Análisis de Shenmue I & II (PS4, PC, Xbox One)

Quizás la remasterización de los dos primeros Shenmue llegue forzada por las presiones de Shenmue III –juego del que Sega se desentendió y ahora querría rentabilizar con los originales-, pero el final de la historia es feliz: Shenmue y Shenmue II están de vuelta. Los jugadores pueden disfrutar de estos clásicos, de manera legal, en tres plataformas actuales y con ligeras mejoras, poniendo fin a una de las peticiones más insistentes de la comunidad.

No es la primera vez que Sega remasteriza sus juegos de Dreamcast, desde hace tiempo hemos visto Jet Set Radio, Space Channel 5 Part 2 o los Sonic Adventure adaptados a la alta resolución, pero el catálogo de la última consola sigue guardando grandes joyas que no han sido reeditadas -¿para cuándo Skies of Arcadia?-. Los Shenmue eran las deudas más importantes de Sega con su público, y han tenido que pasar casi 20 años para ver de nuevo esta épica aventura de venganza.

Me llamo Ryo Hazuki. Tu mataste a mi padre… ¡prepárate a morir!

El joven Ryo Hazuki vuelve a su dojo familiar y se encuentra una situación inesperada. Su padre se enfrenta a un hombre vestido con ropa china, presionando para conocer el escondite de un espejo. Ryo entra en escena pero es fácilmente derrotado por Lan Di, quien amenaza con matarlo; su padre no tendrá más remedio que confesar el lugar del espejo. Ryo salva la vida mientras que su padre muere y el misterioso grupo de hombres desaparece. Nuestro protagonista iniciará una investigación que le llevará por diferentes rincones de Japón y fuera del país, y hasta el anuncio de Shenmue III, parecía que la venganza no llegaría a cumplirse.

Aunque más adelante hablaremos del trabajo en la remasterización, hay que tener muy claro que al hablar de Shenmue lo hacemos de un juego lanzado en 1999 para la primera consola de 128 bits, y de su secuela, de 2001 –para DC y Xbox-. La definición de juegos ambiciosos se queda corta con los Shenmue, unos juegos innovadores en muchísimos aspectos, diferentes y que sólo podía crear Yu Suzuki, uno de los creadores más importantes de la industria: el director o productor de OutRun, Virtua Fighter, Virtua Cop, After Burner II, Space Harrier, Hang-on, Virtua Racing… Una leyenda de los 80 y 90.

Es muy fácil entrar a valorar aspectos que hoy podríamos calificar de anticuados, como las animaciones, una cámara con tendencia a ser incómoda en lugares estrechos o el mismo control –ya sea con cruceta o palanca-, pero hay que ver todo esto con perspectiva y en comparación con lo que se hacía en la época en consolas o PC: no había nada remotamente parecido. De hecho os recomendamos los análisis originales para comprobar el impacto y sorpresa que suponían en la época.

Shenmue además no era fácil de encasillar en un único género. Sentaba un poco las bases de los mundos abiertos, aunque esto hay que matizarlo mucho –son lineales en su historia y el primer Shenmue no destaca precisamente por las dimensiones del mapa-. Tomaban algo de las aventuras gráficas, del rol, de los simuladores sociales –cada personaje sigue una rutina con el horario y podemos hablar con casi todos-, ofrecían minijuegos, combates con un estilo inspirado en Virtua Fighter y multitud de secuencias cinematográficas. Sí, también puso de moda los Quick Time Events, una manera de hacer interactivas las cinemáticas que luego seguirían muchos otros juegos en años posteriores.

Este nivel de detalle y aparente libertad de Shenmue hizo a la saga rompedora, no podías encontrar algo similar con gráficos tridimensionales. Con razón su presupuesto fue disparatado –el juego más caro hasta la fecha-, algo que condenó la saga a convertirse sí o sí en un fracaso comercial, pese a unas ventas decentes para el mercado de Dreamcast, y probablemente aceleró el fin de Sega como fabricante de consolas.

Más que las mecánicas jugables, principalmente de conversación e investigación, lo que convirtió a los Shenmue en juegos de culto era su nivel de inmersión. La gestión del dinero, la obtención del trabajo, la importancia del tiempo, los cambios de clima o la interacción con el entorno nos metía de lleno en su mundo. A veces era "demasiado" realista, y eso suponía que muchos eventos sólo transcurrían en determinados momentos del día o la noche, y si llegabas más temprano o tarde debías hacer tiempo con otras actividades. Hacía sacrificios en la jugabilidad para favorecer la credibilidad de su mundo virtual.

Su ritmo pausado no gustó, y no tiene por qué gustar, a todos los jugadores, en especial a aquellos que tienden a llamar despectivamente pelijuego a títulos donde el peso recae en la historia, carisma de personajes o ambientación, y no en cuanto a la jugabilidad propiamente dicha. Hay que admitir que aspectos como el combate han envejecido mal, no obstante por la narrativa e investigación no pasa el tiempo y ahí Shenmue todavía es muy divertido.

