Análisis de LIT WiiW (Wii)

Estás atrapado en el instituto. Tu novia está en algún sitio del mismo centro. Y hay criaturas que te atraparán en cuanto pongas un pie en la oscuridad, que te rodea sin piedad. No hay más argumento en LIT, pero tampoco es que haga mucha falta: su premisa es tan sólo la excusa para presentarnos un juego de puzles.

Para poder avanzar debemos ir creando caminos iluminados usando las lámparas, ventanas, ordenadores, televisores y demás parafernalia que hay repartidas por las aulas de este centro, teniendo en cuenta que demasiada luz hará que reviente la instalación y, por tanto, toca volver a empezar.

De este modo, debemos ir rompiendo las ventanas para que entre la luz exterior, o activar interruptores para ir construyendo nuestra zona de paso seguro hasta la puerta. Superadas cierta cantidad de fases, nos toca enfrentarnos a un enemigo final, un elemento muy interesante dentro de su planteamiento puzle, pues los combates implican pensar rápido, bien, y tener algo de habilidad, lo que lo diferencia de otros títulos del género.

El punto fuerte del juego reside en lo bien diseñados que están sus niveles, pese a que luego nos encontramos con algunos fallos en la jugabilidad que hacen perder vidas inútilmente y, una vez hemos avanzado lo suficiente, con fases que sólo se pueden superar mediante el método de prueba y error, y no por la inteligencia, lo que es el punto negativo más destacable del juego. Por suerte, estos niveles planteados de manera algo deficiente son la excepción, pero sí pueden resultar frustrantes.

Nosotros controlamos al adolescente emo, y debemos hacerlo con cuidado: un mal paso implica la muerte instantánea. Esto es muy molesto en los primeros pasos con el juego, pues el control es analógico y por tanto puede resultar fácil torcerse en cuanto uno se despista un poco y salirse del estrecho camino de luz. Es una torpeza del jugador, sí, pero también creemos que el juego debería dejar un mejor margen para esto y no ser tan sensible a sacar un pie del camino.

Jake, que así se llama, debe salir con vida del recinto y, a ser posible, dar con Rachel, su chica. En varias ocasiones (una docena) Rachel contactará con nosotros usando los teléfonos que hay en las aulas que recorremos; los diálogos (en inglés, pero subtitulados al castellano) se escuchan a través del altavoz del mando de Wii -un uso ingenioso, pero no completamente original- y aunque no da ni grandes pistas, ni sirve de nada lo que nos dice, ayuda a que haya un poquito de historia, una motivación y, sobre todo, un marcado sentido del humor referencial al mundo de las películas de serie B. Además, para ver el final bueno hay que coger todas sus llamadas; de lo contrario…

La jugabilidad nos proponer movernos en los escenarios con un control limitado de la cámara, pero resulta suficiente, pues podemos escoger diferentes ángulos (incluyendo una vista cenital muy útil en muchas fases) con la cruceta digital del mando de Wii, e interactuar con los escenarios pasando, muchas veces, a una vista en tercera persona para lanzar gomas, petardos y demás cosas, con un sistema de apuntado bastante preciso basado en el puntero del mando, aunque es también posible jugar sin pasar a esta cámara. En algunos momentos conviene ser muy rápido, y por eso hay que manejar ambas opciones.

Además, nos acompaña una linterna cinética, por lo que su batería es escasa, pero se recarga agitando el mando. Su utilidad no consiste en hacernos un caminito seguro y atajar (aunque probarlo está bien, para ver cómo muere el personaje), sino ver en la oscuridad para imaginar por dónde puede ir el camino seguro que debemos construir (sobre todo en niveles avanzados, donde demasiada luz puede ser fatal), y ver por dónde hay objetos potencialmente útiles, como un mando de televisión o algún petardo.

Esto es importante, porque en varios niveles hay opciones diferentes para progresar, por lo que debemos tener en cuenta nuestras cartas antes de jugarlas. Igualmente, también hay que saber por dónde avanzar... pero también por dónde retroceder para apagar luces, sobre todo en los niveles de mayor tamaño, donde la luz total puede hacer que los fusibles revienten. Por eso, hay que saber qué se puede apagar e incluso por dónde construir un camino alternativo para retroceder, apagar unas luces, y luego seguir avanzando.

El control es bueno, y bastante preciso para un juego de estas características, mostrando un uso inteligente de las funciones del mando de Wii, aunque en ocasiones desearíamos contar con algo de precisión adicional, sobre todo en los enfrentamientos contra los jefes. Pese a eso, hay que reconocer que la progresión en su dificultad está muy bien llevada, introduciendo poco a poco los elementos adicionales de la jugabilidad (como focos de luz móviles, u ordenadores en red que se encienden o pagan por grupos), y aunque hay algunos niveles complejos, estos producen una gran satisfacción al ser completados.

A la hora de luchar contra los enemigos, la premisa es casi la misma: la luz les hace daño. Lo normal es tener en cuenta cuánta luz podemos tener activa al mismo tiempo, los patrones de ataque del enemigo, y en ocasiones qué tipo de luz les hace daño, ya que algunos son vulnerables a, por ejemplo, sólo las bengalas. Cada enemigo es completamente diferente, y por tanto resulta todo muy gratificante.

A nivel visual, lo cierto es que LIT muestra diseños toscos, con muy escasa poligonización que nos recuerda mucho a los juegos de Nintendo 64, situación que se da de manera similar con las texturas (son muy simples, aunque por la mejora en la resolución no se ven tan retro). Es un juego muy sencillo a nivel técnico, con una producción limitada, pero que destaca luego por el uso de la luz (como era de esperar, pues es su base jugable), y que muestra que lo importante es la idea. Uno no puede evitar ver cómo los modelados son cuadradotes y sin mucho atractivo, pero luego la base jugable se impone y es fácil olvidarse de sus limitaciones. La música es, eso sí, machacona: es una música de puzzle, repetitiva, en bucle, pero poco acertada. Resulta tensa, y eso está bien dado la temática, pero el bucle es muy corto, y acaba siendo un punto hastiante.

Conclusiones

LIT es un puzle muy interesante, con una premisa jugable diferente que lo convierte en una propuesta muy destacable en el catálogo de WiiWare. Su nivel de dificultad está algo por encima de la media, y eso puede hacer que los jugadores se vean frustrados en determinados niveles. Por suerte, todo el progreso se va guardando regularmente, tras cada nivel, y no supone mayor problema dejarlo un rato y volver al título con la mente despejada. Otra cosa son las muertes por esos fallitos que hemos comentado antes, como salirse un pelín de un camino, pero no deja de ser parte del encanto de la propuesta.