Análisis de Final Fantasy: Anniversary Edition (PSP)
Lo cierto es que los jugadores de la primera entrega (en cualquiera de las versiones que ha tenido Final Fantasy) no descubrirán nada especialmente relevante que exija la compra del juego, pero sí detalles que son de agradecer y que sitúan a Final Fantasy I 20th Anniversary como la versión más completa del clásico vista hasta la fecha, elevando su interés para pasar a ser algo más que una simple pieza de coleccionismo.
La historia gira en torno a la aventura con los cuatro Guerreros de la Luz que salvarán al mundo de Caos, los cuales pueden ser de uno de los seis diferentes oficios, que definen los puntos fuertes y débiles del personaje; tres tipos de magos (rojos, blancos y negros), el ladrón, el guerrero y el cinturón negro.
Una eterna historia entre los bandos del Bien y el Mal que sigue siendo tan atractiva para el jugador como hace veinte años, con las visitas a ciudades, momentos de exploración y diálogo con secundarios y grandes cantidades de combates aleatorios en campos y mazmorras. Mención especial a la particularidad de esta primera entrega de la saga, sin héroe principal sobre el que recaiga el peso de la trama.
A nivel jugable, pocas novedades que contar de un título conocido prácticamente por todos; combates por turnos y aleatorios, diversas acciones según la clase de personaje, y una serie de mejoras que se han ido añadiendo con cada visita a Final Fantasy (Wonderswan, PlayStation y GameBoy Advance). Como en esta última versión para la portátil de Nintendo, se ha remozado todo el sistema de juego, actualizándolo en buena medida a los estándares habituales. Así, el clásico pero arcaico sistema de magias se ha sustituido por el mucho más común hoy en día sistema de puntos de magia, y los personajes pueden subir hasta el nivel 99. Estos cambios serán familiares para los que hayan probado el llamado modo easy de la edición para PSOne y, efectivamente, estos cambios y algunos otros hacen que el juego sea más fácil y asequible que el original, que tanto entonces como hoy es un juego de dificultad reseñable. Un plantel de enemigos mayor, más tesoros y mazmorras extra, como la exclusiva de Final Fantasy I 20th Anniversary, Labyrinth of Time, la novedad más reseñable en la aventura, que si bien no debe decantar la compra o no del juego por sí sola, es un añadido más a tener en cuenta.
Tras empezar la partida, comprobaremos el principal motivo de esta reedición: el completo lavado de cara al apartado visual. Sin grandes alardes técnicos que hagan sufrir al hardware de la consola y manteniendo el característico estilo en 2D visto en el original, Square Enix ha rediseñado los gráficos, no ya respecto a la primera versión (de 1987), sino también frente al último retoque disfrutado en Final Fantasy I & II Dawn of Souls de GameBoy Advance. La definición de la pantalla de PSP, así como su formato panorámico, hace brillar con luz propia los exquisitos sprites creados a partir de cero, tanto de personajes y monstruos de las batallas, como escenarios. No hablamos de una revolución gráfica, pero si de una mejora en el detalle superior a lo visto en la última entrega de 16 bits, Final Fantasy VI, gracias a la pérdida de los visibles pixels (ahora es todo más natural a la vista) y de una variedad de colores generosa.
Además de la inclusión del modo 7 para el desplazamiento por mapamundi, encontramos algún efecto de transparencias que van desde las cajas de texto, destellos de luz, sombras (de nubes en movimiento) y pirotecnia varia para las magias, así como las transiciones al campo de batalla. No obstante, la mayoría del juego mantiene esa carencia de animaciones en posición estática durante la lucha, lo que otorga esa sensación de estar combatiendo contra "retratos" inanimados de lobos, arañas o cualquier clase de monstruo, nada extraño para los que jugaron a los seis primeros Final Fantasy, pero que no deja de ser una oportunidad perdida para haber realizado algún retoque que habría dado más vida al conjunto. Todo este despliegue gráfico se complementa con el rescate de las secuencias CG creadas para las versiones de PSOne, eliminadas en la última reedición para GameBoy Advance, pocos pero intensos vídeos para resaltar el inicio de la aventura y presentar la situación del momento.
El apartado sonoro también recibe su actualización, y a pesar de encontrarnos con las limitaciones lógicas de una portátil, la versión para PSP goza de un sonido claro y nítido, tanto en los llamados efectos FX como en las melodías, que para nada hacen delatar el origen 8 bits del juego pues su calidad ha sido mejorada de manera excelente y acorde con las posibilidades de la máquina.
Otra serie de extras son la inclusión del bestiario (ya visto en otras versiones de Final Fantasy) que recoge datos de los monstruos derrotados en combate, y una galería de ilustraciones de Yoshitaka Amano, artista ligado a la saga desde sus inicios que seguro hace las delicias de los fans. Todo ello hace de esta versión un juego imprescindible para cualquier amante del género, salvando un pequeño gran detalle: el idioma. En más de una ocasión lamentaremos no poder disfrutar de los textos en castellano en una traducción inexistente que por contrario si apareció en las versiones para GameBoy Advance. Un defecto que impedirá a mucha gente apreciar el desarrollo del juego en toda su plenitud.