Análisis de Pandora's Tower (Wii)

No hay día en el que no aparezca un nuevo rumor, filtración o especulación de Wii U, la nueva consola de sobremesa de Nintendo que estas Navidades sustituirá a la veterana Wii, tras seis años en el mercado. Siendo la ganadora de la generación en cuando a ventas de hardware, hay que admitir que este último año y medio no han salido demasiados juegos para Wii, sobre todo debido a que las compañías externas o third-party la dieron de lado, quizás cansadas de no vender demasiado, viendo como casi cada juego lanzado por la propia Nintendo se convertía en un exitazo.

Esto no quiere decir que no hayan llegado grandes juegos, sobre todo algunos imprescindibles para los amantes del rol japonés, todos fruto de una fuerte apuesta de Nintendo por nutrir al catálogo de la consola de este tipo de títulos. El magistral Xenoblade, rol japonés innovador, enorme y para muchos el mejor J-RPG en muchos años; The Last Story, la última epopeya del creador de Final Fantasy, rol con una historia, música y aroma de los mejores años del género, pero ofreciendo un revolucionario sistema de combate, y por último el tercero del trío, Pandora's Tower, que estará mañana a la venta en toda Europa.

Aunque se le incluye en esta triple apuesta de Nintendo por el rol japonés, realmente es más una aventura de acción con algunos toques roleros, que un RPG o action-RPG al uso. Tanto en género como en calidad, no sería justo compararlo con los otros dos, y estamos ante una aventura muy disfrutable, desafiante y con muchas horas de juego por delante. Con momentos típicos de plataformas, aunque el salto sea automático, toques de hack and slash, sin demasiados combates, pero los que hay son un desafío, y mucha exploración y escenarios laberínticos, el mayor de los retos del juego, encontrar el camino oportuno para poder seguir avanzando.

La premisa argumental es tan sencilla como estimulante, y arranca de una manera un tanto peculiar, sin dar muchas explicaciones, solo mostrando una cinemática en la que vemos a los dos jóvenes protagonistas, Helena y Aeron, huir de una ciudad, junto a una extraña anciana, Mavda. Solo sabemos que la joven sufre una horrible maldición, que hace que con el paso del tiempo se vaya convirtiendo en un monstruo, y Aeron, el protagonista al que manejamos, quiere impedirlo a toda costa, viajando a un lugar recóndito tras la recomendación de la misteriosa anciana.

El lugar al que se dirigen y donde transcurre todo el juego es la Cicatriz, una gigantesca sima que divide la tierra. Suspendidas sobre este abismo se encuentran las Trece Torres, interconectadas e independientes, sostenidas por cadenas, impidiendo que la tierra se divida, evitando que la Cicatriz crezca y que el mundo se desgarre. En cada una de estas torres se encuentra un amo, y solo venciéndolos, arrancando su carne y dándosela de comer a Helena, conseguiremos curar su maldición. Pero para poder acceder a los amos tendremos que romper antes las diferentes cadenas de cada torre, por lo que a la vez que salvamos a Helena, estamos condenando al mundo a un futuro incierto…

Poco a poco, según vayamos superando las torres, iremos conociendo cada vez más detalles de los protagonistas, por ejemplo cómo se conocieron, quiénes son, por qué Helena está maldita, además de conocer la mitología del mundo donde transcurre la historia. Mediante secuencias cinemáticas, diálogos, y textos que encontramos en los escenarios, vamos desvelando una historia que al final resulta ser más compleja y completa de lo que parece en un principio cuando comenzamos el juego. Puede que la historia no sea ninguna maravilla, nada que no hayamos visto ya en multitud de juegos de rol japoneses, pero basta para empujarnos a seguir avanzando y querer saber más, y la relación entre los protagonistas está muy cuidada, y dependiendo del vínculo que establezcamos entre ellos, podremos acceder a diferentes finales.

