Análisis de Silent Hill HD Collection (PS3, Xbox 360)

Nota del autor: Ante las críticas recibidas por la nota del análisis (originalmente, un ocho), aclaramos que la nota juzgaba tanto el contenido como la calidad de la remasterización. El contenido del juego, los Silent Hill 2 y Silent Hill 3, es de 10. La remasterización realizada por Konami es de 4. La nota global reflejaba la calidad del producto en sí, lo que ofrece en conjunto, no solamente la calidad del proceso de remasterización realizado por Konami.

Recomendamos únicamente su compra en caso de carecer de otras ediciones o la posibilidad de jugar a ellas.

Era cuestión de tiempo que Konami actualizase algunas de las entregas de Silent Hill en esta época tan "revival", por así decirlo, en la que los títulos más exitosos de la anterior generación reciben un maquillaje para adaptarlo a la resolución de las televisiones actuales. No nos engañemos: son baratos de hacer y tienen sus compradores, unos porque desean rejugar a sus juegos favoritos sin perder la retina y otros porque no pudieron disfrutar de estas leyendas. Hasta el momento, todas las remasterizaciones de alta definición han partido de sagas que lo merecían, y Silent Hill no podía ser una excepción.

Esta se trata de la segunda colección HD de Konami, tras la excelente adaptación de Metal Gear Solid, en la que se dobló la fluidez de Metal Gear Solid 3 y se incluyeron tres juegos en sus versiones extendidas. Independientemente de la calidad de los juegos, Bluepoint Games hizo un gran trabajo como remasterización, aunque no llegase al punto de "casi remake" de Oddworld: Stranger's Wrath HD. En el caso que nos ocupa, Konami apuesta por dos de sus entregas más recordadas de Silent Hill de las que poco podemos descubrir a estas alturas: son imprescindibles en la colección de cualquier usuario que se precie. Pero es una colección incompleta y a la que se ha prestado poca atención, siendo desde el punto de vista de revisión la más floja que hemos visto. Un gran tesoro envuelto de manera deficiente, por debajo de lo que se merecía el auténtico terror del género "survival horror".

La elección de los juegos escogidos es cuestionable. Entendemos la ausencia del primero por tratarse de un juego de 32 bits que necesitaría algo más que alta resolución para impresionar en una gran pantalla, pero no la ausencia de Silent Hill 4: The Room, un juego perteneciente a la saga de 128 bits, de una calidad similar a los que encontramos en Silent Hill HD Collection. Cuando la mayoría de recopilatorios se esfuerzan en ofrecer, por el mismo precio, trilogías completas que abarcan si no todos los juegos, sí los más importantes, en este caso se cae uno de los capítulos principales sin razón aparente. Resulta curioso que en origen The Room fuese creado en mente como un juego similar pero no perteneciente a Silent Hill –explorando nuevas ideas-, y Konami presionase para incluirlo en la saga principal; y ahora, se olvida de él.

Viendo la botella medio llena, hay que decir que Silent Hill 2 y Silent Hill 3 justifican inmediatamente el lanzamiento de la remasterización. Silent Hill 2 está considerado por la mayoría como el mejor de la saga, y sentó muchas bases que se han seguido utilizando después. Cabeza Pirámide es el icono de Silent Hill, similar a Némesis en Resident Evil, utilizado incluso fuera de su contexto –en la película, en la recreativa de disparos, en Silent Hill: Book Of Memories-. Tiene un inquietante argumento que parte de una carta que recibe James de su esposa Mary, en la que le invita a visitar Silent Hill y un "lugar especial" donde le estará esperando. El necroproblema de todo está en que Mary falleció hace tiempo. No sin extrañeza, James se desplazará al pueblo, que ha cambiado bastante desde la última vez que lo había visitado. Y el resto… es historia. Misteriosos personajes secundarios empezando por Maria, una mujer que recuerda a Mary, y un argumento autoconclusivo con mucho simbolismo que no necesita jugar al primer juego de la saga.

Silent Hill 2 demostró que el verdadero terror de Konami provenía del trasfondo y no tanto en estar perseguido por criaturas deformes o enfermeras poco agraciadas. Se han hecho muchos estudios amplios del significado de los enemigos, todos con una explicación subconsciente del protagonista que entenderemos según avanza el argumento, más adulto de lo habitual incluso para el género. Unos diseños fantásticos en los que la sola presencia de un humanoide sin brazos bastante lento te mantendrá en más tensión que el zombi más agresivo que puedas pensar. El equipo desarrollador tampoco evitó los sustos gratuitos, un truco burdo pero efectivo que ya desde el principio te pondrá el corazón en un puño, sobre todo si esta es tu primera partida al juego o recuerdas vagamente el juego. Un juego sobresaliente aún con sus aristas que no gustarán a todos: una cámara que puede dar algún problema y un sistema de combate muy básico, aunque esa sea precisamente la idea del Team Silent. Sencillamente, si te gustan las aventuras bien contadas y el terror, eso es sinónimo de adorar Silent Hill 2. Además se trata de la versión extendida, llamémosla Inner Fears, Restless Dreams o Director's Cut, con una historia en la que controlamos a Maria antes de que conozca a James en el argumento principal.

