Análisis de Assassin's Creed Unity (PS4, PC, Xbox One)
Desde que nos metimos por primera vez en la piel de un Asesino y recorrimos con la boca abierta las calles y tejados de Jerusalén, Damasco y Acre hace ya siete años, muchas cosas han pasado. Seis entregas principales de Assassin's Creed, un sinfín de spin-off y productos relacionados como libros, cómics y cortos de animación, y una nueva generación de consolas, que han venido a sustituir a PlayStation 3 y Xbox 360, el hardware que vio nacer a esta popular serie, que ya ha vendido más de 73 millones de copias entre todas sus entregas.
Juegos de mundo abierto con sigilo, acción, algunas plataformas y una historia elaborada cuya característica principal y diferenciadora es que nos sitúan en determinados lugares y periodos históricos, que no habían pisado antes otros videojuegos, o no al menos de manera tan detallada y cuidada.
A los que nos gusta la historia, algo que suele estar relacionado con que aprecies también esta saga de videojuegos, sabíamos que más tarde o más temprano y más sabiendo la nacionalidad de Ubisoft, acabaríamos visitando la Revolución francesa.
Ese momento ha llegado, y para introducir tan interesante ambientación en la saga han aprovechado la llegada de las nuevas consolas, PlayStation 4 y Xbox One, para ofrecernos el Assassin's Creed más ambicioso hasta la fecha, con una recreación del París de finales del siglo XVIII simplemente alucinante, tanto en escala como en detalle, con cientos de personas por sus calles, y la posibilidad de introducirnos en multitud de interiores sin tiempos de carga. Una ambición que en ciertos aspectos se le vuelve en contra, como en el apartado técnico, que tiene unos cuantos problemas, y que da esa sensación de anteriores entregas de que si hubiera tenido unos meses extra de desarrollo, estaría mucho más pulido y sería mejor juego.
No solo han aprovechado este estreno en la nueva generación para ofrecernos una ciudad más grande y bonita, sino que también han mejorado o reformado las tres mecánicas básicas de la jugabilidad: el sigilo, el parkour y el combate, con resultados dispares. Además, como mayor novedad en esta entrega, que prescinde del multijugador competitivo que nos había acompañado en los últimos cuatro Assassin's Creed, tenemos las misiones cooperativas hasta para cuatro jugadores, perfectamente integradas en el mundo abierto y en la historia.
¿Cumple con las expectativas? ¿Es el salto de calidad que la saga necesitaba, que todos sus fans estaban esperando? Preguntas de difícil respuesta, ya que la satisfacción que produce cada entrega, a veces, tiene mucho que ver con los gustos personales. Si te interesa un periodo histórico como la Revolución francesa, echabas de menos las ciudades europeas, te sobraban los barcos y piensas que Assassin's Creed IV: Black Flag se alejaba demasiado de los orígenes argumentales de la saga, del eterno conflicto entre Asesinos y Templarios, creemos que te va a encantar.
Ahora, si esperabas por fin un elaborado y complejo sistema de combate, que argumentalmente te volviera a sorprender y contara con un protagonista con tanto carisma como Altaïr o Ezio Auditore, y que gráficamente te fuera a dejar boquiabierto en las nuevas consolas, puede que te decepcione. En cualquier caso vuelve a ser una gran aventura de sigilo y acción, más de lo primero que de lo segundo, que si eres fan de la serie no te puedes perder, ya que cuenta con suficientes mejoras y añadidos como para que se sienta como una correcta evolución, y un primer gran aperitivo de lo que nos puede deparar esta ambiciosa saga en los próximos años.
¡Liberté, égalité, fraternité, ou la mort!
Cuando supimos que el periodo histórico elegido para esta entrega iba a ser la Revolución francesa, lo celebramos con champán, ya que pocos momentos históricos son tan complejos y apasionantes en lo social y lo político, con una influencia que ha salpicado hasta nuestros días, unos acontecimientos que cambiaron la historia de la humanidad para siempre. Ahora bien, también dijimos en nuestro primer avance que esto era un arma de doble filo, y que tan interesante era la ambientación, como difícil de aprovecharla, debido a su complejidad, matices y cantidad de acontecimientos y personajes relevantes.
