Análisis de Super Mario Party (Switch)
A día de hoy cuesta pensar en Mario Party como una saga mínimamente relevante o importante, pero en sus comienzos supo ofrecernos tardes divertidísimas en compañía de nuestros amigos. Por desgracia, la calidad de sus diferentes entregas y spin-offs ha menguado muchísimo en los últimos años, con minijuegos muy poco inspirados, ideas mal ejecutadas, pocos contenidos y mecánicas que no terminaban de cuajar.
Sin embargo, algo cambió cuando se anunció Super Mario Party para Nintendo Switch. Por primera vez en mucho tiempo, lo que nos mostraron transmitía la impresión de ser un producto muy cuidado, mimado, con mucha creatividad y con una gran capacidad de divertir, despertando nuestra curiosidad y animándonos a elevar nuestras expectativas.
Para alegría de todos y ya con su versión final en nuestras manos, os podemos confirmar que estas buenas vibraciones no iban desencaminadas y que por fin vamos a poder disfrutar de un buen Mario Party con una entrega que, sin ser perfecta, ha conseguido reconciliarnos con la serie y hacérnoslo pasar en grande.
La completa y divertida fiesta de Mario
Tal y como cabría esperar, volvemos a estar ante un juego de tablero para hasta cuatro jugadores en el que tendremos que competir contra nuestros rivales en multitud de minijuegos.
Por su naturaleza, se trata de un título totalmente orientado al multijugador local y que puede hacerse bastante aburrido si optamos por jugar solos, algo que debéis tener muy en cuenta antes de haceros con él.
Si hay algo que nos ha sorprendido gratamente es la gran cantidad de modos de juego que nos ofrece, por lo que existen multitud y variadas formas de disfrutar de sus contenidos, algo que nos parece muy importante para adaptar las partidas a las quedadas con nuestros amigos.
Eso sí, la modalidad principal sigue siendo Mario Party, la de toda la vida. Aquí nuestro objetivo será disputar partidas de 10, 15 o 20 rondas tirando el dado para movernos por los diferentes caminos del tablero e intentando hacernos con todas las estrellas posibles para alzarnos con la victoria cuando acaben todos los turnos.
Las reglas son prácticamente las mismas que en entregas anteriores y nos encontraremos con casillas azules que nos dan monedas al caer en ellas, rojas que nos quitan algo de oro y verdes para eventos, los cuales dependen del tablero en el que estemos jugando y de su posición. Por supuesto, también existen otras un tanto más específicas, como las de suerte (giraremos una ruleta para obtener un efecto beneficioso), las cenizas (lo mismo que las anteriores, pero aquí todo lo que puede salir nos perjudicará), las de duelo (se hará un bote de monedas entre todos los jugadores que se repartirá según los resultados de un minijuego) y, como novedad, ahora tenemos que sumar las de aliados.
Gracias a estas últimas obtendremos un compañero aleatorio (de entre los diferentes personajes jugables que no se estén utilizando en la partida) que nos ayudará ofreciéndonos su dado personalizado, colaborando con nosotros en determinados minijuegos y sumando a nuestras tiradas resultados de entre 1 y 2. Lo mejor de todo es que podemos acumular varios, algo que nos dará una gran ventaja estratégica.
Otra de las grandes novedades la tenemos en la implementación de dados especiales para cada personaje. De esta manera, cuando vayamos a tirar podremos optar entre el normal de seis caras con números que van del 1 al 6 o el personalizado de nuestro héroe o villano. Estos pueden ofrecernos cosas como que todas las caras marquen un cuatro menos una con un 0, o que tres de ellas sean un 1 y las restantes un 6. Los hay de todo tipo y, por lo general, suelen responder a la máxima de "grandes riesgos, grandes recompensas".
Lo que más nos ha gustado de esto es que, además de ayudar a diferenciar considerablemente a cada personaje, dota al título de un toque táctico muy interesante al tener diferentes opciones a las que recurrir. Esto se ve potenciado por el sistema de aliados que acabamos de comentar, ya que los compañeros que reclutemos nos permitirán usar los suyos, de modo que en los compases más avanzados de las partidas podremos llegar a tener multitud de dados entre los que escoger.