Ten en cuenta además que no están plagados de los vicios actuales, no hay un marcador en pantalla que te señale tu próximo objetivo, tus pistas se recogen en un simple bloc de notas: es una aventura con la que disfrutar con cada paseo, sin presiones, preguntando a la población si conoce a un chino, por el nombre de una calle o por dónde merodean los marineros. Hoy día es impensable una superproducción de este tipo si no va acompañada de tiroteos o acción cada 10 minutos.

Shenmue II nos llevaba a nuevas localizaciones –comienza con la llegada a Hong Kong- y seguía el mismo esquema que el original, pero la experiencia de Sega se dejaba notar en un ritmo mucho mejor, más épica, con más variedad de situaciones, mejores personajes secundarios, mayores dimensiones de los barrios, la opción de esperar a los eventos o comprar mapas, entre otros cambios. Para muchos, la culminación de la fórmula Shenmue.

La versión de Xbox –que es la base utilizada por Sega- permitía tomar capturas y aplicaba algunos efectos gráficos nuevos, aunque curiosamente ya en su lanzamiento empezó a recibir algunas críticas por un apartado gráfico que se iba quedando anticuado en comparación con los juegos más punteros de las otras consolas de 128 bits. Eso sí, artísticamente Shenmue II superaba al primero y sigue siendo un portento para una consola que compartió años con PlayStation y Nintendo 64.

Entre la remasterización y el ‘port’

La remasterización de estos dos Shenmue es muy básica, más propia de lo que se hacía hace una década con los primeros remaster -apenas una subida de resolución- que de la tendencia actual, que son prácticamente remakes con gráficos totalmente rehechos.

Sí hay algunas diferencias técnicas, entre ellas la de activar o desactivar el efecto bloom -el destello en superficies iluminadas-, algunas texturas parecen mostrar más calidad y ambos se benefician de unos tiempos de carga reducidos –apenas un par de segundos-. Por otro lado, y como ya se había anunciado, esta conversión utiliza marcas ficticias en lugar de las licenciadas de Japón, y se mantiene en los 30fps; muchos juegos clásicos están programados con esta velocidad y no es fácil doblar la tasa de imágenes por segundo sin crear nuevos errores, no es una cuestión de potencia.

La cuestión es que Shenmue I & II busca ser tan fiel a los originales que toca muy poco en jugabilidad, gráficos o sonido para que sea más cómodo de jugar ahora. Tratándose de uno de los buques insignias de Sega, es una oportunidad perdida para añadir traducción oficial –nos llega en varios idiomas, pero no en español- dada la importancia de las conversaciones, o revisar los efectos de sonido, pues las voces del primer Shenmue suenan a baja calidad y no parece haber un buen equilibrio entre ruido y música –valores que al menos podemos ajustar independientemente-.

También resulta un poco chocante que no se aproveche para añadir contenido, y no nos referimos únicamente a Shenmue Passport, sino algún tipo de Así se hizo, entrevistas exclusivas, galerías de arte, etc. Una saga que ha permanecido en el recuerdo principalmente por sus incansables fans merecía un trato especial para los coleccionistas, o por dar un marco histórico a los jugadores que descubren Shenmue.

No todo son malas noticias, por supuesto. La interpretación sin emociones de Ryo en inglés –no tiene sangre en las venas- puede ser sustituida por las voces japonesas, ayudando a mejorar la ambientación asiática de estas historias. También podemos jugarlo en formato panorámico 16:9, si bien pasa al original de 4:3 –barras laterales- durante las cinemáticas. La interfaz se ha rehecho para adaptarse a las nuevas resoluciones y, evidentemente, tienen sistema de logros/trofeos que puede ser un incentivo más para exprimir los juegos.

Conclusiones

Los Shenmue habían dividido a los jugadores a principios de 2000 entre aquellos que amaban la genialidad de Yu Suzuki –para muchos son sus títulos favoritos de todos los tiempos- y aquellos que lo consideraban el tedio convertido en ocio digital, un "simulador de perder el tiempo". Es innegable que tienen sus virtudes para que casi 20 años después sean tan recordados: caer en la indiferencia no es precisamente el defecto de Shenmue. A nosotros la saga nos encantó, pero somos conscientes de que no es para todos los gustos y nunca lo pretendió ser.

Unos consejos para aquellos que se apunten por primera vez a esta experiencia, que esperamos sean muchos: controlar las expectativas, perdonar sus defectos comprendiendo que se trató de un adelantado a su tiempo en casi todos los apartados, evitar las guías todo lo posible y dar una segunda oportunidad si no terminas de conectar con él. Cuanto más lo juegues, más entrarás en el mundo de Shenmue, y es probable que el viaje de Ryo te deje un recuerdo imborrable.

Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 Pro con un código de descarga que nos ha proporcionado Koch Media. En su lanzamiento recibirá un parche que corrige algunos 'bugs'.