Análisis de Yakuza 6: The Song of Life (PS4, Xbox One, PC)
Hace algo más de 10 años Sega iniciaba una nueva saga en PlayStation 2 que, sin convertirse en superventas fuera de Japón, siempre ha acompañado las consolas de Sony a un ritmo de lanzamientos casi anual. En 2016 el equipo decidió poner punto final a la densa trama de de Kazuma Kiryu con una última entrega dedicada al yakuza con corazón de oro antes de probar algo ligeramente nuevo -Hokuto Ga Gotoku, aunque en el fondo no se aleje demasiado de Yakuza-, un remake de Yakuza 2 –Yakuza Kiwami 2- y reiniciar la saga con un nuevo protagonista.
Yakuza 6: The Song of Life es, como os contábamos en nuestras impresiones, el salto técnico más revolucionario en la saga desde el paso de PS2 a PS3 con Yakuza Kenzan. Yakuza 0 y Yakuza Kiwami en PS4 lucen muy bien a 60 imágenes por segundo, pero no dejaban de dar la sensación de ser remasterizaciones de la pasada generación. El nuevo motor gráfico ha obligado a rehacer casi todo, y aunque como veremos más adelante esto también supone algún paso atrás en cuanto a contenido, ahora sí tenemos la sensación de jugar a un Yakuza acorde a los tiempos actuales.
Esta nueva aventura comienza donde lo dejó Yakuza 5. Sin profundizar demasiado en terreno de spoilers, Kiryu está malherido después de un duro combate y Haruka, que ha perseguido su sueño de convertirse en idol, anuncia en público su retirada del mundo del espectáculo, confesando también la relación familiar con el yakuza. El peso de la justicia caerá sobre el protagonista y tras recuperarse en el hospital no se librará de pasar unos años en la cárcel por lo acontecido en el anterior juego.
Yakuza 6 incluye resúmenes en formato texto –en inglés, idioma en el que nos llega- así como secuencias flashback para refrescar la memoria, algunas presentaciones rápidas de personajes y tenemos a nuestra disposición la página oficial con un vistazo rápido de los clanes. Hay suficientes fuentes para no quedar perdido, pero los otros dos Yakuza en PS4, 0 y Kiwami, son los primeros de la saga –precuela y original-, por tanto sus historias están muy alejadas del argumento de Yakuza 6.
Si jugar por lo menos a Yakuza 5 no es una opción, os recomendamos empaparos bien de la trama hasta el momento, aunque se pierda la auténtica gracia de la saga: la evolución de los personajes a lo largo de esta década. Para entender las motivaciones de Kiryu y su cariño con Haruka hay que pasar por toda su experiencia, desde que se encontró a una niña en el primer Yakuza –o Kiwami- hasta su carrera por convertirse en una estrella juvenil.
La estancia en la cárcel no es muy traumática para Kiryu y no veremos sus disputas con otros reclusos, pero la vida para Haruka no es nada fácil. La joven es ahora una adolescente que cuida de los niños huérfanos mientras Kiryu pasa el tiempo entre rejas. Cuando la prensa descubre su paradero, Haruka teme que su relación con los grupos yakuza ponga en peligro el futuro de los jóvenes, así que decide abandonar Okinawa. La sorpresa llega cuando Kiryu cumple su condena y descubre que Haruka ha desaparecido durante todos estos años.
Decidido a dar con la chica, regresará a Kamurocho en busca de respuestas, y las encontrará: Haruka está en coma por un atropello y en sus brazos protegía un bebé con el nombre de Haruto Sawamura. ¿Qué ha pasado en estos años? ¿Es realmente su hijo? ¿Quién es el padre? ¿Ha sido un accidente o un intento de asesinato? ¿Tiene esto algo que ver con la nueva guerra yakuza?
Con Yakuza 4 y 5 el equipo quizás estaba falto de ideas para Kiryu o no sabía cómo enredar más la historia de Kiryu sin forzar demasiado el argumento. Por esta razón se introdujeron varios protagonistas, cada uno con sus tramas y problemas, aunque al final todo estaba de alguna manera interconectado. Incluso la precuela Yakuza 0 repartió los papeles entre Kiryu y Goro Majima. Con Yakuza 6 volvemos a centrar toda la atención en el Dragón de Dojima, y eso supone que la historia principal –recalcamos principal- se aleja del humor o las situaciones absurdas; no manejamos al alocado Goro Majima, ni tenemos el episodio ligero de Haruka de Yakuza 5, y desde luego no machacamos a un oso gigante con nuestros puños. Por tono recuerda un poco al realismo de Yakuza 3.
