Análisis de La Torre de las Sombras (Wii)
Wii es una consola que parece vivir en un constante examen por parte de los jugadores más dedicados (o hardcore, término muy moda en los últimos tiempos) en el que tiene que demostrar cada poco tiempo que no solo cuenta en su haber con juegos casuales y sencillos para toda la familia y que también podemos encontrar obras más complejas y de mayor calado. Los que seguimos la actualidad de Wii muy de cerca sabemos que hay multitud de juegos interesantes de un corte más clásico, o por qué no decirlo, que no consisten en realizar aspavientos delante del televisor, pero sí es cierto que una gran parte de ellos (o al menos los de más calidad) pertenecen a la propia Nintendo y unos pocos elegidos a terceras compañías. Algunos títulos de una calidad tremenda y bastante frescos y originales pero que se han estrellado en ventas, por diversos motivos que no vamos a entrar a discutir ahora, lo que ha provocado que cada vez lleguen menos lanzamientos de calidad que no sean de la propia Nintendo.
Uno de esos elegidos es este La torre de las sombras (Lost in Shadow en Norteamérica, A Shadow's Tale en Europa), un título al que los seguidores de Wii seguro le han seguido la pista en los últimos meses y que por suerte ha llegado a España, no como otros juegos de este corte que se han quedado por el camino, dando argumentos a los que opinan que Wii solo es para el gran público y no cuida al jugador de toda la vida, pensamiento al que no le falta parte de razón viendo el trato de las distribuidoras a ciertos títulos por nuestro territorio. Esta obra de los japoneses Hudson Soft llamó la atención desde un principio por una premisa y un diseño artístico bastante originales, que al final no ha resultado ser tan bueno como prometía aunque nos encontramos sin duda ante un buen juego que conseguirá satisfacer a los amantes de las plataformas y la resolución de puzles como veremos a continuación.
Encarna la sombra de un enigmático protagonista en la sencilla historia de un juego que acaba haciéndose bastante repetitivo
Al comenzar vemos en una cuidada y elaborada escena de vídeo (lo que no se volverá a repetir casi en todo el juego) como en lo alto de una gigantesca torre un joven se encuentra atrapado a la intemperie sin poder escapar, hasta que llega un oscuro verdugo que de un tajo le arrebata su sombra lanzándola al vacío. Acto seguido y ya con el motor gráfico del propio juego vemos como esta sombra se encuentra inconsciente en el suelo hasta que un hada llega y la despierta, momento en el que tomamos el control del mando y comienza la aventura.
Durante todo el desarrollo controlaremos este peculiar personaje siendo la mayor particularidad del título ya que solo podemos movernos entre las sombras que proyectan el escenario y los objetos que vemos en primer plano, aunque en algún momento puntual nos saltaremos esta limitación que por motivos argumentales no vamos a destripar. La mayor parte de la aventura es en dos dimensiones con algún momento en el que nos moveremos por la tercera dimensión aunque sin mucha complejidad y durante un tiempo escaso. El control del personaje es muy sencillo y se usa tanto el Wiimote como el Nunchuk, el primero para saltar, atacar y apuntar a la pantalla manejando al hada que nos acompaña y el segundo para mover a nuestro protagonista. El manejo de este hada sirve para mover objetos del mundo real, lo que servirá para resolver puzles que son bastante numerosos a la par que sencillos, encontrando en los primeros compases casi más dificultad en la acción (debido a lo vulnerable que es nuestro personaje en los comienzos de la aventura) que en los propios acertijos.
Deberemos ir ascendiendo por los distintos niveles de la torre (50 aunque con alguna sorpresa) y para superarlos deberemos recolectar en cada uno los tres Ojos custodios que ejercen en conjunto como llave de cada nivel. Mientras hacemos estos podemos ir recolectando las memorias que nos proporcionan más vida así como detalles del argumento y acabaremos con los enemigos que nos dan experiencia que nos permite subir de nivel. La salud de nuestro personaje se mide en gramos y mediante las subidas de nivel y la recolección de memorias aumentaremos este peso, algo bastante necesario ya que en los primeros compases de la aventura no resultará raro que nos maten bastantes veces al contar con poca salud, ya que pese a ser unos combates muy sencillos unos poco golpes bastarán para acabar con nuestra vida. Los enemigos no son muy variados y se va dosificando poco a poco su aparición en los distintos niveles, siendo el apartado de los combates bastante anecdótico y rudimentario demostrando los desarrolladores que han centrado toda su atención en las plataformas y los puzles.
Los momentos de plataformas están bien concebidos gracias a un control muy ajustado que cumple con nota y una dificultad bastante bien medida, no siendo tan fácil como acostumbran casi todos los títulos de los últimos años, aunque sin llegar a ser frustrante, y como ya hemos comentado antes es seguro que nos matarán más veces los enemigos que los propios saltos. Donde más destaca el juego es en los puzles, ya que el hecho de ser una sombra y tener que movernos en este mundo da mucho juego de cara al uso de las fuentes de luz, que deberemos mover en muchos momentos apuntando a la pantalla con el mando y moviendo de un lado a otro de manera que el escenario acabe proyectando la sombra adecuada para que podamos seguir avanzando en la aventura. Dentro de cada fase nos encontramos con los llamados Pasillos de las sombras, unos niveles aparte que son básicamente puzles aislados de corta duración pero de difícil resolución, que serán de largo los momentos que más disfruten los amantes de los acertijos, siendo algunos muy ingeniosos y bien ejecutados.
