Análisis SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech, cartas y rol (Switch, PC)

Uno de los aspectos más curiosos del universo SteamWorld, como ya también hizo en su día Oddworld, es la facilidad que tienen sus distintos videojuegos de cambiar de un género a otro y conseguir que, de una forma u otra, todo tenga coherencia dentro de sus propias reglas.

Aunque la referencia absoluta de momento sigue siendo SteamWorld Dig 2 en muchos aspectos, ahora nos llega en exclusiva para Nintendo Switch SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech, un título que se enmarca dentro de las características de los videojuegos de rol más clásicos, añadiendo por el camino una interesante capa de estrategia táctica derivada de las cartas coleccionables.

La mezcla, que bien podría ser poco original o indigesta debido a la alta saturación de videojuegos similares que pueden existir en el mercado, funciona.

Consigue insuflar vida al mecanismo de vapor del título y lo hace adictivo, divertido y consistente. Engrasad bien esas tuercas. ¿Preparados para un cuento de hadas con dos divertidas robots como protagonistas?

Una fábula de vapor, armaduras y magia

SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech cambia radicalmente el concepto de su aventura y ambientación, pero mantiene las mismas señas de identidad de otros títulos de la saga, como lo son los elementos steampunk y mecánicos, pero ayudándonos a protagonizar una historia de fantasía clásica en un mundo completamente distinta y remoto en el tiempo. Como si fuese La princesa prometida, todo arranca con un cuento narrado en boca de un simpático robot anciano y algo anticuado a su hijo, trasladándonos acto seguido y con el siempre útil recurso del libro de cuentos, a un escenario harto olvidado en los títulos más futuristas de la serie SteamWorld. Apoyándose en una presentación directa, conocemos a nuestras dos grandes protagonistas, Armilly y Copernica, dos robots que caminan por el bosque en busca de setas.

Sin comerlo ni beberlo, estas caballeros propias del género de la espada y la brujería -pero usando los clichés en el mejor de los sentidos-, se verán envueltas en una arriesgada misión de rescate y salvamento cuando descubran que su pueblo está en llamas y ha sido arrasado por las mecanizadas tropas de una legión de seguidores de un Señor Oscuro que amenaza a todo el reino y la civilización de este curioso universo. Quizás lo mejor de SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech es que se ríe de la mejor forma posible de todos los tópicos del género fantástico, tanto literario como cinematográfico, arrojando bromas y chascarrillos por doquier. No hay una línea de diálogo mal tirada o errada, y todo funciona de una forma tan orgánica y dinámica, que es casi imposible saltarse los comentarios o escenas de vídeo: siempre queremos más.

Quizás la historia no esté a la altura o todo quede demasiado bien planteado pero no demasiado bien finalizado, pero creednos, SteamWorld Quest mantiene nuestra atención, nos invita a descubrir más de esta nueva vertiente del universo metálico de la serie y nos lleva de la mano constantemente para que jamás dejemos de lado nuestra aventura ni a las simpáticas protagonistas.

Un juego de rol y cartas bien engrasado

Mezclar rol con cartas coleccionables no es lo más original del mundo. Cuando se anunció este título para Nintendo Switch, más allá de su apartado gráfico, no parecía demasiado novedoso o impactante. Había fórmulas mejores para ambientar o desarrollar un juego de la serie SteamWorld. ¡Qué equivocados estábamos! Si bien no revoluciona ni se puede considerar un antes y un después, todo aquello que plantea y ejecuta en sus mecánicas jugables, lo hace casi a la perfección. Es un videojuego de rol y cartas coleccionables muy divertido, que nos asediará con batallas constantes y muy vivas, y en las que tendremos que demostrar nuestra pericia con turnos, mazos diseñados por nosotros mismos y más de 100 cartones perforados únicos.

