Análisis de Children of Zodiarcs (PS4, Switch, Xbox One, PC)
Poco a poco vamos recibiendo los juegos independientes apadrinados por Square Enix Collective, una plataforma que busca dar visibilidad a estos proyectos y mejorar la comunicación de desarrolladores con los jugadores. Por esta vía se lanzó el recomendable juego de puzles The Turing Test, y en un futuro lo hará Fear Effect Sedna –si bien poca relación tiene con la licencia original-. El último de estos títulos es Children of Zodiarcs, un juego de rol estratégico que trae algunas cuantas novedades al género.
La historia habla de un mundo que lo tenía todo, pero que terminó arruinado por una gran guerra. Ahora esas maravillas se han convertido en reliquias y tecnologías de antaño.
El juego se presenta sin muchos rodeos directamente con combates en el asalto a un palacio que sirven de tutorial, y es que el contraste entre ricos y pobres es uno de sus temas principales.
Controlamos a un grupo de personajes, ladrones y pillos, que luchan contra la tiranía de un gobierno corrupto -¿es que hay de otra clase?-. El equipo cuenta con una serie de pintorescos héroes entre los que destaca el grandullón Zirchhoff y la joven Nahmi, pero a lo largo de la aventura iremos conociendo a nuevos miembros, cada uno con diferentes habilidades. No es una historia excesivamente brillante o ambiciosa, pero tampoco está mal contada.
Habitualmente los SRPG están cortados por el mismo patrón, muy influenciados por los títulos más conocidos. Children of Zodiarcs también utiliza muchas de estas convenciones, incluyendo la división de cada mapa en una cuadrícula por la que nos desplazamos –según el personaje, más o menos distancia-. La diferencia de alturas y las formaciones no tienen las claras ventajas de otros títulos, pero conviene estudiar el diseño para localizar cuellos de botella que mantengan las oleadas rivales controladas.
El ritmo de la partida también se divide en turnos: elegimos nuestras acciones y después de agotar las posibilidades, mueve ficha la inteligencia artificial. Es importante terminar nuestra ronda protegiendo nuestra espalda o flancos, si es posible, pues el daño es mayor por estas zonas desprotegidas. Hasta aquí, lo típico.
Pero, y esta es la principal novedad de Children of Zodiarcs, no se ofrece el clásico menú con ataque, magia u objetos como haría un Disgaea o Tactics Ogre. Los personajes disponen de un mazo de cartas con las acciones a realizar, de manera que interviene un poco la suerte según las cartas descubiertas en ese momento. Si las agotas, o deseas nuevas, pierdes el turno. Estas cartas van mejorando con la subida de nivel –por cierto, la experiencia se va ganando por cada acción, sea ofensiva o defensiva-, y hay una segunda fase que todavía puede potenciar sus atributos: la tirada con los dados.
Después de elegir nuestro movimiento –ataques físicos, magias, recuperación, mejoras de estados- debemos tirar una serie de dados que afectarán al resultado, que por ejemplo pueden subir un poco el ataque. Aunque el factor suerte vuelve a tener un pequeño papel –pese a que los dados se pueden editar-, es posible relanzar algunos dados si no estamos satisfechos con la primera tirada; curiosamente sus rebotes pueden afectar a otros y cambiar sus caras. A veces nos compensa más que el daño sea mayor y en otras que uno de los dados active un efecto extra, tipo un turno extra o recuperar salud. De nosotros dependerá arriesgar o conformarnos con el primer resultado.
Y no todo queda a la aleatoriedad, es básico contar con mazos equilibrados que combinen ataques y curaciones, o de lo contrario lo pasarás realmente mal en combates de mucha duración. Además de los objetivos con el habitual encargo de acabar con todos los enemigos, a veces se pide aguantar un número de turnos concretos o alcanzar un punto del mapa. Combínalo con una variedad de mapas y tienes un juego variado y en ocasiones un poco impredecible –en el buen sentido-.
Children of Zodiarcs logra unir algunas ideas clásicas con otras menos utilizadas en el género. Es verdad que la apariencia inicial es de una mayor complejidad que otros SRPG, y no vamos a negar que así es, pero el juego comunica bien lo que sucede en pantalla, e incluso adelanta las consecuencias de nuestra acción, ya sea el abanico de daño causado o la existencia de contraataques.
Los enemigos no son nada estúpidos y utilizarán todas las armas posibles para torpedear a nuestro grupo: conseguirán más dados, lanzan estados alterados, etc. De hecho, pasada una decena de pantallas –donde ya estaremos familiarizados con el sistema general- empezaremos a notar que la dificultad sube, momento en el cual se empiezan a hacer más importante las misiones opcionales, la arena de combate y escaramuzas, que evolucionarán más a nuestro grupo.
Entre tantas virtudes quedan algunos flecos mejorables. Los combates a veces se hacen demasiado largos incluso con no demasiados enemigos, y la decoración puede ocultar unidades detrás de paredes –se puede girar la cámara, pero quizás no te percates de su presencia hasta que es tarde-. Visualmente los escenarios son correctos, muy en la línea de otros SRPG y con sus mismas limitaciones en cuanto a diseño –el terreno debe ser cuadriculado- pero los personajes en 3D son un poco genéricos. Pequeños aspectos mejorables que no empañan los puntos fuertes del juego.
Conclusiones
Children of Zodiarcs es una divertida variante de los RPG de estrategia con mecánicas del rol de tablero, y supone un prometedor comienzo para Cardboard Utopia. Con algo más de presupuesto y tiempo podría ser todavía más redondo.
Es cierto que su historia –con textos traducidos a español- no cuenta nada extraordinario, y la ausencia de exploración –común en este tipo de juegos- puede echar atrás a jugadores poco habituados al género, pero los aficionados al SRPG que busquen un aire nuevo encontrarán por fin lo que buscan: una aventura que plantea desafío y profundidad jugable. ¿Qué más se puede pedir?
Hemos realizado este análisis con una descarga de la versión PC que nos ha proporcionado Renaissance.