En Ubisoft Montréal han tirado por la calle de en medio, y en la historia principal, la protagonizada por Arno con los Asesinos y los Templarios, la Revolución francesa no es más que un escenario, un telón de fondo, que apenas tiene importancia en la trama principal, salpicada de las esporádicas apariciones de personajes como Napoleón Bonaparte, Maximilien Robespierre o el Marqués de Sade, que no son realmente importantes en el argumento. Una decisión sin duda polémica, ya que por ejemplo en la tan criticada historia de Assassin's Creed III, al menos vivíamos la Revolución americana desde dentro, siendo protagonistas de sus acontecimientos más relevantes.
En Assassin's Creed Unity si queremos conocer en qué consistió la Revolución francesa, tendremos que leernos los documentos de la base de datos, muy completos, y sobre todo, realizar un montón de misiones secundarias, sobre todo las cooperativas, las que más relación tienen con lo que está ocurriendo en las calles de París. La historia principal no aprovecha el marco histórico y va a lo suyo, a contarnos otra historia de intrigas, enfrentamientos y traiciones entre Asesinos y Templarios, que aunque demasiado vista no está mal la verdad, y pese a que Arno está lejos de los mejores protagonistas de la saga, también lo está de los peores.
Volvemos a tener un ejemplo de cómo el marketing puede crear una percepción errónea de un producto, ya que nos habían vendido que en Assassin's Creed Unity seríamos poco menos que los impulsores de esta revolución, protagonistas en las revueltas y en hacer caer la monarquía, cuando es algo que pasa prácticamente ajeno a la voluntad de los Asesinos y los Templarios, habituados a ser lo que mueven los hilos de la historia. Esto provoca que si te centras en la historia principal, y pasas de leer documentos y hacer secundarias, no entenderás muy bien qué está pasando en las calles, por qué protestan, contra quién lucha la gente, y a veces no sabes ni por qué te atacan o a quién te enfrentas. Es un tanto confuso que algunos enemigos te ataquen por las calles por "no ser lo suficientemente revolucionario", sin que nadie te haya explicado antes los diferentes bandos, y a qué se debe esta revolución.
Sin querer entrar en demasiados detalles para no estropearos ninguna sorpresa, decir que todo lo que ocurre fuera del Animus, de la simulación, con Industrias Abstergo, los Frutos del Edén, los Sabios, Juno, etcétera, etcétera, en esta entrega ha sido casi erradicado por completo. Lo que gustará a muchos, que lo consideraban la parte más floja de los Assassin's Creed, y que disgustará a otros tantos, que lo veían como un importante nexo de unión entre las diferentes capítulos, con una historia interesante. Una decisión valiente, que no parece que a estas alturas vaya a tener marcha atrás.
Grandes cambios en la jugabilidad
Si en la narrativa va a generar opiniones enfrentadas, entre los que celebran que el epicentro de la historia vuelvan a ser los Asesinos y los Templarios, y los que pensarán que se ha desaprovechado la Revolución francesa, en lo jugable la verdad es que casi todos los cambios y mejoras son bienvenidos, y no hay faceta del juego que haya permanecido intacta; se le pueden criticar muchas cosas, pero no de inmovilismo. La primera y más evidente mejora son las nuevas animaciones, excelentes, que hacen que escalar por las paredes y tejados de París, hacer parkour, sea tan satisfactorio como vistoso.
Sobre todo a la hora de descender, uno de los puntos flacos de la saga, que ahora ha sido muy mejorado, añadiendo un enorme repertorio de nuevas animaciones que hacen que bajar de un tejado a pie de calle ya no sea un suplicio, y además sea muy chulo visualmente. Que el parkour haya mejorado no quiere decir que sea perfecto, todavía arrastra errores y frustraciones de anteriores entregas, las típicas de cuando vas corriendo y te subes a algo que no quieres, y el personaje tarda unos valiosos segundos en bajarse. No sabemos hasta qué punto es difícil de solucionar, pero la verdad, no entendemos por qué en medio de una persecución por las calles nos querríamos subir a una silla de madera y quedarnos quietos, y al menos en algunos casos, nos parece que tiene fácil solución.