Las primeras horas son una delicia, y entre las novedades jugables que se nos van desvelando poco a poco y el encontrarnos ante un mundo desconocido con una gran ambientación y una enigmática historia hacen que nos cueste separarnos del mando. Puzles diferentes y originales, nuevos enemigos, e incluso hasta un jefe del que deberemos escapar corriendo en una frenética pantalla. Pero pasada esta sorpresa inicial, y cuando ya llevamos jugadas tres o cuatro horas, el juego se empieza a desinflar de una manera alarmante. La causa de esto es la reiteración de sus elementos, ya que lo que en los comienzos resulta fresco y agradable, cuando se comienza a repetir nivel tras nivel sin ninguna novedad acaba aburriendo y resultando reiterativo, con un constante reciclaje de todos sus elementos (tanto de enemigos como de los escenarios) y al final el hecho de tener que recoger siempre tres llaves para subir al siguiente nivel acaba siendo monótono. Incluso aquel jefe que mencionamos y que prometía momentos diferentes en el desarrollo se acaba convirtiendo en anecdótico, ya que vuelve a aparecer un par de veces más pero como el resto de elementos se vuelve a repetir en su mecánica.
Completar del todo la aventura puede irse a las doce o trece horas, sin entretenernos tanto explorando los niveles quizás unas ocho o nueve, pero en cualquiera de los dos casos el juego se acaba haciendo largo y pesado, y tratándose de esta cantidad de horas eso habla muy mal del título. Incluso los más fanáticos de los saltos y los puzles se acabarán aburriendo, ya que superado cierto tramo del juego no supone ningún reto seguir avanzando ya que sus creadores no son capaces de sorprendernos con mecánicas nuevas y resolveremos todas las situaciones con el piloto automático puesto y sin pensar, solo sabiendo aumentar la dificultad enrevesado cada vez más los escenarios, lo que no aporta nada.
Sí queremos romper una lanza a favor de su narrativa, que se va dosificando muy poco a poco y en todo momento deja mucho espacio para nuestra interpretación e imaginación, incluso hasta el propio final (con un par de giros interesantes en las últimas horas), no dándonos nada mascado y tratando al jugador con bastante respeto. Deberían tomar nota muchos desarrolladores que recurren a argumentos llenos de tópicos y vistos mil veces, que ni aportan nada al juego y en ocasiones hasta entorpecen su desarrollo, ya que si bien en algunos títulos una buena historia suma enteros, en otros resta, y si no tienes nada interesante que contar mejor no contar nada o dar unas ligeras pinceladas y que la imaginación de millones de jugadores rellene esos espacios en blanco, algo que ese gran clásico que es Ico (al que hemos intentado evitar mencionar estoicamente hasta ahora) supo hacer con maestría.
Un gran diseño artístico con mucho gusto y por encima de la media
El que hayamos mencionado Ico como ejemplo de narrativa no es fruto de la casualidad, ya que La torre de las sombras cuenta en algunos puntos con más que un mero parecido con esa gran obra. En nuestros primeros compases en los que deberemos recorrer el patio de la torre hasta que entramos en ella el uso que se hace de la iluminación y la paleta de colores nos recuerda inevitablemente a la obra de Fumito Ueda, con un parecido tan grande que nos hace preguntarnos si es algo casual o premeditado, aunque en ningún caso es una crítica (como tampoco nos parece mal que el último Castlevania fusile los jefes de Shadow of the Colossus...), ya que resulta muy inspirada su ejecución. Luego según avanzamos el juego toma una estética mucho más oscura y se va alejando de aquella obra, aunque en el uso del sonido sí mantiene durante todo el desarrollo un gran parecido.
La música es ambiental, estando siempre en un segundo plano, y consigue transmitirnos una sensación de soledad y desconcierto, siendo muy acertada, junto a los efectos de sonido que cumplen muy bien su función, contando con algunos bastante extraños y peculiares aunque no muy variados. El diseño artístico en general es destacable, y en un par de escenas de vídeo e ilustraciones demuestran un gran trabajo, aunque la longitud de la torre acaba jugando en su contra ya que cinco o seis cambios de ambientación en tantos niveles (siendo alguna de estas temáticas muy similar) acaba cansando un poco y en los momentos más oscuros y lúgubres hasta llega a ser agobiante.
En lo que a técnica se refiere el juego cumple con sus gráficos, siendo funcionales y prácticos permitiéndonos seguir la acción en todo momento de manera perfecta, aunque tampoco se permiten algún lujo que el hecho de contar con una mecánica que juega con la luz les ha puesto en bandeja pero que no han aprovechado. Se nota un gran cuidado en los momentos exteriores así como en los primeros instantes de la aventura, como si con el paso de las horas el talento se hubiera ido agotando, mostrando unos entornos cada vez con menos gracia, algo que ocurre en la propia jugabilidad.
Un título curioso a tener en cuenta que podía haber dado mucho más de sí
Es una pena que un juego con una mecánica tan interesante y bastante original, un cuidado diseño artístico con una buena ambientación, y unas primeras horas que enganchan y apuntan a algo grande, se acabe desinflando por no saber mantener el interés durante todo su desarrollo. Y es que su gran pecado es que pese a no tener una duración descomunal, sino acertada, acaba haciéndose largo por lo repetitivo y monótono que resulta, y aunque en sus últimas horas intenta dar un giro eso no arregla que el nudo de la aventura sea poco inspirado. Un buen título pero que contaba con mimbres para haber sido notable o incluso sobresaliente, aunque no se debería descartar tan a la ligera ya que dentro del discutido catálogo de Wii sí resulta algo diferente y que gustará en mayor o menor medida a los amantes de los plataformas y los puzles, y sobre todo de los juegos de corte clásico que no necesitan de grandes contoneos para ser disfrutados.