Análisis de Rayman Origins (PSVITA)

Aunque el género de las plataformas no es muy abundante, de vez en cuando aún podemos disfrutar de verdaderas joyas. Es el caso de Rayman Origins, lanzado a finales del año pasado en varias plataformas, con el que Michel Ancel consiguió recuperar todo el prestigio de la mascota de Ubisoft tras una década casi en la sombra –o probando las 3D con mayor o menor acierto- en la que los secundarios Rabbids habían comido mucho el terreno a nuestro desmembrado personaje hasta el punto de intercambiar papeles. ¿Quién era ahora la mascota y quién el secundario? Todo volvió a su cauce con esta aventura que devolvió a Rayman el puesto que llegó a tener durante 1995: ser un serio rival para Sonic y Mario. Un estupendo homenaje a ese primer Rayman de Atari Jaguar, PS One, Saturn y PC que ya destacó en su momento por unos preciosos y variados escenarios, alejado de la repetición de patrones de otros juegos en soporte de cartucho.

La adaptación a PS Vita en gráficos es idéntica a las versiones de alta definición. No esperábamos menos de una consola con suficiente potencia como para ejecutar deslumbrantes títulos tridimensionales, así que UbiArt Framework, el motor utilizado en el juego, funciona a las mil maravillas. Igual de fluido -60 imágenes por segundo- con unos escenarios coloridos y detallados que son una obra de arte. Gracias a la definición de la consola y la calidad de la pantalla, no hay ni un diente de sierra ni signos de pixelación: es un dibujo animado –incluso hemos visto muchas series peor animadas-. Es, junto con los juegos de Vanillaware, una de esas virguerías gráficas que te deja impresionado incluso cuando creíamos que el 2D ya tenía poco que decir a estas alturas. Un juego con espíritu independiente pero con buen presupuesto detrás.

Los gráficos y animaciones han quedado intactos en su salto a portátil, pero podría existir un problema inherente al tamaño de la consola pese a su definición: que Rayman y los enemigos quedasen a una dimensión pequeña. Sus creadores lo han evitado con la opción de zoom, que en esta plataforma realizamos con la pantalla táctil con dos dedos, pellizcando hacia dentro o hacia fuera la imagen de la misma manera que aumentamos el tamaño del navegador web o las imágenes. Es un gesto intuitivo para cualquier usuario de teléfonos inteligentes, y aquí ayuda a ver la situación más de cerca sin sacrificar nada de calidad, aunque es más fácil perder de vista objetos que quedan fuera de la imagen o caminos alternativos. Rayman Origins guarda muchos lugares escondidos en zonas verticales, así que a efectos jugables lo mejor es utilizar la estándar.

Otra novedad introducida en esta versión es el uso de funciones táctiles para algunas tareas, como la de rematar a los enemigos inflados como globos; puedes saltar o patear sobre ellos, pero también explotan al pasar el dedo y pincharlos. Igualmente las burbujas con looms ahora son susceptibles de ser conseguidas tocando la pantalla, pero ojo, sólo los objetos en burbujas -¡de lo contrario conseguiríamos los ítems más inaccesibles con sólo tenerlos en escena!-. Todo esto es completamente opcional ya que el juego fue pensado para otros sistemas, pero hemos de decir que nos ha gustado especialmente lo de aplastar a los enemigos, ya que te ahorra ir a por ellos cuando están prácticamente finiquitados. En los momentos más complicado en cambio nos resulta más cómodo no soltar los botones clásicos y jugar como en consola doméstica. Juegues como juegues, siempre es divertido.

Pero Rayman Origins es mucho más que gráficos bonitos. Es un juego de plataformas a la antigua usanza, de los que quedan pocos, consolas de Nintendo aparte. Saltos, precisión, enemigos de rutinas básicas, toneladas de humor, un diseño que facilita jugar con fluidez enlazando lianas, torrentes de agua, rebotes… Un feliz reencuentro con esa jugabilidad que apenas sobrevive en juegos indi y que felicitamos a Ubisoft por apoyar con fuerza mediante un lanzamiento físico y "completo" –Rayman Origins estaba pensado inicialmente para distribución digital en forma de capítulos-. Estamos deseando ver que nuevas ideas salen de UbiArt y de Michel Ancel en el futuro, además del largamente esperado Beyond Good & Evil 2.

