Análisis Storyteller: Un puzle divertidísimo sobre contar historias (Switch, PC)
Pocas cosas más humanas hay que contar historias. Sirven para entretener, para aprender, para entendernos entre nosotros, para comprenderse a uno mismo, para emocionar, para crecer. Por eso nos gusta tanto cuando un juego, o cualquier otra obra cultural, pone su foco en el valor de las historias. Storyteller, dirigido por el diseñador argentino Daniel Benmergui, hace justo eso. El creativo, que en su propia web dice estar interesado en experimentar con ideas de juego originales, ha hecho lo propio con el título editado por Annapurna Interactive, un rompecabezas accesible y fácilmente comprensible basado en representar las historias propuestas en una suerte de tira cómica utilizando dos tipos de piezas: escenarios y personajes.
Son historias y situaciones comunes, procedentes de novelas y cuentos reconocibles por todos: Adán y Eva, princesas y sapos, mayordomos vengativos y detectives avispados, vampiros y bestias, destronamientos, infidelidades y vasos de vino envenenados… Todas ellas contadas (casi) sin ninguna palabra, con un lenguaje visual y caricaturesco con el que solo hace falta atender a gestos y expresiones, lo que da cierto toque humorístico a cada una de las situaciones a resolver.
Puzles viñeta a viñeta
Es clave entender que Storyteller es un juego de situaciones prefijadas. A pesar de lo que el mismo título y el marketing puedan dar a entender, aquí no contamos nuestras propias historias, sino que el objetivo es averiguar cómo utilizar los elementos dados para narrar lo que la obra propone mediante una sucesión limitada de viñetas.
En resumen, que no es un lienzo en blanco donde dar rienda suelta a nuestra creatividad, sino un juego de puzles, y uno más rígido en sus soluciones de lo que puede parecer en un principio. Pero lo que se propone lo ejecuta de manera brillante.
Con la imagen que encabeza este párrafo se entiende perfectamente cómo se juega a Storyteller, un título que usa con maestría unos mecanismos comprensibles incluso para quien no ha tocado un videojuego en su vida, como suele ser habitual en los mejores títulos del género. Cada página del libro que compone la obra, estructurada por capítulos temáticos, nos plantea un título, una situación. En este caso, "Eva muere desconsolada". Para crear esa historia se nos dan varios elementos: dos personajes (Adán y Eva) y dos escenas (amor y muerte). Sobre cada viñeta podemos colocar una escena, y en ella, entre uno y tres personajes según el caso.
No hace falta más, pero por supuesto, el juego va retorciendo sus posibilidades, como se puede ver en la siguiente captura, donde se nos enseña que al colocar sobre una escena un personaje fallecido en una viñeta anterior aparece como un fantasma, ante el que los protagonistas responden de manera distinta a cuando estaba vivo. Esa es solo una de las muchas interacciones de este tipo que deberemos descubrir. Poco a poco se van introduciendo escenas con mecánicas curiosas, títulos más complejos y personajes con personalidad e intencionalidad: por ejemplo, algunos se pueden enfadar ante cierta situación y otros no.
Ir descubriendo todo eso es un proceso divertidísimo, que apela al pensamiento lateral y a la creatividad; no es imposible que un puzle se resuelva probando opciones sin ton ni son, pero precisamente las páginas en las que es más probable que uno se atasque durante unos minutos tienen tantas opciones que es inviable usar todas las posibilidades. Pero no es un juego difícil, ni siquiera para completar los retos secundarios presentes en algunas páginas, que nos plantean terminar la historia con un final alternativo, con una situación adicional o con alguna limitación, como no utilizar a cierto personaje.
Es una experiencia, por lo general, ágil, que nos motiva a pasar de una página a la siguiente, de un capítulo al posterior, no para encontrarnos el próximo desafío, sino para descubrir una nueva idea, una nueva mecánica, un nuevo motivo para sonreir. Ahí está lo brillante de la obra, que consigue interesar y satisfacer nuestra curiosidad constantemente. El problema es que ese "constantemente" tiene un fin demasiado prematuro. En apenas cuatro horas podemos tener uno de los archivos de guardado completado al 100 %, y es fácil ver que la base de Storyteller podía dar más de sí.
Un acabado expresivo y redondo
Eso no quiere decir que el título de Daniel Benmergui se perciba como un producto con un desarrollo atropellado. Más bien todo lo contrario. Se percibe como un juego bien acabado, redondo, pulido y cuidado. Un producto consciente de sus valores de producción limitados, pero que aprovecha al máximo los que tiene. El resultado es una obra preciosa y que satisface en lo visual: el paso de las páginas, el cómo se marca la compleción de un puzle, y sobre todo, la expresividad que se le da a los personajes utilizando apenas unas pinceladas para cambiar su estado.
En esa expresividad influyen mucho los efectos de sonido, que permiten identificar cómo afecta a un personaje la situación en la que está incluso antes de que miremos cómo ha quedado la viñeta; por cierto, también es recalcable la fisicidad que el sonido da a ese acto de colocar las escenas y los personajes. La banda sonora rememora a los cuentos y las historias en las que se basa cada capítulo, aunque es cierto que si nos atascamos en algún puzle no tardará en repetirse en bucle. Un breve apunte sobre la versión a escoger: en Switch se juega perfectamente, pero con ratón en PC la experiencia es más ágil.
Conclusión
Storyteller es un fantástico y original rompecabezas que nos propone recrear las situaciones propuestas utilizando las escenas y los personajes que se nos ofrecen, todos ellos basados en historias de la cultura popular de sobra conocidas. Una idea curiosa que acaba sorprendiendo por cuánto llega a retorcerse, siempre manteniendo una dificultad ajustada: es un título accesible para cualquiera interesado. Sin embargo, los títulos de crédito llegan antes de lo que uno querría, algo que no sería un problema si no fuera porque a todas luces el concepto daba aún más de sí. Esto no quiere decir que el juego se perciba atropellado y poco cuidado: aprovecha muy bien sus limitados valores de producción. En definitiva, la obra de Daniel Benmergui es un título prácticamente imprescindible para los aficionados a los juegos de puzles, y uno más que recomendable para cualquiera con ganas de probar algo diferente.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para Nintendo Switch facilitado por fortyseven communications.