Kiryu es un antihéroe que ahora ronda los 50 años cuya aspiración ya no es la de ser un miembro destacado de la yakuza, acumular poder o dinero. Si regresa a Kamurocho, ese "maldito barrio" en sus palabras, es únicamente por salvar a alguien que considera de su familia. La trama se hace más personal, es fácil conectar con los sentimientos de Kiryu y los nuevos secundarios; no desaparecen las disputas, traiciones o planes oscuros de la yakuza, pero en esta ocasión el Macguffin que se supone clave en el conflicto realmente no es lo más entretenido de la historia.
Rol y acción
Una vez más, estamos ante un RPG de acción, o si lo preferimos un brawler con toque de rol. Yakuza no es una saga que mire de reojo a mundos abiertos occidentales, y Yakuza 6 no se aleja mucho de las bases del original. La historia transcurre principalmente en dos mapas, no demasiado grandes una vez los pateas de arriba abajo, pero con decenas de aventuras y tareas opcionales en las que perder todo el tiempo que deseemos.
La parte de los combates trae pequeños cambios, pero en esencia es lo habitual. Mientras caminamos por las calles nos asaltarán pandillas de matones que podemos despachar o, si lo deseamos, evitar. Disponemos de dos ataques básicos para sencillos combos, un agarre, la defensa y la evasión; a esto hay que sumar la recogida de armas u objetos de decoración que nos proporcionan ataques más fuertes o de barrido que siempre resultan muy interesantes –¡y mejor recoger una katana nosotros que el enemigo!-.
También regresan los demoledores movimientos Heat, golpes críticos que activan una animación especial y sangrienta aprovechando ataques físicos, el contexto del escenario o las armas empuñadas. Además, cuando hemos acumulado suficiente energía podemos activar un modo de rabia en el que Kiryu es más demoledor, absorbe el daño, desbloquea nuevas técnicas y recoge objetos más pesados –un poco estilo brawler en Yakuza 0-. Si has jugado a la saga no tardarás nada en adaptarte a Yakuza 6, aunque advertimos que ahora los objetos curativos son mucho más escasos en el escenario, conviene llevar siempre los bolsillos cargados de Tauriner y similares.
El progreso de Kiryu es un poco más parecido a un RPG que en pasados juegos. Conseguimos experiencia por luchar o cumplir otras tareas –por ejemplo, comer en restaurantes, jugar en arcades, resolver sidequest, con todo- y de esta manera mejoramos parámetros básicos –salud, ataque, defensa, evasión, etc.- o compramos nuevas técnicas. Algunas de ellas piden requisitos previos, mientras que otras pueden ser compradas siempre que tengamos la experiencia necesaria. Digamos que eres libre de destinar primero los recursos a evolucionar la condición física del protagonista o, si lo prefieres, ampliar antes el número de Heat Actions, movimientos, combos, etc.
Como curiosidad, la experiencia se divide en diferentes categorías –músculos, agilidad, etc.-. Para mejorar no siempre se gasta un único valor, sino que algunas mejoras y técnicas requieren el gasto de dos o más categorías de experiencia, por lo tanto la manera en la que juegas o tus actividades también dictan el progreso que puedes hacer. Si únicamente luchas, ganarás mucha experiencia relacionada con la salud o fuerza de ataque, pero dejarás fuera otro tipo de evoluciones. Es un sistema mucho más flexible que el visto en otros Yakuza.
Explorando las ciudades: puñetazos, karaokes y Virtua Fighter 5
Yakuza 6 tiene varias novedades, y una de ellas es que nos olvidamos de esas cabinas de teléfonos del siglo pasado. El propio juego nos lo dice: ¡es 2016! –fecha en la que transcurre el juego y del lanzamiento en Japón-. Ahora Kiryu utiliza un móvil que centraliza el menú de estadísticas, equipamiento, avisos de mail, gestión de clanes y sí, el guardado. Ahora podrás registrar tu partida en cualquier momento de la exploración, excepto en las "mazmorras" –generalmente las secciones de acción en edificios-.
Otra novedad es la cámara en primera persona, que en la práctica no pasa de una curiosidad –no se puede utilizar para el combate, sólo en nuestros paseos por las calles-. No obstante merece la pena ver los barrios desde los ojos de Kiryu, y quizás así encontremos mejor algunos secretos, como los objetos coleccionables por el suelo.
