Análisis Paper Mario: La Puerta Milenaria, un precioso remake del mejor papel de Mario (Switch)
GameCube es una consola que nos regaló un buen número de joyas que, por desgracia, no son nada accesibles a día de hoy. ¿Quieres jugar a Eternal Darkness, Fire Emblem: Path of Radiance, F-Zero GX, Mario Kart: Double Dash, Metal Gear Solid: The Twin Snakes, Star Fox Adventures o Star Wars Squadron II: Rogue Leader? Pues no te queda otra que buscarte una copia física de dichos juegos en el mercado retro y una GameCube o Wii para poder jugarlos.
Hasta ahora, Paper Mario: La Puerta Milenaria, una de las mejores aventuras roleras que ha protagonizado jamás el icónico fontanero de Nintendo y uno de los mayores exponentes del género en la generación de los 128 bits, también permanecía atrapado en los circuitos del cubo de Nintendo, algo que por fin va a cambiar gracias a su esperadísima llegada a Nintendo Switch con un fantástico remake que ya hemos podido jugar de principio a fin y que nos ha vuelto a confirmar que sigue siendo una obra tan divertida como recomendable a la que apenas le pesan las dos décadas que han pasado desde su estreno.
Una gran aventura repleta de sorpresas
Lo primero que tenemos que aclarar es que estamos ante un remake extremadamente fiel que respeta la obra original punto por punto. Es decir, la historia, los personajes, la jugabilidad, el diseño de niveles y el desarrollo de la aventura se han mantenido intactos para permitirnos revivir el mismo juego que tanto nos hizo disfrutar en GameCube.
Por lo tanto, hemos vuelto a disfrutar de una aventura de rol con combates por turnos en la que hemos acompañado a Mario en un gran viaje repleto de humor y situaciones alocadas. En esta ocasión nuestro objetivo es rescatar a la princesa Peach (otra vez) y conseguir los cristales estelares que nos permiten abrir una gran puerta que lleva casi un milenio sellada. Si bien la historia como tal es muy sencilla, sorprende por lo bien escrito que está el guion, capaz de justificar que nos veamos inmersos en todo tipo de interesantes y divertidos líos que siempre nos animan a seguir jugando con tal de descubrir qué es lo que va a pasar a continuación. Y ojo, ya que a pesar de que aquí lo que impera son los chistes y las bromas para tenernos constantemente con una sonrisa en la boca, también hay espacio para algunos momentos inesperadamente emotivos y épicos. Sumadle un elenco de personajes que se hace querer con facilidad, y tendréis un título muy disfrutable en lo narrativo que no necesita grandes giros para mantener nuestro interés.
Todo este buen hacer es algo que también se traslada al propio desarrollo del juego, ya que da pie a una aventura variadísima en la que no faltan las sorpresas. Cada capítulo suele ofrecernos una experiencia única, por lo que tan pronto estaremos explorando una mazmorra de corte clásico que quebrándonos la cabeza buscando la forma de guiar a un ejército de diminutas criaturas por el interior de un árbol o firmando un contrato en un coliseo para convertirnos en luchadores profesionales. Hasta hay un episodio en el que resolver misterios en el interior de un tren al más puro estilo Agatha Christie.
En lo puramente jugable, todo esto se traduce en una obra que da la misma importancia a la exploración y los puzles que a los combates. Los escenarios están repletos de secretos y pequeños rompecabezas que no podrían estar más alejados de los típicos laberintos de salas y pasillos del género, pues juegan con mucho acierto tanto con la perspectiva como con el hecho de que todo está hecho de papel y materiales caseros, personajes incluidos.
Tanto es así que a medida que avanzamos desbloqueamos nuevos poderes que nos permiten convertirnos, por ejemplo, en un avión de papel o ponernos de lado para aprovechar nuestra "bidimensionalidad" y pasar por huecos estrechos, por lo que no serán pocas las veces en las que veréis algo que estará inaccesible hasta que consigáis la habilidad correspondiente. De igual modo, los compañeros que se van sumando a nuestro grupo también cuentan con sus propias técnicas exclusivas, abriéndonos más posibilidades a la hora de explorar y resolver problemas.
Por su parte, los combates también son divertidísimos. Como en todos los juegos de rol protagonizados por Mario, todas nuestras acciones pueden potenciarse con comandos interactivos. Dependiendo del movimiento que hagamos, tendremos que hacer una cosa u otra, como pulsar un botón en un momento concreto o mantener el stick hacia la izquierda hasta que llegue el instante de soltarlo. Si lo hacemos bien, haremos más daño y generaremos energía estelar adicional, la cual necesitaremos para desatar nuestras técnicas más poderosas.
Partiendo de esta base, el título introduce poco a poco más posibilidades y nuevos tipos de enemigos que nos obligan a cambiar y variar nuestras tácticas para adaptarnos, lo que muchas veces incluye utilizar a determinados compañeros que tienen la habilidad necesaria para lidiar con ellos. Por ejemplo, saltar sobre un Goomba que tiene un casco de pinchos en su cabeza es algo que acabará mal para nosotros, pero si usamos un martillo podremos hacerle daño sin exponernos demasiado.
