Análisis de Rune Factory Frontier (Wii)
En el mundo de los videojuegos, no todo es matar a los malos o salvar al mundo, ni siquiera rescatar a la princesita de turno. A veces nos encontramos juegos más tranquilos que simulan la vida de una forma tranquila y pacífica. Este es el caso de la saga Harvest Moon, la serie de los japoneses Marvelous, que nos pone al mando de una granja en la que deberemos trabajar duro para hacer progresar nuestro campo mientras nos relacionamos con los habitantes de nuestro pueblo, incluyendo a las adorables muchachitas de la aldea, entre las cuales podrás encontrar a tu futura esposa. Ahora nos llega un spin off a Wii de esa serie, Rune Factory: Frontier, que nació en NDS y que mezcla la base vista en los juegos de la saga, con un componente de exploración de mazmorras. Tras año y medio después de su lanzamiento en Japón, por fin llega a nuestro país el nuevo juego de Marvelous.
La historia del juego es bastante típica para este tipo de juegos. Nuestro protagonista, Raguna, sufre una oportuna amnesia que le hace irse a vivir con una chica llamada Mist, que le recoge. Pero un buen día, nuestra amiga desaparece, y Raguna va tras ella. Su viaje le lleva hasta el pueblo de Trampoli, donde Mist te dice que se ha ido vivir y te ofrece instalarse en una granja que esta vacía, por lo que se convierte en un nuevo habitante del pueblo.
A partir de ahí, comenzarás a conocer a los habitantes de Trampoli, algunos de los cuales no estarán al principio e irán llegando poco a poco. Será importante entablar buenas relaciones con ellos, pues si nos pasamos mucho tiempo sin verles, se acabarán "olvidando" de nosotros, algo poco recomendable, ya que mucho de los objetos importantes de la historia los conseguiremos a través de ellos (como el hacha), aunque a veces no sea muy intuitivo quien nos lo da ni cuando. No podemos olvidarnos tampoco de las adorables muchachitas, y es que como es habitual en la serie, tendremos una serie de jovencitas, cada una de ellas con su propia personalidad, dispuestas a que las conquistemos con nuestros encantos (y fijándonos en sus gustos) para, algún día, casarnos con ellas y sentar la cabeza a su lado.
Sé uno más del pueblo
En el pueblo tendremos ciertos edificios que harán diferentes funciones. Tenemos los baños de aguas termales, que nos ayudarán a recuperarnos de nuestro cansancio, la herrería, donde comprar nuevas armas, el archivo de las runas donde conseguir información o la tienda en la que encontraremos semillas, ingredientes para cocinar o herramientas para cultivar nuestro campo. En este sentido, será muy parecido a los Harvest Moon de siempre. Primero tendremos que arreglar nuestro campo, para lo que necesitaremos distintas herramientas (el hacha para la madera, el martillo para romper las rocas, el arado para preparar la tierra antes de plantar y la regadera para, oh sorpresa, regar). Después podremos plantar, aunque en nuestra granja deberemos atender a la época del año en la que estamos, ya que sólo saldrán los cultivos de temporada. A la hora de conseguir dinero para comprar nuevas cosas que nos permitan prosperar, deberemos vender lo que hayamos cosechado y, por supuesto, lo que encontremos en las mazmorras.
Y es que la gran diferencia con los Harvest Moon es la presencia de mazmorras en Rune Factory: Frontier. En el juego hay varias de ellas, aunque se irá abriendo su acceso poco a poco. En ellas, nos encontraremos enemigos a los que derrotar y haciéndolo, conseguimos subir nuestra habilidad con las armas, además de nuestro nivel. También conseguiremos objetos que o bien podremos vender o usar para nuestro provecho, ya sea en nuestra granja o para encargar nuestro equipo. Y es que como en muchos juegos de rol con combates, aquí también podremos equipar a nuestro personaje con distintos objetos (no sólo armas) para mejorar sus estadísticas. A la hora de combatir pulsaremos el botón A para realizar los ataques, pudiendo encadenar varios seguidos, aumentando así nuestra efectividad. En general los combates están bien, aunque resultan bastante sencillos y la inteligencia artificial de los enemigos es excesivamente simple y previsible, lo que le quita bastante gracia al asunto. Otro detalle de las mazmorras es que en ellas nos encontraremos campos de cultivo en los que podremos plantar cualquier tipo de alimento, independientemente de la época del año que sea, ya que no les afecta la estación en la que estemos.
Pese a los cambios en la mecánica introducidos por las mazmorras, el ciclo de juego se mantiene muy fiel a lo visto en la saga principal. Nuestro día tendrá una serie de horas (cada segundo real será un minuto de juego), durante las cuales deberemos llevar a cabo nuestras tareas priorizándolas bien para poder maximizar nuestro tiempo. Deberemos tener en cuenta que cada vez que hagamos una acción, como arar un campo o dar un espadazo, nos cansaremos y si nuestra barra de cansancio llega a cero, comenzaremos a perder vida (lo que es especialmente crítico cuando estamos en una mazmorra). Para evitar esto, deberemos programar bien nuestras actividades, haciendo visitas de vez en cuando a los baños termales y planificando bien nuestras acciones. También deberemos hacer visitas de vez en cuando a nuestros vecinos, pues a veces tendrán la clave para progresar en el juego.