La acción se divide en dos lugares, el Observatorio y las Trece Torres. El primero es un apacible lugar, una especie de hogar en el que se encuentra Helena y con la que podemos dialogar, entregarle regalos, guardar objetos en un cofre, y comerciar con Mavda, comprando objetos, creándolos con materiales, mejorando las armas, y recibiendo consejos. Mientras estemos aquí estaremos a salvo, tanto nosotros como Helena, cuya maldición no avanzará. Una vez fuera de este lugar, en las torres, el desarrollo cambia por completo. Lucharemos contra enemigos, recorreremos intrincados pasillos y salas, recogeremos todo tipo de objetos y documentos, y nuestro objetivo será romper las diferentes cadenas –dos, tres, cuatro, etc.-, y al hacerlo se abrirá una puerta que nos dará acceso a la sala del amo, donde nos espera un complicado jefe al que tendremos que derrotar con alguna estrategia específica, a lo The Legend of Zelda.

Por si no fuera lo suficientemente difícil guiarse por las enormes torres y encontrar las diferentes cadenas –la cosa se complica mucho a partir de la quinta torre-, y luchar contra pocos enemigos pero en ocasiones muy duros, que de tres o cuatro golpes te pueden matar, además tendremos que estar pendientes del medidor de bestia, una circunferencia que nos indica hasta qué punto se ha transformado Helena en monstruo. Mucho ojo a esto, ya que si el medidor se vacía por completo, Helena se convertirá en una bestia y se acabará la partida. Para impedirlo tendremos que arrancar a los enemigos su carne, y volver al Observatorio y dársela de comer, habiendo diferentes tipos, que ralentizan más o menos la transformación.

La primera torre, incluso la segunda, se pueden hacer del tirón, sin necesidad de volver al Observatorio en mitad de ellas, ya que hay tiempo suficiente para completarlas sin que Helena se transforme. Pero en las siguientes ya no, y tendremos que volver, una, dos o tres veces a "alimentar" a Helena, ya que las torres cada vez son más complicadas y largas, y el tiempo de transformación es el mismo. Esto aunque a alguno os pueda sonar a pesado, la verdad es que no acaba siendo demasiado molesto, ya que se van creando atajos en las torres para salir lo más rápido posible, y no tardamos mucho en salir ni en retomar la acción por el punto en el que íbamos.

Además conviene volver al Observatorio, no solo por dar de comer a Helena, algo obligatorio, sino por dejar objetos en el baúl, ya que la capacidad del inventario es bastante limitada, y se llena enseguida. También podemos aprovechar para tratar con Mavda, y comprarle objetos, crear otros, y mejorar las armas, algo muy importante. Es en este aspecto donde encontramos uno de los elementos más roleros del desarrollo, ya que las armas se mejoran con objetos, y algunos de estos no son fáciles de encontrar. O los conseguimos al vencer a algún enemigo, en los escenarios, o los compramos o creamos, y para crearlos harán falta materiales, que igualmente tendremos que buscar. Os aseguramos que mejorar las armas os tendrá mucho tiempo ocupados, ya que cada una tiene unas trece mejoras que necesitan varios objetos o ingredientes.

Empezamos con una espada pero luego conseguiremos más armas, por ejemplo unas garras y una guadaña, teniendo cada una sus propias características, golpes y combos. Las equipamos en una cuadrícula de espacio limitado, al igual que amuletos y piedras, que nos otorgan diferentes beneficios. Cuando las mejoramos no solo aumentamos sus propiedades, sino que conseguimos nuevos movimientos, pero hay que admitir que el sistema de combate es un tanto limitado, muy simple, y la complejidad de la acción se encuentra en el uso de la cadena, protagonista total de la jugabilidad.

Además del arma equipada, siempre podemos usar la cadena, de muy diferentes formas, tanto ofensivas, defensivas o en los momentos de plataformas y puzles. Pandora's Tower se puede jugar con Wiimote más Nunchuk o con mando clásico Pro, pero la verdad en este caso recomendamos la primera opción. Apuntando a la pantalla con el Wiimote movemos el puntero, que es con lo que usamos la cadena, y si jugamos con el mando clásico, se apunta con el stick derecho, lo que no es tan preciso y sobre todo no es tan rápido. Con la cadena podemos golpear enemigos, recoger objetos distantes o activar mecanismos, atrapar a los enemigos e inmovilizarlos, incluso atándolos a elementos del escenario o entre ellos, creando una "cadena de daño", y también con la cadena les desgarramos y arrancamos la carne para Helena.