Al margen de la potencia gráfica, una de las limitaciones de la pasada generación que se arrastraba por compartir plataforma con PS3 en Yakuza 0 y Kiwami era el problema de la memoria. Aunque los tiempos de carga fuesen breves en PS4, las pausas entre interiores y exteriores estaban ahí, y rompían un poco la continuidad de las ciudades. En Yakuza 6 es todo mucho más fluido y natural, si entras en una tienda la cámara sigue a Kiryu sin cortes. Esto da lugar a escenas sorprendentes para la saga, como ver pasar a matones desde la ventana en el interior de un piso, luchar en un callejón, empujar a un enemigo y que rompa el cristal de un local, o incluso pelear dentro del restaurante que visitas habitualmente. Kamurocho es mucho más creíble, y no es sólo una cuestión de mejores texturas: es mucho más interactivo.
Hay sin embargo una pega a la tabula rasa de Sega con el contenido, y es que no se pueden reciclar tantos locales como antes. Todo lo principal lo tenemos en Kamurocho: los comercios, cafeterías y lugares de ocio, pero se han eliminado algunos callejones en la parte norte y este, la zona de la arena, el metro, etc. La saga se define por la densidad del mapa, no su extensión, aunque sabemos que los fans más veteranos echarán en falta algunos rincones conocidos.
La importancia de este recorte es relativa, pues Yakuza 6 no es un juego que vayas a terminar en dos tardes. Si te centras únicamente en la historia ofrece unas 20 horas de partida, mientras que aceptando las historias opcionales y participando en minijuegos regularmente esa cifra se puede doblar fácilmente. El volumen de contenido es menor a Yakuza 0 o 5, pero todavía hay mucho que ver y hacer.
Con la renovación otras zonas se han retocado, y ahí tenemos el pequeño barrio chino que rompe completamente con la estética de ciudad moderna. Todavía es posible subir a ciertos tejados y el motor permite mostrar multitud de personas en pantalla, haciendo que las calles parezca más viva que nunca. Todavía no hay cambio horario en tiempo real, pero según el progreso en los episodios o las siestas que hacemos en el tiempo libre veremos diferentes iluminaciones. Una cosa es segura: Kamurocho nunca había lucido tan bien de noche.
Kamurocho es en realidad sólo la mitad de esta aventura. La investigación seguirá los pasos de Kiryu a Onomichi (Hiroshima), que es el mejor contrapunto a la bulliciosa ciudad de Tokio: costera, con casas bajas, un aire a pueblo tranquilo con su línea de tren, calles estrechas y poco ruido. La pena es que sus dimensiones y establecimientos son más escasos que la ciudad principal, pero pasear por aquí es una delicia.
Por supuesto Yakuza 6 ofrece muchas opciones de ocio con las que dejar aparcada la misión de historia. Las substories son aventuras resolviendo problemas de la gente: en ocasiones problemas graves, otras cuestiones personales más mundanas y otras completamente delirantes. La niña que admira a Haruka, el chico obsesionado con los chats virtuales, la joven que dice viajar en el tiempo, actuar como mascota en una campaña promocional o la pareja que supuestamente ha intercambiado sus cuerpos. Sirven para relajar el drama de Kiryu, conseguir experiencia extra y multiplicar la duración de Yakuza 6: no son una pérdida de tiempo.
A esto hay que sumar una serie de incidentes aleatorios que suceden por las ciudades. Gracias a una red social en el móvil del protagonista recibiremos peticiones que requieren visitar calles concretas en un tiempo límite. A veces es un ladrón que hace estragos entre los ciudadanos, saqueadores de tumbas, una persona indispuesta, una situación de peligro o una amenaza de bomba. Son un poco insistentes y no hace falta aceptar todas, pero es otra distracción que tenemos a mano.
En cuanto a los minijuegos, regresan la mayoría de actividades habituales de la saga: juegos de mesa, dardos, karaoke, las conversaciones en los clubs, el entrenamiento de béisbol y las recreativas retro de Space Harrier, Outrun, Super Hang-On y Fantasy Zone. Como grandes minijuegos o actividades tenemos varias opciones: Puyo Puyo –el adictivo juego de puzles- y todo un Virtua Fighter 5: Final Shodown. Estos dos últimos se pueden jugar directamente en versus local desde el menú principal.