Otros errores de la exploración vienen con una de las novedades de esta entrega, la cantidad de interiores que podemos explorar, ahora además de los exteriores de las ciudades, nos metemos en centenares de edificios y detalladas viviendas sin ningún tiempo de carga. El problema, es que a veces cuando estás escalando por una fachada e intentas introducirte por una ventana, no lo consigues con rapidez, fallas, y te hace sentirte torpe. Es algo que se podía haber solucionado mejor, y más sabiendo que lo hacemos repetidas veces a lo largo del juego.
Junto con el parkour, llega una gran mejora del sigilo, muy protagonista en esta entrega, ya que se abandonan muchas de las misiones scriptadas o espectaculares de los últimos Assassin's Creed por ofrecer misiones de asesinato en escenarios enormes, con mucha libertad para el jugador a la hora afrontarlas, aunque siempre desde la óptica de la infiltración y de pasar desapercibidos. Para ello, se ha implementado una nueva acción, un modo sigilo que se activa pulsando un botón, y que hace que nuestro personaje se agache y camine sin hacer ruido, lo que funciona a la perfección.
Lo que no lo hace tan bien es el nuevo sistema de coberturas, el clásico que llevamos años viendo desde el primer Gears of War, de pulsar un botón y pegarte a una superficie, que a estas alturas debería estar bien superado y pulido, pero que en Unity no funciona bien. En muchas superficies no te pegas, en otras no puedes desplazarte pegado, otras veces no te queda claro si estás en estado de cobertura, y pasar de unas a otras está fatal hecho, por lo que al final optas por obviar este sistema, ya que produce más cabreos que satisfacciones.
Lo que sí está bien, heredado de la saga Splinter Cell, es que cuando un enemigo nos ve, se muestra la silueta del personaje en el último lugar en el que fuimos vistos, permitiéndonos escondernos o huir y "tranquilizar" la situación. Ahora porque un guardia te haya visto en una habitación, no lo saben el resto de enemigos de los alrededores, lo que se agradece e invita a jugar con sigilo, ya que ante una metedura de pata, siempre puedes rectificar. También hay un nuevo sistema de apertura de cerraduras con ganzúas, para abrir puertas y cofres, un minijuego que se basa en la precisión y sobre todo en mejorar nuestra capacidad en esta disciplina en el árbol de habilidad, para que sea más sencillo, ya que sin el nivel adecuado es literalmente imposible abrir ciertas cerraduras.
Y como tercer pilar de la jugabilidad tenemos el sistema de combate, otra vez reformado, en nuestra opinión para bien, aunque con mucho margen de mejora, y es una buena base sobre la que hacerlo crecer. Básicamente tenemos un botón para atacar y otro para parar golpes, pudiendo utilizar armas de una mano –espadas-, largas –lanzas y alabardas- y pesadas –martillos, mazas, garrotes o grandes espadas-. Cuando sobre la cabeza de los enemigos, donde se nos indica su dificultad y su vida, aparece una línea de color amarillo, esto nos avisa que podemos parar el golpe, y si aparece en rojo, que es imposible pararlo y tenemos que esquivarlo, pudiendo rodar por el suelo con un nuevo movimiento.
Funcionan bien los combates, son entretenidos y relativamente fluidos, aunque pecan de sencillos y pocos profundos, y si no desbloqueamos nuevos golpes en el árbol de habilidades, algo que podemos hacer pasadas unas horas, puede llegar a ser tan simple desde el principio hasta el final, aunque con enemigos cada vez más difíciles y escurridizos. Nos gusta que te puedan matar de un solo espadazo por la espalda, o con un disparo certero, aunque una vez le pillas el truco, y si estás acostumbrado a juegos de acción y sobre todo hack and slash, te va a parecer un paseo. No deja de ser un sistema de combate para todos los públicos por decirlo de alguna manera, consciente de ser un producto de masas.
Eso sí, enfrentarte a más de tres enemigos a la vez es una muerte más que probable, lo que te empuja a jugar con sigilo, y al haber eliminado el clásico movimiento de contraataque y muerte instantánea, que además podías encadenar, es casi imposible acabar con un enorme grupo de enemigos, a no ser que hayas mejorado mucho al personaje. Junto al variado repertorio de armas blancas, tenemos armas de fuego como pistolas y rifles, que podemos utilizar de manera rápida, algo muy útil, y distintos tipos de bombas, especialmente útiles las de humo para huir y crear confusión, que acabaremos usando mucho. No hay muchos gadgets, pero todos son muy útiles, y hasta nos enfadaremos por el elevado precio de algunos consumibles, como las letales hojas ocultas que podemos lanzar a distancia.