Obviamente, cada criatura tiene sus propias técnicas y animaciones que tendréis que aprenderos, ya que cuando nos atacan también nos podemos defender si pulsamos un botón justo cuando vamos a sufrir el impacto. Lo interesante es que es que en esta entrega existen dos tipos de bloqueos distintos. Si pulsamos la A, reduciremos daño y tendremos mucho margen para realizar la parada correctamente, pero si presionamos la B anularemos por completo la ofensiva del contrario e incluso contraatacaremos. Eso sí, en este último caso tendréis que pulsar el botón en el frame exacto para que se haga bien, lo que introduce una interesante dinámica de riesgo y recompensa que ayuda a que las peleas sean más tácticas y emocionantes, ya que si fallamos sufriremos todo el ataque a plena potencia.
Pero, sin duda alguna, lo mejor de todo es que las peleas como tal se desarrollan como si fuesen una obra de teatro con su correspondiente escenario y público, algo que tiene una gran importancia en el desarrollo de los encuentros. Al acertar los comandos interactivos, atraemos a más espectadores, y cuantos más espectadores, más energía estelar recibimos con cada acción. Pero ojo, la cosa no acaba aquí, ya que durante una contienda puede pasar de todo, desde que se caigan partes del escenario y nos hagan daño a nosotros o a los enemigos hasta que algún espectador intente atacarnos si no lo expulsamos a tiempo de la sala, dando pie a unos enfrentamientos muy dinámicos y repletos de situaciones inesperadas.
Algo que también dota de profundidad a las peleas lo tenemos en el sistema de progresión del que hace gala la aventura. Cada vez que subimos de nivel, podemos decidir si subir los puntos de vida (PC), de maná (PF) o de medalla de Mario, siendo estos últimos, en nuestra opinión, los más interesantes e importantes, ya que aumentan nuestra capacidad máxima para equiparnos medallas, las cuales nos dan todo tipo de importantes ventajas, como incrementar nuestra fuerza o permitirnos utilizar ataques muy poderosos con todo tipo de efectos. Cada medalla tiene un coste, así que cuantos más puntos de medalla tengamos, más nos podremos equipar, abriéndonos las puertas a innumerables configuraciones para nuestro personaje.
En total, estamos hablando de una aventura de unas 30 horas de duración con un diseño de niveles exquisito, un desarrollo variadísimo y unos combates fantásticos que, eso sí, sigue arrastrando algunos de los problemas que ya tenía su versión original. Entre ellos, destaca lo mal planteado que está el backtracking en ciertos capítulos en los que nos obligan a dar multitud de pateadas que no aportan absolutamente nada mientras nos hacen recorrer varias veces los mismos escenarios por los motivos más insustanciales posibles.
Esto es algo que se agrava con las misiones secundarias, ya que muchas nos hacen volver a un mismo sitio, pero solo nos dejan aceptar una a la vez, lo que se acaba traduciendo en repetir varias veces el paseo desde Villa Viciosa (la ciudad principal) hasta el lugar que nos indiquen, buscar lo que nos hayan pedido, desandar el camino y vuelta a empezar. Para rematar, las tareas que nos piden que hagamos no es que sean ninguna maravilla, por lo que el único interés que vais a encontrar en ellas reside en sus recompensas.
De igual modo, si lo que buscáis es un juego desafiante con el que poneros a prueba, debéis saber que, en líneas generales, se trata de una aventura con un nivel de dificultad muy bajo que no os va a dar ningún problema durante la historia principal a poco que tengáis experiencia con el género y sepáis lo que hacéis. Ahora bien, no podemos dar muchos detalles, pero hay algunas sorpresas nuevas en este remake que ya os vamos avisando que os van a hacer sudar sangre.
Las novedades
Y ya que hablamos de novedades, la primera y la más destacable la tenemos, sin duda alguna, en su nuevo apartado gráfico, el cual se ha rehecho desde cero para deleitarnos con uno de los juegos más bonitos de todo el catálogo de Nintendo Switch. Quizá no lo parezca por su dirección de arte, pero os aseguramos que el salto visual que se ha producido respecto a lo que vimos en GameCube es gigantesco y es muy notorio en cosas como la calidad de los materiales, los efectos, la iluminación o el detalle de los escenarios. El efecto de que todo está hecho de papel está conseguidísimo, algo que nos ha encantado especialmente en el modelado de los personajes, a quienes se les notan las distintas "piezas" con las que están hechos, incluyendo sus pliegues y dobleces.
Del mismo modo, hay nuevas animaciones que nos permiten ver cómo el escenario de los combates se despliega poco a poco como si fuese un diorama de papel, el formato de pantalla ahora es de 16:9 en vez de 4:3 y la cámara usa una mayor variedad de planos para hacer las secuencias de vídeo más inmersivas y espectaculares. Y por si fuese poco, la imagen es nitidísima tanto en portátil como en sobremesa, por lo que no podríamos estar más contentos con la mejora gráfica que se ha realizado.