Hay otras actividades si investigamos las ciudades. En Kamurocho hay un gimnasio que facilita mejorar el estado de Kiryu, e incluso nos aconsejarán una dieta específica para los restaurantes; si haces caso a las indicaciones, tu experiencia crecerá más. Y hay un café de gatos… sin gatos, que necesitará nuestra colaboración para localizar, alimentar y atrapar gatos callejeros. Es básicamente otro coleccionable más que andar buscando por las dos ciudades.
Como minijuego estrella en Yakuza 6 aparece un curioso gestor de clanes, más profundo de lo que parece a simple vista. Derrotar a ciertos matones los sumará a nuestra causa de justicia callejera, que es un juego de estrategia en tiempo real utilizando personajes –con sus habilidades y cualidades- contra bandas enemigas. Hay una banda rival a modo de pequeña historia –sus jefes están interpretados por luchadores de wrestling japoneses-, desafíos diarios y contra clanes de amigos. El sistema de táctica es un poco simple, pero no deja de ser un entretenimiento diferente para romper la monotonía.
Japón virtual
Si lo comparamos con Yakuza 0/Kiwami, el salto gráfico salta a la vista. No hay texturas que cantan a pasada generación, la iluminación es más natural y el detalle en las ciudades muy superior. Como hemos comentado, la renovación también influye positivamente en algunos aspectos de la exploración –no hay cortes al cambiar de interiores, más destrucción del entorno-.
Las animaciones se han rehecho y es algo que se nota mucho. En pasados juegos, incluyendo durante el combate, los personajes se sentían demasiado rígidos; incluso con el salto de PS2 a PS3, o la introducción de nuevos estilos de combate, nunca parecía del todo fluido. En Yakuza 6 los movimientos de lucha están mejor conectados, Kiryu hace gestos casuales al correr, en definitiva, también se controla mejor.
El otro aspecto más llamativo con la subida gráfica son los rostros de los personajes, que dejan atrás el aspecto a CGI anticuada o piel de plástico. Y no sólo con el protagonista o el papel de Takeshi Kitano, todos los secundarios son espectaculares en aspecto y gestos faciales, transmiten mucho al menos durante las cinemáticas clave. En los diálogos menores o de sidequest son mucho más inexpresivos, pero hay que recordar que Yakuza tiene un volumen de textos y escenas similar a un RPG.
Al motor sólo se le pueden reprochar dos aspectos: el aliasing que a veces estropea la calidad de imagen, y que en el modelo original de PS4/Slim es apreciable el corte de la imagen en diversos momentos. Hemos jugado en PS4 Pro y el problema está resuelto, sin tearing ni ralentizaciones aparentes. Por esta razón nuestras buenas sensaciones con el juego serán un poco menores para usuarios de las primeras PS4. Yakuza Kiwami 2 –remake de Yakuza 2 con el motor de Yakuza 6- parece que pule todavía más el rendimiento, así que hay margen de mejora.
La banda sonora vuelve a abarcar múltiples géneros según la situación: un poco de jazz, heavy metal, electrónica o épica para las secuencias de película. Hay que añadir la ambientación musical de los locales, los sonidos de la calle y el estupendo trabajo de los actores, comenzando por Takaya Kuroda que una vez más lo borda como Kazuma Kiryu.
Conclusiones
¿Es Yakuza 6 el juego definitivo de la saga? No es el mejor ni más completo, pero tampoco de los menos brillantes. La historia, pese a que muchos protagonistas/secundarios de pasados juegos desaparecen o apenas hacen un cameo, y que a mitad de trama surge un nuevo misterio poco interesante, cierra bien las aventuras de Kiryu. Es el protagonista absoluto de Yakuza y se merecía una secuela que demostrase el cambio de prioridades, su madurez.
En jugabilidad hay numerosos avances que mejoran la exploración, el sistema rolero da mucha libertad en el progreso y por supuesto los gráficos –modelados, animaciones, iluminación- hacen de este Yakuza fresco por la renovada Kamurocho y la preciosa Onomichi. Algunos jugadores, sin embargo, echarán en falta ciertas zonas, minijuegos o una mayor variedad de estilos de lucha. Detalles visibles para puristas y jugadores que exprimen cada Yakuza, pero que pasarán inadvertidos para el resto. No tenemos billar pero, ¿cómo de importante es su presencia cuando hay otras muchas alternativas de ocio, desde un VF5:FS con versus local a decenas de horas con las substories?
Yakuza 6 es una aventura única en el mercado, con una recta final que es una montaña rusa de emociones y el broche de oro para un personaje que ya es parte de la historia de Sega. Una compra imprescindible para fans de Yakuza.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga en PS4 Pro que nos proporcionado Koch Media.