Si a todo lo dicho le sumamos los clásicos objetos que podemos comprar en las tiendas por las que pasemos y lo bien diseñados que están los tableros (no muy grandes, pero repletos de rutas y eventos para que siempre tengamos que estar tomando decisiones), tenemos uno de los Mario Party más estratégicos y con más posibilidades de toda la serie. Evidentemente, la suerte sigue jugando un papel importante, pero ahora nos obligan a jugar con mucha más cabeza.
Por supuesto, no podemos olvidarnos de los minijuegos, los cuales tienen lugar siempre al final de una ronda, después de que todos los jugadores hayan tirado sus dados. Esta vez hay más de 80 (aunque no todos aparecen en este modo) y los encontraremos de todo tipo: todos contra todos, dos contra dos, uno contra tres, utilizando compañeros para obtener ventaja, de reunir monedas, etcétera.
Todos ellos usan los Joy-Con de muchísimas formas distintas para sacarles todo el partido a sus posibilidades, con pruebas muy imaginativas y creativas que, además de divertirnos, nos sorprenderán. De este modo, tendremos minijuegos con controles tradicionales con botones, otros por movimiento y, nuestros favoritos, los que aprovechan la vibración HD para proponernos desafíos únicos y muy originales.
Como veis, la mayoría de pruebas nos han gustado muchísimo y nos hemos reído bastante compitiendo con nuestros amigos, pues tras su simpleza se esconde mucho ingenio y grandes dosis de diversión. Sin duda, los piques están más que asegurados y os lo vais a pasar realmente bien con ellas.
Por otra parte, tenemos el modo Mario Party a dobles, en el que competiremos en equipos de dos contra dos. Su propuesta es muy similar a la de Mario Party, aunque con la peculiaridad de que aquí los tableros nos permitirán movernos con total libertad. Es decir, en vez de ir "sobre raíles", podremos escoger las casillas que queremos pisar y en qué orden, ofreciéndonos un movimiento más "tridimensional".
Además, de esto, se suman las tiradas de los dos integrantes del equipo, podemos robar monedas a nuestros adversarios cayendo en sus mismas casillas o pasando por ellas, y si en un mismo turno ambos jugadores llegan a una estrella, podrán reclamar una cada uno (o más, según la partida y otras variantes).
De igual forma, los tableros son los mismos que en el modo tradicional, aunque sus mecánicas están adaptadas y se añaden otras nuevas para abrirnos más posibilidades de conseguir estrellas adicionales. Se trata de una modalidad enormemente divertida y que requiere de muchísimo juego en equipo, así como de cooperación constante para decidir estrategias. ¿Nos separamos para cubrir más terreno o vamos juntos para intentar conseguir más de una estrella de una sola vez? Hay muchas opciones y posibilidades de acción, así que una buena planificación es fundamental.
El único "pero" es que la selección de minijuegos es algo más limitada, aunque siguen siendo lo suficientemente numerosos y divertidos como para que nos duren bastantes sesiones antes de que empecemos a cansarnos de ellos.
En el caso de que no nos apetezca competir y simplemente queramos pasar un buen rato cooperando con nuestros amigos, tenemos el modo Torrente de aventuras, donde tendremos que dirigir una balsa por los rápidos de un río usando el Joy-Con como si fuese un remo. Evidentemente, tendremos que sincronizarnos con nuestros compañeros para esquivar obstáculos e ir por los lugares que queramos, lo que suele ofrecer momentos muy curiosos y risas varias.
El objetivo aquí es llegar hasta el final de alguna de sus diferentes rutas, aunque para ello tendremos que competir contra el tiempo. Por suerte, podremos ganar valiosos segundos extras si tocamos globos y superamos los minijuegos que nos propongan. Dependiendo de lo bien o mal que lo hagamos, conseguiremos más o menos tiempo adicional.
La idea, en general, es buena, el problema es que se trata de un modo demasiado fácil y sencillo y con una selección de minijuegos escasísima que se nos repetirán incluso dentro de una misma partida, por lo que no tarda en volverse muy monótono y aburrido. Sin duda, lo peor de todo el conjunto y lo más prescindible. Lo peor es que tendremos que completar todas las rutas para desbloquear todos los contenidos del juego, una tarea que puede llegar a convertirse en un auténtico tostón.
