Análisis Forbidden Arts, una aventura plataformera en 2D y 3D (Switch, PS4, PC, Xbox One)
El género de las aventuras plataformeras tradicionales ha recuperado ya su sitio. Tanto las obras de planteamiento 3D como las que nos ofrecen jugabilidad clásica en 2D han renacido de sus cenizas, y actualmente son muchas las producciones de esta misma índole las que podemos disfrutar en cualquier formato. Switch en particular brilla en este aspecto, consola que junto a Xbox One y PC recibe el título que nos ocupa, The Forbidden Arts, si bien también será editado en PS4 a finales de este año.
Stingbot Games ya puso en liza su obra en Acceso Anticipado en Steam hace ya bastantes meses, pero ahora se presenta en su versión final. Un título que posee unos mimbres bastante sustanciales y algunas buenas ideas pero que, por desgracia, también arrastra errores importantes que terminan afectando negativamente a su valoración final.
Saltos y exploración algo problemáticos
El argumento que nos narra el título es bastante sencillo, algo habitual en este tipo de producciones plataformeras. Nosotros encarnamos a un joven llamado Fénix, un tipo que posee un poder oculto que debe aprender a dominar: la magia. Y gracias a dicha habilidad debe emprender un viaje que le llevará a recorrer mundos de un tamaño más o menos reducido que albergan diversos niveles. Por desgracia la trama apenas tiene interés, y las secuencias conversacionales que de cuando en cuando presenciamos a lo largo de todo el título (las cuales por cierto han sido traducidas a nuestro idioma de una forma muy mejorable) son bastante insustanciales. Pero, lo dicho, esto es algo que suele acompañar a un buen número de títulos de este mismo género, así que no supone un problema mayor porque no nos pilla por sorpresa.
En cuanto a su estructura de juego, estamos ante un título que nos ofrece dos vertientes claramente diferentes. Por un lado, los mundos que hacen las veces de hub para acoger las distintas zonas de juego y niveles pueden ser explorados libremente en 3D, mientras que los niveles en sí han sido igualmente recreados en 3D pero presentan jugabilidad 2D. Una combinación que al principio resulta algo extraña pero que nos parece un planteamiento interesante, si bien es cierto que arrastra algún problema.
De entrada, la apariencia de los citados mundos centrales es de todo menos atractiva. En imágenes estáticas dan el pego, pero os aseguramos que en movimiento dejan mucho que desear. De hecho, nos han recordado a los escenarios que formaban parte de los juegos de la era de los 128 bits pertenecientes a este mismo género, con texturas muy básicas y estructuras claramente poligonales. Cumplen su función sin problemas, pero pensamos que casi hubiera sido más interesante recrear dichos hubs en plan mapamundis 2D del estilo del plasmado en juegos clásicos como Super Mario World, por poner un ejemplo muy claro y reconocible.
Esto cambia mucho cuando nos metemos en los niveles en sí, los cuales por cierto resultan bastante variados dentro de lo que cabe, pudiendo recorrer desde aldeas y bosques a cuevas y desiertos. En este caso la jugabilidad se transforma y a pesar de que los gráficos siguen manteniéndose en 3D, la jugabilidad pasa a ser más tradicional y es seguida por un scroll lateral multidireccional en 2D.
Siguiendo la pauta básica de este tipo de producciones, las plataformas y los saltos gozan de un protagonismo total, pudiendo efectuar movimientos y acciones habituales en este tipo de obras como el doble salto, agarrarnos a escaleras o enredaderas o efectuar saltos apoyados en una pared. No innova en demasía en este campo, pero a pesar de eso estas secciones plataformeras resultan entretenidas.
La exploración también tiene su hueco y, repartidos por los escenarios, es posible ir encontrando unas piezas de oro que, a la postre, nos permiten acceder a nuevos desafíos si se los damos a un personaje determinado que se encuentra en el mundo central de turno. El problema en este caso es que dicha exploración nos ha resultado algo descafeinada debido al poco inspirado diseño de niveles que posee esta aventura. De esta forma y a pesar de que tratan de ser algo intrincados (de hecho es posible contemplar un minimapa en pantalla y todo), a la postre todos resultan lineales y básicos en estado sumo, ofreciendo pocos alicientes para pasar más tiempo en ellos de lo estrictamente necesario. Y esto, en un juego de este estilo, le pasa factura.
Pero lo peor de todo tiene que ver con los combates contra los adversarios que pululan por los escenarios. Simples, robóticos y carentes totalmente de interés, dichos enfrentamientos casi se los podían haber ahorrado porque apenas aportan nada a la experiencia de juego. Además la ubicación de algunos de ellos en las distintas zonas de los mapeados nos ha parecido muy torpe, demostrando nuevamente que el diseño de niveles no es el punto fuerte de los desarrolladores. Afortunadamente las peleas contra los (pocos) jefes finales animan algo más las cosas, pero con todo y con eso se trata de un área que sin duda muestra muchas carencias en el terreno jugable.
Para añadir algo más de gracia al desarrollo en su conjunto el protagonista puede ir aprendiendo nuevas habilidades en forma de hechizos mágicos a medida que avanza. No es que sean ni llamativos ni sorprendentes, pero por lo menos van ampliando el limitado ramillete de ataques del protagonista, algo que se agradece especialmente durante las batallas.
Por todo esto estamos ante una aventura que alberga luces y sombras en su planteamiento y ejecución. Por un lado las secciones plataformeras tienen su encanto y además el control del personaje es bastante fiable, pero tanto la exploración como, sobre todo, los combates dejan bastante que desear.
Y algo similar sucede con su acabado gráfico. La recreación del protagonista así como algunos de los niveles de jugabilidad 2D es bastante bueno, a lo que se suma la ya citada variedad de localizaciones que podemos visitar durante la aventura. Sin embargo todo lo demás es mucho más simple, desde el aspecto de los mundos centrales a las animaciones de los adversarios.
El sonido se sitúa algo por encima de lo mostrado en el apartado anterior, destacando el buen doblaje (en inglés) y la banda sonora, que sin ser excepcional sí que acompaña la acción de manera acertada. Los efectos sí que resultan mucho menos destacables, pero por lo menos cumplen.
Plataformas y acción funcionales
Esta aventura de plataformas híbrida 3D y 2D tiene su gracia y plantea ideas interesantes. El problema es que su ejecución no ha sido todo lo satisfactoria que debería, mostrando carencias evidentes en áreas tan importantes en este tipo de producciones como la exploración, el diseño de niveles en general y los combates. Podría haber dado mucho más de sí.
Hemos realizado este análisis mediante un código de descarga enviado por Stingbot Games.