Lo único negativo es que para que el título luzca tan rematadamente bien se ha tenido que sacrificar su rendimiento, por lo que este remake solo funciona a 30 imágenes por segundo en vez de a 60 como en GameCube. Si os somos sinceros, no es algo que nos haya afectado demasiado más allá de tenernos que adaptar al "nuevo" timing de los comandos interactivos, ya que no deja de tratarse de un RPG por turnos, un género donde tener más o menos imágenes por segundo no suele variar demasiado la experiencia global. Tras haberlo jugado de principio a fin, creemos que todo lo que hemos ganado en términos visuales compensa de sobra esta decisión que se ha tomado, pero resulta innegable que la versión original se movía con mayor fluidez, algo que nos vemos en la obligación de señalar.
La banda sonora también ha recibido un buen remozado con nuevas y maravillosas remezclas que hacen que sus geniales composiciones suenen mejor que nunca, permitiéndose incluso el lujo de adaptar su instrumentación a la ambientación de cada una de las regiones que visitamos, algo que resulta especialmente notable en las múltiples variantes que escuchamos del tema principal de los combates. De todos modos, si sois unos nostálgicos os alegrará saber que hay una medalla que nos permite escucha la música de GameCube al equiparla.
Más allá de la renovación audiovisual, también destaca la introducción de pequeñas mejoras de calidad de vida, como un nuevo sistema para cambiar rápidamente de compañero mediante un menú en forma de rueda, más tutoriales o un personaje que nos permite practicar nuestros movimientos de combate. Eso sí, para nosotros, la mayor mejora de todas es la introducción de una nueva sala en el subsuelo de Villa Viciosa a la que podemos acceder desde la plaza principal. En ella, cada vez que completamos un capítulo, aparecen unas tuberías que nos permiten viajar rápidamente a la región que hayamos superado, lo que supone un ahorro de tiempo nada despreciable cuando toca hacer backtracking. No termina de solucionar el problema que el juego tiene con este tema, pero sí que lo alivia.
Otra novedad que os puede resultar interesante es la introducción de un nuevo personaje que nos puede prestar su ayuda para resolver las misiones secundarias. Algunas de estas tareas son un tanto crípticas y pueden llegar a resultar incluso frustrantes, así que si no sabéis qué tenéis que hacer, os bastará con acercaros a él y pagarle para que os oriente. Eso sí, os advertimos que las pistas no son nada sutiles y, por lo general, suele dar la solución.
También conviene señalar el añadido de una nueva galería de arte y música que podemos desbloquear completando capítulos al 100 %, es decir, encontrando todos los soles y los fragmentos de estrella que hay ocultos por los escenarios, unos pequeños extras que siempre son de agradecer y que aportan valor al conjunto.
Por último, cabe señalar que la traducción española es brillante, tal y como nos tienen acostumbrados en Nintendo, un punto en el que nos queremos detener, ya que la compañía ha hecho unas ligeras modificaciones a unas pocas líneas de diálogo para adaptarlas a las sensibilidades actuales. Como bien sabréis si jugasteis la versión de GameCube, Bibiana, uno de los personajes que se unen a nuestro grupo, es una chica trans. Esto, en su día, derivó en ciertos problemas a la hora de traducir el juego a diferentes territorios, como que, por ejemplo, en la traducción inglesa se censurase y se omitiese por completo este hecho para convertirla en una chica cisgénero (en la española sí se respetó su identidad de género). Con este remake, Nintendo ha querido respetar la visión original de la versión japonesa en todos los idiomas para unificar el hecho de que Bibiana es, oficialmente, una chica trans.
Conclusiones
Paper Mario: La Puerta Milenaria es un remake precioso de uno de los mejores juegos de rol que ha protagonizado Mario. Una aventura divertidísima, variada, sorprendente, ingeniosa y muy bien diseñada que no para de regalarnos un momentazo tras otro para tenernos constantemente con la sonrisa en los labios. Un título que había quedado atrapado en GameCube y que merecía volver para que todo el mundo pudiese acceder a él con facilidad y descubrir por qué enamoró a toda una generación de jugadores hace 20 años.
Como remake, lo cierto es que no hay demasiadas novedades más allá de un nuevo y espectacular apartado audiovisual, algunas mejoras de calidad de vida y un par de sorpresas de las que no podemos hablar, por lo que no vamos a negar que hemos echado en falta algo más a nivel de contenido, como un nuevo episodio o la posibilidad de jugar la historia de Luigi que transcurre en paralelo a la nuestra. Pero si os gusta el género y nunca lo habéis jugado o simplemente os apetece revivir una aventura con un encanto y una personalidad única en su mejor versión, no lo dudéis ni un segundo y lanzaos a por él.
Hemos escrito este análisis gracias a un código de descarga que nos ha ofrecido Nintendo.