Lo que sí se ha caído del juego, y es una verdadera lástima, es el multijugador cooperativo que estaba presente en las versiones domésticas –irónicamente el manual sí habla de este aspecto en algún párrafo-. Este modo permitía controlar a los cuatro personajes para superar la historia, facilitando también el juego que en la recta final pega un ligero subidón en la dificultad. Entendemos su ausencia online –en consolas nunca lo tuvo, era únicamente local-, así que el sustituto natural debería ser un modo ad-hoc, que tampoco está presente. No era de todas formas un extra vital, añadía nuevas posibilidades pero el recorrido era el mismo, pero no vemos razones lógicas para que sea eliminado. Ubisoft lo ha intentado compensar con un modo fantasma, que como se puede entender, corresponde a guardar una repetición de nuestra partida en un nivel para mejorar nuestro récord o compartirlo con otros jugadores y retar a que superen el tiempo. Al menos, siempre tiene más gracia ver en pantalla lo que hace el otro usuario, dónde recorta tiempos y dónde lo perdemos que utilizar un simple tablón de puntuaciones. También es posible compartir reliquias para descubrir más detalles del delirante argumento, demostrando que sí se ha sacado partido a estas funciones sociales de Near.

Por lo demás, Rayman Origins ofrece lo mismo que las versiones para otros sistemas: más de 60 niveles de puro plataformas en uno de los juegos más divertidos del género desde hace mucho tiempo. El piropo no es gratuito, Rayman Origins es uno de los juegos más valorados el año pasado y en PS Vita se juega tan bien como cabía esperar. Deberías tenerlo en tu estantería tanto si añoras la diversión de este tipo de juegos que en los años 90 vivieron su época dorada como si apenas te suena de oídas. El argumento parte de una idea tan absurda como muchas de las sorpresas de este mundo: los No-tan-muertos declaran la guerra a Rayman, Globox y dos diminutos, que podremos controlar desde el submundo de selección de personaje –sólo es un cambio estético, no tienen diferencias jugables-. Salvaremos electoons, lums y ninfas que nos otorgarán habilidades especiales como pegar tortazos o planear a lo largo de varios mundos temáticos muy rejugables con fases para desbloquear. Si además decides repetir fases antiguas con las habilidades que no tenías en su momento, no soltarás la PS Vita en mucho tiempo.

El desarrollo de las fases es lo suficientemente breve como para que además sea cómodo de jugar en una portátil, que normalmente cuenta con sesiones de juego más cortas que en consolas de sobremesa. La dificultad tiene una cómoda curva para empezar asequible y luego ir aumentando de manera gradual, aunque nunca se hace imposible. En cambio, sus creadores han incluido muchos secretos en el trazado para mejorar puntuaciones, así que completar los medallones de electoons cumpliendo unos objetivos determinados en es una tarea bastante más complicada que superar el juego. La guinda la ponen los enormes y peligrosos jefes finales y la música, muy desenfada y alegre. Y no todo en Rayman Origins es plataformear, de vez en cuando encontraremos fases de acción lateral al estilo matamarcianos con un mosquito como protagonista, o carreras de obstáculos persiguiendo un cofre con patas.

Conclusiones

Os recomendamos el análisis de las otras versiones donde se profundiza más sobre la mecánica de juego y el diseño de niveles, completamente válido para esta versión que en resumen se beneficia de funciones táctiles opcionales, un interesante modo fantasma pero que incomprensiblemente pierde el multijugador.

Por lo demás, Rayman Origins mantiene toda la diversión del gran juego que nos sorprendió el año pasado, y se acopla muy bien al concepto portátil que deben tener los juegos en esta plataforma, aunque el hecho de no ser un juego exclusivo para este sistema plantea la eterna duda: ¿merece la pena si cuentas ya con él en otro sistema? Probablemente no. De lo contrario, es una compra obligada para tu nueva PS Vita.