Otra de las novedades más importantes es la personalización, que además de visual, para diferenciarnos de otros jugadores en el multijugador cooperativo, también sirve para mejorar las estadísticas del personaje. Equipamiento para la cabeza, el pecho, antebrazos, cintura, piernas, etcétera, hay un montón de accesorios que tenemos que ir desbloqueando y mejorando, y que modifican estadísticas tales como el cuerpo a cuerpo, la salud, el sigilo y a distancia.
Esto hará a nuestro personaje cada vez más poderoso, y nos permitirá afrontar con garantías las misiones más complicadas, ya que ahora tanto estas, como los enemigos, los distritos y nuestro propio personaje, vienen indicados con una puntuación de uno a cinco, que nos dice su dificultad o nivel. Si tu personaje está en nivel dos, e intentas ponerte a jugar una misión de nivel tres, te advertirán que mejores antes, ya que será muy difícil.
Junto a esto, vamos ganando puntos de habilidad, que podemos gastar para comprar nuevos movimientos, acciones o habilidades, en aspectos como el cuerpo a cuerpo, el sigilo y la salud, y así mejorar a nuestro personaje en el sentido que más nos guste, más orientado al sigilo o al combate. Por ejemplo, desbloquear el asesinato doble, tanto a ras de suelo como aéreo, aumentar la resistencia al daño, o nuevos movimientos de combate. Un sistema de evolución bastante sencillo pero que le sienta bien al planteamiento del juego, un toque rolero que no está de más y del que ya no se libra casi ningún juego.
Toneladas de contenidos
La duración de la historia principal está en la media de la saga, en torno a las 15 horas yendo al grano, aunque en Unity, un poco como pasaba en Black Flag y sus barcos, nos vemos obligados a mejorar al personaje si no queremos ser machados en los momentos más avanzados de la historia, por lo que hay que intentar hacerse con buen equipamiento, haciendo misiones secundarias y ganando dinero. Y la cantidad de contenidos secundarios, como viene siendo norma en los últimos años en la serie, es abrumador, hay toneladas de misiones, coleccionables y eventos aleatorios como para estar enganchados durante muchas horas. Por cierto, para conseguir parte del equipo y algunos coleccionables tendremos que recurrir a la elaborada y gratuita Companion App para poder desbloquearlos, lo que mosqueará a más de uno.
Antes de entrar a detallar estos contenidos, comentar que las misiones principales, sin ser excepcionales, mantienen un nivel bastante alto, dando especial importancia a las elaboradas misiones de asesinato, en las que tenemos un objetivo, pero podemos llegar a él de diferentes formas. En estas misiones que se repiten en abundancia a lo largo del juego, en el enorme escenario donde se desarrollan tenemos las llamadas "oportunidades", objetivos secundarios que nos pueden facilitar la tarea. Por ejemplo ayudar a unos civiles, que nos lo agradecerán montando gresca a modo de distracción, sobornar a una sirvienta para que se deje "por error" abierta la ventana de un cuarto, o robar a un guardia la llave de un determinado acceso, un camino rápido para llegar a nuestro objetivo.
Hay también misiones más guiadas y espectaculares –geniales las "anomalías temporales"-, que se agradecen y combinan bien con las de asesinato, y por suerte se han eliminado casi por completo las típicas misiones de seguir un objetivo y escuchar lo que habla, que se repetían hasta la extenuación en Black Flag y que no eran divertidas. Pero donde encontramos más frescura jugable es en las secundarias, por ejemplo en las originales Asesinatos por resolver, en la que tenemos que investigar un crimen siguiendo una serie de pistas cual Sherlock Holmes, finalizándolas acusando a un culpable, algo en lo que podemos fallar varias veces, obteniendo menor recompensa.