No es nuestro objetivo reanalizar estos juegos, pero sí la recopilación, y en este caso hablamos de una sensación agridulce. Aunque la versión europea soluciona algunos problemas técnicos, porque la versión americana era aún inferior, ello no nos ha impedido ver algún fallo en sincronización de sonido pero especialmente la gran pérdida de calidad en el efecto de la niebla, que era un elemento muy importante para la ambientación. Es decir, podemos entender que se trate únicamente de una conversión rápida sin más ambición que mejorar la resolución; es un objetivo más bien pequeño pero sirve como excusa para hacerte con la recopilación si no tienes sus juegos otra plataforma. Lo que era complicado de prever era una versión que, en aspectos técnicos –salvando la resolución extra-, se encuentra por debajo de lo visto en PlayStation 2 en 2001. Sí, es cierto, aún no está solucionado el tema de la niebla, si es que se va a solucionar, una rebaja que produce efectos como el de ver límites del escenario que debían estar ocultos. Detalles que quizás puedas pasar por alto si no ves la comparación, o no tienes fresco el recuerdo, pero que simplemente no deberían suceder en pleno 2012.

Por otro lado, Silent Hill 2 no ha envejecido bien el aspecto técnico. Brillante en su momento como título de primera generación de 128 bits, es difícil que cause ahora el mismo impacto que en su momento por simples cuestiones de iluminación, modelado o texturas. Los gráficos, se quiera o no, tienen un papel importante en un juego de terror, y a más resolución –sin mejorar otros aspectos, o incluso empeorando, como es el caso- la edad es más visibles aún. Un pasillo oscuro iluminado tenuemente por una linterna da miedo antes y ahora, pero no es el efecto "wow" de hace una década. Las secuencias de vídeo generadas por ordenador tampoco han sido recreadas, así que están desenfocadas, son las originales reescaladas.

Silent Hill 3 de 2003 complementa –y completa- este recopilatorio. Con sus seguidores y detractores, tuvo la complicada papeleta de lanzarse tras un juego que había subido el listón muy alto. Un caso similar a las entregas posteriores a Final Fantasy VII, el primer Metal Gear Solid o Zelda Ocarina of Time: todo lo que viniese después sabría a poco. El equipo decidió no repetir la fórmula y realizar unos cuantos cambios para evitar comparaciones u ofrecer "más de lo mismo". En primer lugar, se cambia al hombre de mediana edad de los dos anteriores juegos por una chica joven pero dura, Heather, y se conecta el argumento con el primer Silent Hill. No ofrecemos más detalles sobre esta historia, pero sí que se puede entender fácilmente incluso sin jugar al original –perdiendo algunos detalles-, es una secuela pero bastante independiente. El argumento tarda en arrancar, pero es imposible olvidarse de la protagonista o de personajes moralmente ambiguos como Vincent.

En Silent Hill 3, el terror es más explícito que nunca. ¿Bueno, malo? Opiniones para todos los gustos. Los gráficos dan un gran paso con unas texturas y modelados de personajes que no se habían visto hasta entonces en la pasada generación. Durante muchos años después, el juego aún seguiría como referente gráfico de PlayStation 2, complicando bastante el factor sorpresa del cuarto juego. Las secuencias cinemáticas se harían totalmente en tiempo real, con una captura de movimientos y facial adelantadas para su tiempo. Basta recordar que Douglas, el investigador privado, ha sido comparado en multitud de ocasiones con el modelado de juegos mucho más actuales y en plataformas más potentes sin que por ello saliese perdiendo. Se añadieron efectos sorprendentes, como las paredes que sangran, se ganó en detalle del escenario y juegos de luces, desenfoques de perspectiva. En definitiva, uno de los techos técnicos del sistema.