Los días se te harán cortos
Es cierto que en el juego tenemos muchas actividades para hacer, aunque a veces esto produce que nos sintamos algo perdidos y no sepamos bien que hacer para continuar. De hecho, el comienzo del juego no es demasiado sencillo para aquellos que no están familiarizados con la saga, pues aunque hay ciertas guías, estas pueden llegar a pasar desapercibidas en un primero momento por su localización. Esto unido a que muchas veces el juego no da pistas de lo que debemos hacer, sino que debemos descubrirlo por nosotros mismos, hace que podamos pasarnos un buen rato dando vueltas hasta que demos con el evento de juego clave. Por supuesto, esto no es necesariamente malo, ya que aunque hoy en día los juegos tienden a ser cada vez más guiados, mucha gente prefiere descubrir la aventura por sí mismo, pero si que puede ser una pequeña dificultad para aquellos menos familiarizados con la saga.
Una cosa que no se puede negar de Rune Factory: Frontier es la gran cantidad de contenido que tiene. Desde la enorme cantidad de conversaciones con los habitantes del pueblo, pasando por todos los objetos que puedes conseguir o todas las cosas que puedes tener en tu granja, nos encontramos con que el juego nos ofrece diversión para horas. Además, aunque el juego no tiene un ciclo de tiempo real como Animal Crossing (el juego no continúa cuando apagamos la consola), si que nos encontramos con un pueblo vivo, con tiendas que se abren y cierran a sus horas y personajes que siguen su vida normal.
De hecho, de vez en alguno de nuestros paseos nos encontraremos con algún evento que nos mostrará una conversación con otros personajes, lo que servirá para conocerles más. Esto, unido a la posibilidad de casarnos con una de las varias chicas disponibles, hace que aumente la rejugabilidad, pues aunque la base del juego será la misma en una segunda partida (aunque claro, podemos centrar los esfuerzos de nuestra granja en cosas totalmente distintas), las relaciones con los habitantes del pueblo puede cambiar totalmente.
Gráficamente el juego abandona el estilo visual de los anteriores, dejando de lado el aspecto extremadamente adorable de los Harvest Moon (con vaquitas con ojos más grandes que su cabeza) para ofrecernos un aspecto mucho más anime. Hemos de decir que el aspecto artístico del juego es muy bonito, con unos parajes realmente preciosos y unos personajes con un diseño que tiene gran personalidad. En cuanto al motor gráfico en sí, el juego se divide en zonas, entre las cuales hay pequeños tiempos de carga.
Estas zonas no son excesivamente grandes, y aunque a veces llega a cortar un poco el ritmo de juego tanta pantalla de carga, no llega a resultar una excesiva molestia. A su favor tenemos que cada escenario tiene un gran nivel de detalle, aunque el hecho de no poder controlar la cámara hace que no podamos recrearnos en ellos tanto como nos gustaría. Los personajes también tienen un buen acabado y cuentan con una buena animación. Debemos mencionar también que de vez en cuando el juego nos mostrará videos de estilo anime para mostrarnos ciertos eventos de la aventura.
Vuelve la vida rural
El apartado sonoro es bastante bueno, con melodías muy relajantes y llenas de encanto y con un repertorio de efectos de sonido bastante variado y adecuado. Además, de vez en cuando los personajes nos hablarán (en inglés, como los textos del juego), aunque nos ha resultado bastante chocante que a veces tan sólo nos dicen una frase hablada y otras nos sueltan todo el diálogo con conversación (y no tiene nada que ver con que sea una escena, a veces en una escena no hay voces pero sí en una conversación normal). Desde aquí hemos de dar un pequeño tirón de orejas a la distribuidora, que ha traído el juego en inglés, y es que aunque no es un escollo insalvable debido a que su nivel no es muy complicado, si puede dar algún que otro problema, sobre todo debido al vocabulario que usa (muchas cosas relacionadas con el campo).
Este Rune Factory: Frontier es una buena variante de la saga Harvest Moon. Para todos aquellos que echaban en falta algo de acción en ella, se encontrarán con un título que mantiene gran parte de la base de la serie, pero añadiendo nuevos elementos que lo harán aún más variado si cabe.
Es cierto que a los que no termina de convencerles los Harvest Moon, es posible que este Rune Factory: Frontier tampoco lo haga, pues comparte gran parte de su desarrollo, pero aún así es quizás un título más recomendable para aquellos que quieren acercarse a la saga, pues al incluir los combates, resulta más atractivo. Sigue teniendo la pena de que un jugador poco habituado al género puede encontrarse perdido más de una vez, pero si conseguimos superar este contratiempo, tendremos un juego que nos proporcionará muchas horas de diversión.