Volviendo a la competición, que es lo que realmente nos interesa de un Mario Party, tenemos A todo ritmo, una modalidad en la que competiremos en una sucesión de minijuegos de corte rítmico para intentar sacar una puntuación mayor que la de nuestros rivales. Estos son sorprendentemente desafiantes, ya que exigen muchísima precisión, aunque todos nos han parecido divertidísimos. No hay demasiados, pero como alternativa para echar partidas rápidas cuando no tengamos demasiado tiempo es una opción ideal.
Por supuesto, tampoco nos podemos olvidar de Minijuegos, donde podremos jugar estos desafíos directamente y sin necesidad de pasar por ningún tablero, ofreciéndonos un entretenimiento más directo. Aquí podemos optar por jugarlos a nuestra elección y de forma independiente, competir en una serie de cinco de ellos (el ganador es el que más puntos sume al final) o luchar por conquistar los recuadros de un panel a base de ganar pruebas.
Curiosamente, cuando hayamos desbloqueado todos los minijuegos (tranquilos, jugando un par de partidas en cada modo es algo que se hace más o menos rápido) desbloquearemos la única modalidad exclusivamente para un jugador, en la que tendremos que completar los 80 minijuegos cumpliendo algún tipo de requisito, como alcanzar una puntuación determinada o ganar antes de que se agote el tiempo. Consigue hacer el apaño para cuando no tenemos nadie con quien jugar y es relativamente largo, aunque una vez superado no creemos que vayáis a volver a él.
Por otro lado también tenemos Sala de recreo de Toad, donde podremos jugar a cuatro minijuegos muy originales que nos permiten usar dos consolas (ambas requieren una copia del juego) para crear nuevas formas de jugar. Eso sí, solo uno de ellos tiene esto como requisito, de modo que los otros tres pueden ser jugados en el televisor. Si bien nos parece una idea buenísima y muy novedosa, al final son tan pocos y tan simples que se acaba quedando en una mera anécdota a la que no se le termina de sacar todo el partido que debería.
Finalmente, tenemos por primera vez en la saga un modo online, aunque este se limita únicamente a permitirnos competir en una serie de cinco minijuegos. Una auténtica pena que no se haya aprovechado la oportunidad para incluir tableros en línea, ya que esto nos habría permitido disfrutar plenamente de su propuesta incluso cuando estemos solos en casa. Otra vez será...
Como veis, Super Mario Party es un juego que llega cargado de contenidos y con multitud de opciones para hacer más divertidas nuestras quedadas. No vamos a negar que nos habría gustado al menos un tablero más para los dos modos principales, pero con todo lo que hay tenemos entretenimiento para rato.
En el terreno gráfico estamos ante un título muy colorido, con escenarios repletos de detalles, personajes muy bien modelados, y con una presentación realmente buena. Eso sí, las animaciones siguen teniendo margen de mejora y a nivel técnico tampoco es que sea el título más puntero de la consola.
Finalmente, tenemos una banda sonora muy animada que acompaña a la perfección nuestras partidas, destacando especialmente las partituras del modo A todo ritmo, donde las remezclas de los temas clásicos de Mario son todo un regalo para nuestros oídos. Los efectos, los habituales de la saga, y el doblaje incluye un narrador que habla en español, aunque los personajes tienen sus voces de siempre.
Conclusiones
Super Mario Party supone el regreso al buen camino de una saga que llevaba dando palos de ciego desde hace demasiados años. Sus novedades jugables funcionan estupendamente, los tableros tienen un diseño realmente bueno, hay modos y opciones para todos los gustos, los minijuegos son muy divertidos y creativos, y, en general, hacía mucho tiempo que no nos lo pasábamos tan bien con un título de la serie.
No todo es perfecto, ya que no todas las modalidades resultan igual de divertidas, ciertas ideas no terminan de explotar su potencial y la falta de tableros online nos sigue pareciendo inexcusable en pleno 2018 en un juego tan orientado al multijugador. Pero al final, lo que tenemos es un título estupendo y muy recomendable si buscáis algo con lo que amenizar las quedadas con vuestros amigos y poner a prueba vuestras amistades.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Nintendo.