Pero Silent Hill 3 era más que mejoras gráficas. Todo alcanza un nuevo nivel de agresividad a costa de perder el miedo psicológico de Silent Hill 2 –de la melancolía y tristeza del anterior juego se pasa a una visión infernal de localizaciones como un centro comercial o un parque de atracciones-, el óxido y la sangre se multiplica llegando hasta una agobiante versión alternativa de un hospital bañado en rojo donde se da una de las escenas más recordadas de la saga frente a un espejo, las criaturas son aún más deformes y la oscuridad es más acusada que nunca. Hay pocos personajes secundarios, aunque todos bien llevados y con motivaciones muy marcadas. Los detractores del juego en cambio critican la mayor linealidad –la exploración por las calles de Silent Hill es nula y muy breve-, pocas innovaciones jugables a la fórmula salvo quizás un ligero mayor enfoque al combate y una historia más superficial, sin mensaje o reflexión. En cualquier caso, otro juego sobresaliente de Konami en la línea del survival horror más puro, repleto de puzles, jefes, mal rollo constante y escenas impactantes, casi nauseabundas.

De los dos juegos remasterizados, Silent Hill 3 es el que mejor mantiene el tipo aún con todos sus años a las espaldas. Podría colar por un juego de principios de esta generación sin grandes problemas, aunque una vez más, dañado por un trabajo deficiente en la restauración. El juego adolece del aparente cambio de contraste que también vemos en Silent Hill 2 HD, con una iluminación que afecta al contraste. Lo peor viene después, cuando apreciamos que los efectos de posterizado que hacían la imagen sucia están eliminados. ¿El ligero ruido a modo de interferencias? Ya no existe. Buscamos en opciones pero su configuración ya no está, simplemente perdido en combate. El desenfoque de profundidad es, por increíble que parezca, peor diez años después. Y había ajustes de color que teñían la pantalla con rojos intensos para provocar más emociones –como se hace en la producción de una película-, que también han volado. Conclusión: una imagen fría y nítida que desvirtúa la ambientación del original. Esto mismo en otra recopilación quizás hasta se podría pasar por alto, pero no en esta saga.

La adaptación, que corre a cargo de Hijinx Studios –sabemos que en este momento muchos fans están tomando nota de la calle de sus oficinas-, únicamente hace bien el paso de aumentar las líneas progresivas, y aun así vemos algunos dientes de sierra. No se ha contemplado compatibilizar los juegos con 3D –cuando lo hace la nueva entrega Downpour-, ni siquiera la fluidez va mejor que en las viejas máquinas, pues es fácil ver pequeños tirones mientras avanzas con James ente calles semivacías. Podríamos extendernos mucho en la decepción que supone que en general ambos juegos se vean peor que los originales y con alteraciones, pero hay suficientes comparativas al respecto que dejan claros los cambios. Al menos, ya de lanzamiento, la versión europea soluciona cuelgues y otro tipo de errores de programación que en Norteamérica se lanzaron como parche –con el consiguiente desagravio para los usuarios sin conexión a Internet-.

El sonido, pasando por alto algún fallo de esta adaptación, es inmejorable gracias al trabajo original de Yamaoka. Los gráficos han podido quedar un poco obsoletos, pero el sonido no. Al contrario, es ahora cuando más echamos de menos la atención y mimo a este apartado en juegos actuales, porque en Silent Hill multiplica el miedo hasta límites insospechados con esa mezcla de sonidos caóticos que te hacen creer que hay algo en la sombra que no ves. Podrías cerrar los ojos y cualquiera de estos dos juegos daría más terror que muchas películas o juegos supuestamente de canguelo. Y cuando llega el turno a la música, Yamaoka compone temas como You're not here o Theme of Laura. En este caso además Konami ha hecho una nueva grabación de las voces con nuevos actores, en general mejor que el original. Sabemos que también el cambio a veces suena extraño, así que en Silent Hill 2 se puede optar por el primer doblaje; en Silent Hill 3 en cambio no, sólo está el nuevo. El único efecto negativo que tiene el nuevo doblaje es que la animación de la boca estaba acorde al original, y ahora no es tan preciso como antes.

Conclusiones

No podríamos tener más sensaciones encontradas con Silent Hill HD. Dos juegos imprescindibles, tratados con bastante desgana por el control de calidad de Konami. La que ha sido durante muchos años una de las sagas más prestigiosas de la compañía merecía una mayor atención por parte del equipo encargado de convertir dos juegos que cualquiera de las consolas actuales podría mover con soltura. El objetivo de una remasterización es mejorar el producto original, pero no mejorar un aspecto y reducir otros a cambio. No es la versión definitiva de estos dos clásicos.

Si tienes en tu colección los originales en las viejas consolas o PC, no encontrarás incentivo para su compra. Ahora bien, si por alguna razón no cuentas con ellos, y careces de otra alternativa –recientemente se relanzaron en PlayStation 2 por un precio irrisorio, incluyendo Silent Hill 4-, se mantienen como los máximos exponentes de todo un género casi en extinción. Cómpralo, ni siquiera una remasterización regular puede empañar dos juegos tan terriblemente buenos.