Análisis Blizzard Arcade Collection, un vistazo a los orígenes de Blizzard (PS4, PC, Xbox One, Switch)
BlizzConline sustituyó este año al evento más clásico –presencial- de BlizzCon por la pandemia global del COVID-19. Una cita algo escasa en novedades de Blizzard y más tratándose del 30º aniversario, pero que sirvió para actualizar la información de Diablo IV, con una cuarta clase -la pícara- y el multijugador competitivo, la expansión Burning Crusade para World of Warcraft Classic, la actualización para Shadowlands de WoW, mapas de Overwatch 2 y contenido de Hearthstone. Dos fueron las teóricas sorpresas, conocidas por rumores y filtraciones: Diablo 2: Resurrected, una remasterización o remake de uno de los títulos más importantes de la compañía, y el recopilatorio Blizzard Arcade Collection.
Activision y Blizzard no son ajenas a la rentabilidad que se le puede sacar a la nostalgia. Crash, Spyro, Tony Hawk, Call of Duty, Diablo, WoW… Todas estas sagas han regresado en los últimos años con remakes, y en este caso Blizzard ha echado la mirada muy atrás, a los tres primeros proyectos antes de ser conocidos por Diablo II: The Lost Vikings (1993), Rock n' Roll Racing (1993) y Blackthorne (1994). Hablamos de una colección con las habituales características que hemos visto en otros productos similares, es decir, versiones exactas de los originales, filtros que simulan diferentes pantallas, fondo o no para los laterales, carga y guardado, rebobinado, ver un gameplay completo de The Lost Vikings y Blackthorne para entrar en la partida cuando deseemos –una opción para quienes conozcan los juegos y deseen evitar el inicio, por ejemplo- y las galerías de arte, música, entrevistas y manuales. Hay pequeñas excepciones en casos concretos: en la galería no se puede escuchar la música licenciada de Rock n' Roll Racing, este juego tampoco tiene guardado automático, y las versiones definitivas no incluyen la opción del gameplay automático o el rebobinado, pero en esencia esto es lo que ofrece.
Hasta aquí, nada fuera de lo normal. Sin embargo, Blizzard Arcade Collection -un nombre curioso, pues ninguno de sus juegos nació en arcades-, también incluye varias versiones de cada juego, destacando las definitivas, que se convierten en la mejor manera de disfrutar estos juegos, tanto si eras fan de los títulos como si es la primera vez que los juegas. En la práctica esto supone que la mayoría de los jugadores sólo disfrutarán de las Definitive Edition porque no hay ningún incentivo real por probar versiones más limitadas en contenido, gráficos o sonido, lo cual deja la colección un tanto escasa si lo comparamos con otro tipo de recopilatorios de Capcom o Konami.
The Lost Vikings
Seguramente el más conocido de los tres juegos ya que también tuvo una secuela en 1997 –que lamentablemente no está en esta colección-. The Lost Vikings es un plataformas con puzles protagonizado por tres vikingos perdidos en diferentes épocas. La mecánica que hace especial al juego –y que sirvió de inspiración a la saga Trine- son las diferentes habilidades de estos vikingos, pues Erik puede saltar, correr y embestir enemigos o muros, Baleog está equipado con espada y arco, y Olaf se acompaña de un escudo que utiliza de varias maneras, ya sea para evitar proyectiles o sostener a otros compañeros. El objetivo es alcanzar la salida de cada nivel –con los tres- intercambiando el control y colaborando para resolver los obstáculos. A las versiones de Super Nintendo y Mega Drive se suma Definitive Edition, que promete lo mejor de ambos juegos –como los niveles extra de Mega Drive con los gráficos de SNES- y textos en varios idiomas –entre ellos español-, y un multijugador cooperativo para tres jugadores en local.
¿Qué tal ha envejecido? Pues razonablemente bien. No se trata de un juego excesivamente rápido ni requiere mucha precisión ya que el auténtico interés está en resolver las trampas que nos vamos encontrando. Sus gráficos no son los más atractivos que hemos visto en juegos de 16 bits, pero el acertado toque de humor todavía lo hace entrañable, y muchos de sus desafíos son ingeniosos. Pruébalo si no lo has hecho antes.