Si pensáis en un elemento propio de los videojuegos de rol occidentales o japoneses es muy probable que lo tengamos de una forma u otra -dragones, magia, puntos de experiencia o cofres del tesoro-, pero todos ellos adaptados al devenir y a la propia naturaleza del videojuego. No es fácil, lo común es coger y picar un poco de aquí y allá y dejarlo casi todo como está, pero aquí se consigue trasladar todo a las reglas intrínsecas de la aventura y la ambientación steampunk de forma excelente. ¿Cómo se juega o define SteamWorld Quest? Imaginad aquellos conceptos clásicos del género, como los combates por turnos, la progresión por niveles, las mazmorras, las barras de vida y las piezas habituales de las cartas coleccionables, como los mazos. Ahora, mezcladlo todo.

La jugabilidad pensada por Image & Form Games es muy completa y a veces desbordante, pero está muy bien explicada y planteada de cara al jugador. Nuestros primeros minutos nos llevarán a experimentar con el papel de la exploración de escenarios, que se hace en 2D a través de pequeños niveles interconectados por diferentes zonas, y el manejo de los combates, unas luchas por turnos en las que cada componente de la batalla usa sus propias cartas siguiendo unas reglas muy concretas. El título nos lleva a conformar un grupo de hasta tres personajes, cada uno con sus propias habilidades, naturalezas y características, a los que tendremos que pertrechar como en otros juegos de rol -con amuletos y similares- y para los que tenemos que configurar un mazo de ataque y defensa propio. Es decir, en lugar de atacar o conjugar hechizos contra el enemigo como haríamos en otros videojuegos similares, aquí debemos usar las cartas que tengamos en nuestro mazo, que podrá tener un máximo de 24 cartas -8 cartas para cada héroe-.

Esta cartas, que tienen una serie de perforaciones -como si se tratase de una impresora matricial o de un ordenador de lo más vetusto-, tienen una naturaleza única para cada personaje, y están diseñadas para cada uno de ellos y su rol en el combate. Es decir, Armilly es más agresiva y preparada para el cuerpo a cuerpo gracias a su todopoderosa espada, mientras Copernica busca más el ataque a distancia y la magia, así como cuenta con cartas de regeneración o escudo. Podemos diseñar el mazo a nuestro gusto, pero siempre teniendo en cuenta estos parámetros, así como lo azaroso de cada lucha, ya que las cartas se nos entregan barajadas en cada partida y no sabremos muy bien con qué mano de seis cartas comenzaremos a luchar. El título nos invita a descartarnos cartas, pero pronto sabremos cómo lidiar con situaciones más complicadas y usar en todo momento incluso las peores manos imaginables.

De esta forma, y usando estos cartones virtuales perforados, iremos realizando ataques, hechizos y movimientos, así como combinándolos para ser más efectivos y conseguir cartas virtuales exclusivas para cada personajes. Por ejemplo, si usamos 3 cartas de un mismo personaje en un turno de ataque, el título nos recompensará con un golpe o movimiento extra, que varía según el héroe que hayamos activado. Configurar mazos, encontrar nuevas cartas y jugar con los combos de las mismas, es muy, muy divertido. El videojuego no parará de sorprendernos y ofrecernos nuevas posibilidades y vertientes, algo que genera un curioso metajuego y estrategias propias para cada estilo. Por ejemplo, habrá criaturas débiles a un tipo de elemento o carta, otras resistentes y algunas inmunes, o cartas que funcionan mejor cuando se les precede de algunas en concreto. Si bien es cierto que la mayoría de combates son relativamente sencillos -algo que nos obligará a repetir la utilización de una o dos cartas de un tipo concreto-, las luchas contra los jefes finales y enemigos más duchos nos harán echar vapor por las orejas.

Dificultad y diseño de mazos: todo un reto

SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech tiene a veces muy mala leche, y cuando creamos que estamos en la cúspide de la estrategia y la táctica, y que no hay ningún enemigo que nos pueda toser, nos toparemos con alguna lucha difícil y compleja. Las hay que nos harán guerrear durante buenos ratos, buscando una combinación correcta de cartas o invitándonos a curarnos y protegernos con antelación para evitar los estados alterados de algunas cartas o los poderes especiales que tienen varios de nuestros rivales. No es que la dificultad esté mal balanceada, no lo creemos, pero sí podríamos decir que está mal distribuida. Podemos encontrarnos criaturas muy poderosas al comienzo de la aventura, pasar un buen rato sin reto alguno y volvernos a topar con un adversario fuerte como para hacernos pausar la consola durante unos minutos mientras recuperamos el aliento.