Historias de París son las clásicas misiones secundarias de cualquier Assassin's Creed, aquí con mayor carga argumental y relacionadas de un modo u otro con la Revolución francesa, y Los enigmas de Nostradamus les encantarán a los amantes de los puzles, ya que mediante unos acertijos, tenemos que ir siguiendo una serie de pistas por distintos lugares de la ciudad, obligándonos a observar los escenarios con atención y a darle un poco al coco. Como no podía ser de otra manera tenemos toda suerte de coleccionables para encontrar, las clásicas atalayas que no pueden faltar en un Assassin's Creed, y el interesante Café Théâtre, una especie de base de operaciones que podemos ir mejorando, con distintas actividades y misiones.
Nos unimos
La novedad más promocionada de esta entrega son las misiones cooperativas hasta para cuatro jugadores, que finalmente nos han acabado sorprendiendo por lo elaboradas que son en algunos casos, y lo bien que nos introducen en diferentes acontecimientos y nos presentan a personajes de la Revolución francesa, mucho mejor que la propia historia principal. Hay misiones cooperativas para un máximo de dos jugadores y otras para cuatro, y lo que es importante y seguro que os alegrará, se pueden jugar de manera individual, así que si queremos disfrutar de todo el juego en solitario podemos hacerlo, aunque claro, serán muchísimo más difíciles.
Estas en muchos casos no se diferencian demasiado en diseño de las individuales, y nos invitan a jugarlas varias veces para obtener todas sus recompensas, algo que no se puede conseguir a la primera. Las que sí son un poco más especiales son las misiones cooperativas de robo, tanto para dos como para cuatro jugadores, en las que tenemos un medidor de recompensa que va descendiendo si jugamos mal, si somos descubiertos continuamente. En estas además la posición de los enemigos y de los cofres cambia en cada partida, por lo que son muy rejugables.
Podemos desbloquear habilidades especiales cooperativas, aunque solo podemos llevar equipada una a la vez, como la curación en grupo, compartir la Vista de águila, generar consumibles para el equipo o disfrazarse conjuntamente, adoptando durante unos segundos el aspecto de otros personajes, y además los jugadores se pueden resucitar unos a otros durante un periodo de tiempo, lo que facilita las cosas. Esto es lo que hace que las misiones cooperativas sean tan difíciles jugándolas solos, ya que si erramos y morimos, no hay nadie para resucitarnos, y nos tocará empezar desde el principio.
Además de las misiones cooperativas, en cualquier momento podemos invitar hasta a tres jugadores a nuestra partida, y recorrer con total libertad las calles de París, por ejemplo recogiendo coleccionables, ya que no hay mucho más que hacer aparte de eso. Nos parece un gran añadido a la saga, que nos gusta incluso más que el multijugador competitivo, pero pese a esto, creemos que las misiones cooperativas deberían haber contado con un diseño que nos obligara a cooperar de verdad, ya que en su base no se diferencian demasiado de las misiones individuales: hacemos lo mismo, solo que en compañía, lo que hay que reconocer es bastante divertido, como pasa en casi todos los juegos.
París como nunca lo habías visto
Es complicado valorar el apartado gráfico de Assassin's Creed Unity, ya que por un lado tenemos un creación arquitectónica del París de 1789 que es una auténtica pasada, la mejor recreación de una ciudad de la antigüedad que hemos visto nunca, y por otro un apartado técnico que decepciona en varios aspectos, esperábamos más en términos de rendimiento y acabado del salto de la saga a la nueva generación. La aparición repentina tanto de texturas como de elementos no muy lejanos es evidente -popping-, tanto nosotros como la enorme cantidad de NPC atravesamos constantemente objetos -clipping-, y hay una persistente niebla en el horizonte un tanto sospechosa, a cualquier hora del día, que por un lado ambienta y por otro, creemos, oculta. Defectos visuales que no llegan a estropear en ningún caso la jugabilidad, aunque sí la inmersión en esta recreación de París, que no nos cansamos de decir, es fascinante.
En francamente impresionante la cantidad de personajes que llega a poner en pantalla (en un importante evento en el tramo final del juego cuesta creer la cantidad de personas que estamos viendo a la vez), pero esto se acaba cobrando un elevado precio en términos de rendimiento, y al juego le cuesta y mucho, tanto en PlayStation 4 como en Xbox One, mantener la tasa 30fps de manera estable, y las ralentizaciones y bajadas son constantes, en todo tipo de situaciones. Esto es lo que más empaña el producto, ya que si un mínimo le pedíamos a las nuevas consolas, es que los juegos se movieran de manera fluida y estable.