Los variados usos de la cadena se van presentando poco a poco, y aunque llegado un pueden parecer muchos, al final aprenderemos a usarla adecuadamente en cada situación. Cuando dejamos apretado el botón para usarla, el área alrededor del puntero se ve ampliada, con zoom, y la acción se ralentiza. Esto nos permite ser precisos y apuntar a diferentes partes de los enemigos, para por ejemplo quitarles el arma, el escudo, una cornamenta debilitándolos, y un largo etcétera, teniendo cada rival su propia estrategia para ser vencido. Podemos disparar la cadena, agarrar a los monstruos y zarandearlos en el aire, para luego lanzarlos, y esta termina siendo también la protagonista de los puzles y la herramienta para encontrar el camino correcto. Puzles como tales apenas existen, los acertijos se basan en encontrar el camino correcto, en saber por dónde debemos dirigirnos en las laberínticas torres, y qué hacer para avanzar.

Estamos ante un juego complicado, de los que no nos dan nada mascado, ni nos ayudan en avanzar, ni siquiera dando pistas o consejos de cuál es el camino a seguir, lo que puede resultar un tanto duro para ciertos jugadores. Pero por otro lado nos alegramos, ya hay hoy en día bastantes juegos guiados y sencillos, muy lineales, y se agradece un planteamiento tan de la vieja escuela, que nos pondrá en aprietos constantemente, tanto por descubrir cómo y por dónde avanzar, como por los duros combates, en los que hay que ir con cuidado.

El control es un poco durillo, tosco en ocasiones, con un protagonista un poco lento por ejemplo a la hora de esquivar, y las cámaras que siguen la acción, fijas, tampoco ayudan, sobre todo en los momentos de plataformas, dónde a veces no queda demasiado claro dónde vamos a saltar o caer, para frustración del jugador. El sistema de guardado no lo vamos a criticar abiertamente, es el que es y lo respetamos, pero sí os queremos comentar una de sus peculiaridades para que tengáis cuidado. Se puede guardar en el Observatorio, o en las torres mediante un modo suspensión, por si nos tenemos que ir, retomando después la partida donde la dejamos. Hay puntos de control de vez en cuando, y si nos matan podremos volver al último de ellos –es muy fácil morir-, pero el medidor de bestia de Helena no deja de correr, así que tener cuidado. Si Helena se transforma, se acaba la partida, y no podemos retomar un punto de control, tendremos que cargar partida. Si os confiáis, y habéis estado mucho tiempo sin guardar, esto es un auténtico fastidio.

La aventura es larga, puede durar entre las 15 y las 20 horas, dependiendo de cuánto nos entretengamos, por ejemplo en mejorar las armas, o en volver a torres ya visitadas, descubriendo caminos secretos anteriormente a los que no podíamos acceder, un poco a lo "metroidvania", pero realmente misiones secundarias como tales no hay. Tenemos un ciclo de día y noche, y ciertos aspectos de las torres cambiarán dependiendo de la hora a las que las visites, como objetos y enemigos que solo estarán en cierto momento del día.

Pese a tener el plus de cuidar la relación con Helena, subir de nivel al protagonista, y mejorar el inventario, el desarrollo termina siendo demasiado esquemático, y a veces se hace un poco tedioso y repetitivo, sensaciones que sabemos son muy subjetivas, pero que nos ha causado y os queríamos transmitir. En las primeras torres, estas se desbloquean de manera lineal, no puedes acceder a la siguiente hasta que no te has pasado la anterior, pero llegado un punto del juego, de repente se desbloquean varias de golpe, lo que es una sorpresa, ya que pierde toda la linealidad el desarrollo, eligiendo el orden en que las quieres superar, habiendo un montón de posibilidades para explorar.

