lo espectaculares y variados que resultan. En casi todo momento ocurren multitud de cosas en pantalla, la acción es constante y siempre nos proponen retos y desafíos diferentes en cada misión (tan pronto estaremos volando a toda velocidad por el espacio esquivando obstáculos que defendiendo una nave, luchando contra un jefe, destruyendo misiles, superando una sección de sigilo o buscando el hueco para penetrar un potente escudo).

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