El detalle de los escenarios es asombroso, especialmente en los interiores, muy buenos, y el modelado de los edificios, como el de la catedral de Notre Dame realizada a escala, es para quedarse con la boca abierta, merece todo nuestro reconocimiento. También se agradece que puedas introducirte en multitud de viviendas sin tiempos de carga, perfectamente integradas, aunque la arquitectura interna de los edificios es un tanto discutible, encontrándote con situaciones como que las distintas plantas de una misma casa no estén conectadas mediante escaleras. Los tiempos de carga, que se producen entre secuencias, o al entrar y salir de en un lugar importante al que tenemos que ir muchas veces a lo largo del juego, son demasiado elevados, y estropean un poco el ritmo de determinadas ocasiones.
Las escenas cinemáticas de la historia, movidas con el motor del juego, son muy buenas, se ven realmente de nueva generación, y las animaciones del personaje, uno de los puntos fuertes de la serie, son mejores que nunca. A 900p de resolución tanto en PlayStation 4 y Xbox One, si bien el rendimiento en ambas versiones es igual de mejorable, después de jugar muchas horas en las dos consolas la calidad de las texturas y sobre todo de la iluminación nos parece un poco mejor en PS4, aunque la experiencia de juego es prácticamente idéntica en ambas plataformas, para bien y para mal.
Aparte de todos estos puntos fuertes y flacos que hemos comentado, algunos subjetivos, lo que es indudable es que el que quiera hacer sangre la va a poder hacer, ya que los bugs y glitches que nos vamos a encontrar son para todos los gustos y colores, y se nota, como pasó en Assassin's Creed III, que unos meses extra de desarrollo le hubieran venido de perlas para sacar un producto mucho más pulido. Además de para mejorar el rendimiento, para solucionar problemas con los NPC, que son tantos, que los vamos a descubrir haciendo todo tipo de locuras, caminando y atravesando los lugares más insospechados. Eso sí, ninguno de estos bugs nos han fastidiado la partida realmente, en lo jugable, y son en casi todos los casos visuales.
El juego está acompañado de una buena banda sonora, más oscura y contenida que en anteriores entregas, menos épica, por lo que no va se va a convertir en una de las favoritas de los fans, a pesar de que es bastante buena. Le falta una gran pieza musical para el recuerdo, como sí han tenido anteriores Assassin's Creed, y de hecho el tema principal en sus primeras notas recurre al maravilloso ‘Ezio's Family’ de Jesper Kyd, lo que nos recuerda que la serie ha vivido mejores, o al menos más memorables, momentos musicales.
La ambientación sonora es muy buena, las calles rugen y podemos escuchar varias canciones de la época según avanzada la revolución, como 'La Marsellesa', lo que ayuda a meterse en situación. Respecto al doblaje en castellano, en la línea de anteriores títulos se ha realizado trabajo notable y meritorio, teniendo en cuenta la gran cantidad de líneas de diálogo, aunque el resultado sigue siendo un tanto irregular. Con personajes muy buenos como Arno, -nos parece perfecta la elección de su voz-, a otros totalmente mejorables, como la voz de Napoleón a cargo del presentador de televisión Christian Gálvez, cuanto menos cuestionable, por no decir algo peor.
¡Viva la Revolución!
Con sus muchas virtudes y unos cuantos defectos, Assassin's Creed sigue manteniendo un nivel muy alto en cuando a juegos de mundo abierto de acción y sigilo se refiere, ofreciendo una fórmula prácticamente única, que nadie se ha atrevido a imitar todavía, sin duda, por su complejidad y escala, al alcance de muy pocos estudios dentro de la industria. Con más dificultades de la cuenta para adaptarse de manera adecuada a las nuevas consolas, y con ese problema inherente a la serie de querer ofrecer un producto tan ambicioso de manera anual, si eres aficionado a la saga, te atrae esta ambientación y quieres un juego de mundo abierto con muchas horas de entretenimiento por delante, seguro que te va a satisfacer. No es la revolución que algunos esperaban, pero un año más, sigue siendo un gran juego.