Rock n' Roll Racing
Los juegos de conducción con armas siempre han estado ahí, y Silicon & Synapse, la antigua Blizzard Entertainment, desarrolló este juego de velocidad en el que todo vale: minas, misiles, láser…. Un juego muy macarra –en el buen sentido- inspirado en el rock y el heavy metal, no sólo por el elenco de personajes y oscuros escenarios, sino por la cuidada banda sonora con temas de Steppenwolf y Deep Purple, entre otros. Cualquier aficionado a esta música, e incluso si no lo es, reconocerá inmediatamente temas como Born to be wild o Highway Star que a los pocos minutos estarás tarareando, incluso con el sonido que podían ofrecer las consolas de la época.
Además de las versiones para la consola de Nintendo y Sega –bastante mala, todo hay que decirlo- tenemos una opción de multijugador local para cuatro jugadores a pantalla partida o contra la IA, y la Definitive Edition, que es la revisión con más mejoras de esta colección: pantalla 16:9, nuevos efectos especiales –los gráficos ganan bastante, parece otro juego-, interfaz revisada, y sí, ahora la música licenciada o las voces suenan con calidad CD, tal y como podrías esperar hoy día. La única pega es la ausencia de Paranoid del grupo Black Sabbath, pero a cambio se añaden otras como Breaking the law de Judas Priest o Red Barchetta de Rush.
Además Rock n' Roll Racing sigue dando mucha diversión; no sabemos si las nuevas generaciones, acostumbradas a polígonos, verán con buenos ojos una conducción con vista isométrica, pero Definitive Edition nos ha enganchado y asegura buenos piques con cuatro mandos. Parece un juego nuevo si lo comparamos con los originales de 16 bits.
Blackthrone
Blackthrone cierra la colección con tres versiones distintas: Super Nintendo, 32X y Definitive Edition –básicamente la de SNES pero con un mapa del nivel y textos traducidos-. Como curiosidad, esta es la primera vez que un juego lanzado para la consola de Sega de 32 bits es adaptado a nuevos sistemas. La aventura, que combina plataformas, puzles y shooter, puede recordar a juegos de la época como Flashback, aunque Blackthrone no alcanzó la fama de aquel. También destacó por unas excelentes animaciones que hicieron uso de la rotoscopia –uso de actores para calcar sus acciones- que tan de moda puso Prince of Persia, aunque este detalle se pierde en 32X que utiliza personajes con gráficos prerrenderizados -la animación sigue siendo buena, pero no es lo mismo-.
Este es el juego más flojo de los tres y el que peor ha envejecido, tanto por desarrollo como por control. Pero en cualquier caso es una gran noticia que Blizzard lo tenga en cuenta para una colección de este tipo y que se rescate una versión que seguramente muchos fans de la compañía no pudieron disfrutar: el juego en 32X muestra unos gráficos diferentes y una banda sonora de más calidad. Este es el único caso en el que se puede dudar entre Definitive Edition y la original de 32X, puesto que son distintas.
Conclusiones
Rock n' Roll Racing –y más ahora con su edición definitiva- y The Lost Vikings son las dos joyas de Blizzard Arcade Collection y bien pueden justificar su compra; Blackthrone no es mal juego y en su momento recibió críticas positivas, pero sin duda es por el que se notan más los años en la parte jugable, pese a que es el más moderno de los tres. No obstante, nos parece estupenda su inclusión porque si algo necesita la colección son más juegos preservados en sistemas modernos.
Salvo por las versiones definitivas, como colección ofrece el mínimo exigible en estos casos: los juegos distintas plataformas –las diferencias entre SNES y Mega Drive/32X no se limitaban a gráficos y sonido, a veces también en contenido-, unos filtros de televisión y multijugador ampliado en el caso de The Lost Vigkings y Rock n' Roll Racing, pero sin juego online u otras funciones que ampliarían su vida más allá del coleccionismo; por último, la selección también podría abarcar más juegos, como RPM Racing, The Lost Vikings 2 o Warcraft: Orcs & Humans. Con todo, Blizzard Arcade Collection ha sido una grata sorpresa de BlizzConline 2021 y permitirá descubrir a muchos jugadores una parte del pasado de Blizzard antes de que fuese conocida mundialmente por Diablo y World of Warcraft.
Hemos realizado este análisis en PC con un código que nos ha proporcionado por Ziran Comunicación.