Pero nuestro gozo en un pozo, ya que estas nuevas torres comienzan a reciclar elementos y situaciones de las primeras, siendo más complicadas y enrevesadas, y el desarrollo se vuelve un poco monótono y tedioso, perdiendo frescura. En cualquier caso es uno de esos juegos para tomarse con calma, jugar en pequeñas dosis, y no es muy recomendable pegarse un atracón, o puede llegar a cansar muy rápido. Los enemigos finales, que deberían ser los momentos álgidos del juego, no son gran cosa. Los hay más o menos bonitos, más espectaculares e ingeniosos, pero en general no deslumbran, y se sienten un poco desaprovechados.

Esto hablando en términos de jugabilidad, ya que en cuanto a diseño, los amos o jefes finales sí son muy destacables, a diferencia de los enemigos comunes, un poco feos, nada inspirados, faltos de cualquier carisma. En cambio el diseño de los tres protagonistas –Aeron, Helena y Mavda-, sí es muy bueno, tanto artísticamente como técnico, y las cinemáticas no están nada mal, consiguiendo transmitir muy bien los sentimientos, el desagrado de Helena cada vez que se ve obligada a comer carne cruda de bestia, y las terribles fases de su transformación. Gráficamente no es de lo mejor de Wii, sabemos que puede dar un poco más de sí, pero se encuentra por encima de la media. Siendo muy notable en el diseño artístico, aunque llegado un punto los escenarios, las torres, se empiezan a hacer repetitivos y demasiado parecidos entre sí. Al menos tiene un rendimiento estable, y no se producen caídas en la tasa de imágenes u otros defectos técnicos.

De la banda sonora nos esperábamos más, se incluyen piezas de música clásica, incluso melodías con coros, pero estas solo aparecen en momentos puntuales, y la música que nos acompaña el resto del tiempo no es muy destacable, pese a algunos toques "castlevaniescos" que nos encantan, pero es un apartado que podía haber dado mucho más de sí, y se queda a medio gas. Las voces en inglés son muy correctas, con una buena actuación, pero para disgusto de muchos, deciros que no incluye el doblaje al japonés. Como siempre en todos estos juegos que trae Nintendo a nuestro país, llega con unos impecables subtítulos en castellano.

¿La última gran epopeya de Wii?

Recordando ligeramente a Castlevania por el uso de la cadena y a las entregas de la saga con escenario abierto, a ICO por su estética, puzles y la sensación que transmite de soledad, Pandora's Tower tiene una fuerte personalidad propia, y no da la sensación de ser copia de nada, lo que se agradece en estos tiempos que corren. Creemos que entusiasmará a muchos jugadores, a los que conecten con exactamente todo lo que propone, y en cambio a otros se les hará un poco pesado y repetitivo, sin grandes momentos ni fuegos de artificio. ¿Te gusta perderte por enormes escenarios, comerte la cabeza para saber cómo seguir? ¿Te atraen unos combates en los que más vale maña que fuerza, primando la inteligencia por encima de la habilidad? ¿No te desagrada la estética japonesa, y su particular manera de plantear una relación amorosa entre dos jóvenes? ¿Te entretiene recolectar materiales, crear nuevos objetos, mejorar tus armas de manera concienzuda? ¿Quieres viajar a un absorbente mundo, en el que descubrir poco a poco una misteriosa historia, en una aventura bastante complicada y larga? Si has respondido a todo que sí, este es tu juego.

Una aventura de acción que no comete grandes errores, pero que tampoco contiene grandes aciertos y elementos que sorprendan, a poco que hayas jugado muchos juegos este tipo, pero que tiene su encanto. Y más en el estado actual de Wii, para la que apenas salen nuevos títulos, lo que le hace más imprescindible de lo que debería. Complejo y desafiante, aunque con carencias, teniendo claro lo que ofrece, es muy recomendable. Posiblemente sea una de la últimas grandes aventuras de Wii, y viene a redondear más si cabe un catálogo mucho mejor de lo que algunos quieren creer, lleno de apetecibles títulos exclusivos.