Por eso debemos manejar bien un concepto llamado presión de vapor. Las cartas de ataque o mejora genera uno de estos puntos, que son compartidos a nuestro grupo de héroe. Hay un tipo de carta perforada de habilidad, devastadoras y muy potentes, pero que consumen estos puntos por ponerse en juego. Por eso debemos jugar con inteligencia nuestras manos, mirando constantemente cuántos puntos de vapor tenemos o podemos gastar, y generando combos imposibles y muy destructivos si tenemos oportunidad. Este sistema, que parece sencillo, añade un dinamismo inusitado e inteligente a los combates, que siempre tienen un cierto componente imprevisible entre las manos de cartas que se nos otorgan y este tipo de características.

Con cada victoria, iremos ganando experiencia y subiendo de nivel los personajes, algo que nos garantizará que nuestros héroes sean más fuertes y duchos en combate, aumentando sus características a cada paso y batalla que demos. Sin embargo hay que dejar claro que las cartas únicas para cada uno no se dan ni se desbloquean ganando, y que estarán dispersas y ocultas en los cofres que encontraremos por los escenarios y mazmorras de SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech, así como disponibles en las tiendas de los mercaderes del juego. La otra opción es, si tenemos los materiales suficientes y la receta exacta, construirlas y mejorarlas por nosotros mismos. Sí, suena un poco descorazonador -son más de 100 cartas distintas, son muchas para ir andando descubriéndolas por ahí-, pero el sistema es lo suficientemente justo como para que pasemos algo de tiempo consiguiendo oro, descubriendo materiales para diseñarlas o buscando ese cofre que se nos pasó por alto.

Es quizás otro de sus puntos fuertes, que siempre hay recompensa. Un cofre, un pequeño puzle o un secreto, y todos los premios son del suficiente valor o cuantía como para tenerlos en cuenta y sentir que ha merecido la pena. En las 15 o 20 horas que puede durar la campaña principal, apenas hemos sentido que se estaba estirando el chicle o que había algún momento o capítulo que sobrase. Sí, más allá de lo comentado sobre los bandazos que puede dar la dificultad en algunos tramos, todo está en su justa medida.

Un estilo artístico muy especial

SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech es un juego muy bonito, que entra por los ojos, y que nos ofrece un estilo artístico cuidado y agradable. Ya sea en el modo portátil o en el dock, luce muy bien Nintendo Switch y nos presenta ricos escenarios en dos dimensiones, personajes detallados, carismáticos y muy bien diseñados y una serie de efectos visuales muy variados y consistentes. El tono de fábula fantástica, que se deja ver en los menús o en algunas de las secuencias de vídeo, encaja a la perfección con la propuesta jugable y toda la mitología steampunk del relato. Su banda sonora es otra de las piezas de su presentación, épica cuando toca y muy bien hilvanada en las fases de exploración o combate.

No hemos notado falta de definición ni problemas técnicos notorios, aunque sí queremos destacar que la fuente de texto podría ser un poco más grande o cómoda de leer. Textos que, por otra parte, están exquisitamente traducidos al castellano.

Conclusiones finales

SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech para Nintendo Switch es un videojuego entretenido, bien estructurado y con un sistema de juego muy estratégico y táctico. Su combinación de rol y cartas coleccionables es fresca, adictiva y profunda, y los combates por turnos nos han encantado y dejado con ganas de más. Con una historia divertida, unos personajes memorables y un estilo artístico arrebatador, lo nuevo de Image & Form Games es una grandiosa propuesta RPG que brilla con luz -y vapor- propia. Muy recomendable.

Hemos analizado SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech en Switch con un código descargable proporcionado por sus desarrolladores.