Análisis de Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas (PS3, PC, NDS, Xbox 360)
Tan solo año y medio después que el primer Prince of Persia de nueva generación, pero coincidiendo con el inminente estreno de la película, Ubisoft vuelve a la carga con las aventuras del Príncipe en un juego que retoma el espíritu de la anterior trilogía, la de la pasada generación, alejándose completamente de lo visto en el último Prince of Persia. No sabemos si el Príncipe y Elika, del año 2008, volverán más adelante o han sido descartados indefinidamente, pero este nuevo Las Arenas Olvidadas retoma la historia del príncipe anterior; o más que retomarla, la completa, con una entrega que ejerce de puente entre Las Arenas del Tiempo y El Alma del Guerrero, contándonos lo que le pasó al Príncipe en los siete años que separan esas dos ediciones (de 2003 y 2004) de sus aventuras.
El retorno al estilo de Las Arenas del Tiempo es a todos los niveles. Tanto visual, abandonando esos gráficos "ilustrativos" que tanto impacto causaron por un estilo más tradicional, y de hecho mucho menos vistoso; y también jugable, volviendo a combinar las plataformas y el combate, junto con el uso de los poderes del tiempo, para superar los diferentes mundos y niveles del juego, ambientado en el gigantesco palacio del hermano del Príncipe que, para hacer frente a la invasión de un ejército, libera a propósito, pero sin pensar en las consecuencias, al Ejército de las Arenas. El obvio resultado es que tanto atacantes como defensores quedan transformados en estatuas de arenisca, y nuestro Príncipe, con la ayuda de su hermano, tendrá que recorrer el palacio para deshacer el embrollo, enfrentándose a millares de enemigos fantasmagóricos.
El palacio, como no, está repleto de trampas y puzles, todo ello unido por plataformas en las que tendremos que usar las técnicas ya conocidas de la saga, saltar entre paredes, salientes, barras en las que balancearse y otros elementos, escalar por las paredes o deslizarnos por ellas in extremis, y demás movimientos y combinaciones presentes en la anterior trilogía; el estilo simplificado y tremendamente permisivo de Prince of Persia de 2008 pasa a mejor vida, y aquí nos encontramos con saltos y situaciones en las que moriremos, teniendo que recomenzar desde un punto de control. Aunque estos son bastante abundantes, la muerte puede evitarse usando el poder de rebobinar el tiempo, determinado por una barra de energía que iremos rellenando recogiendo energía de color azul. Este poder nos salvará de más de una muerte segura, especialmente cuando nos equivoquemos en un salto o una plataforma; aunque en el combate también nos salvará, aquí no resulta tan determinante, al ser a veces difícil evitar que, cuando ya tengamos la barra de energía baja (que es hasta donde podremos rebobinar), no nos den más golpes para acabar con nosotros.
Aún con este poder de rebobinar, tan acertado en el original de 2003 como en esta nueva secuela, Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas tiene un más que aceptable nivel de dificultad y curva de aprendizaje, sin duda más progresivo, equilibrado que el juego de 2008, y también más difícil en general. Aunque lo de no morir en el último juego sentó bien a algunos, para otros significó simplemente que el juego era excesivamente fácil y que, por muy interesante que se pusiese la historia y vistosos que fuesen los gráficos, no ofrecía ningún reto como juego. Este Las Arenas Olvidadas sí que lo ofrece, cada vez mayor, pero le falta precisamente ese impacto gráfico y esa historia con capacidad de enganchar.
El poder de rebobinar no es el único que entra el juego. A medida que avancemos adquiriremos la capacidad de congelar el tiempo por unos instantes, algo que se usará hasta la saciedad en algunas secuencias de plataformas (congelar columnas de agua u objetos móviles, por ejemplo), y también el de hacer que el escenario retroceda en el tiempo, logrando que se reconstruyan estructuras derrumbadas, y por lo tanto habilitando plataformas y otros objetos largo tiempo atrás desaparecidos. Estos tres poderes, especialmente el segundo, se usan mucho a la hora de resolver puzles y secuencias de plataformas. Las otras novedades están en los poderes elementales, de fuego, tierra, agua y aire, que sobre todo se usan en el combate.
El poder de tierra, que es el que nos ha parecido más útil, genera una barrera de piedras para el Príncipe que lo protege de los enemigos. Considerando que hay una buena cantidad de éstos, habrá situaciones en las que estemos tan atosigados que estos segundos de invulnerabilidad nos irán bien para centrarnos, lograr dejar de estar rodeados de monstruos, y recuperar algo de energía en forma de orbes rojas que éstos van soltando. Los otros poderes son más ofensivos, especialmente los de fuego, y todos ellos tienen varios niveles de evolución, porque el juego cuenta con un sistema de experiencia. A medida que matemos enemigos iremos ganando puntos, que luego podremos usar para avanzar en un árbol de habilidades donde iremos mejorando cada poder mágico, y también ampliando nuestra barra de energía, o de salud.
Aparte de la parte de plataformas, Las Arenas Olvidadas tiene numerosas secuencias de combate donde tendremos que combinar los ataques normales, los movimientos de evasión y las patadas para lograr acabar con una cantidad de enemigos siempre enormemente superior al Príncipe. El juego diferencia bien las secuencias de plataformas de las de combate, y en éstas suele arrojarnos varias decenas de enemigos al mismo tiempo, retándonos a lograr acabar con todos sin que ellos terminen con nosotros. El sistema de combate funciona bastante bien, haciendo que tengamos que pensar bien hacia donde golpeamos, porque los enemigos no pararán de atacarnos; aunque su inteligencia artificial es nula, tienen muchas ganas de acabar con el Príncipe, por lo que pese a su simplicidad (solo las magias lo hacen algo más variado) el combate funciona bien para hacer de puente entre las áreas con más chicha del juego, las plataformas y los puzles.
Estos últimos son lo que más nos ha gustado del juego, porque de hecho no hay demasiados títulos que incluyan hoy en día tantos puzles, de dificultad creciente y generalmente muy ingeniosos, que nos obligarán casi siempre a manipular el escenario de forma que sirva a nuestros intereses, y en muchas ocasiones tendremos un tiempo límite para hacerlo, o activaremos interruptores que nos darán un tiempo límite para lograr el siguiente paso. Aquí la mecánica que sirve es la de prueba y error, y la de observar el escenario para intentar dilucidar qué es lo que ha pensado el diseñador de Ubisoft Montreal a la hora de diseñar todas esas estructuras móviles, que se suelen cambiar girando una palanca entre varias posiciones. Una parte del juego abundante y muy interesante.
Combinando estos tres elementos Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas consigue tener una jugabilidad variada y divertida, aunque poco innovadora. Es cierto que los nuevos poderes, tanto del tiempo como de los elementos, le dan una vuelta de tuerca más a la fórmula, pero los que hayan jugado a los tres juegos de la trilogía original se encontrarán prácticamente con más de los mismo; muy bien hecho, muy bien diseñado, pero tremendamente familiar a fin de cuentas. Sin embargo, probablemente los dos elementos que más lastren el resultado del juego sean la historia, que no logra hacerse demasiado interesante para el jugador pese a la abundancia de cinemáticas intentándolo; y el estilo visual, que no solo no es técnicamente comparable a los últimos grandes juegos (y a los de Ubisoft, tampoco), sino que artísticamente resulta demasiado soso, como genérico, falto de chispa.
Técnicamente el juego es competente, moviendo bien unos escenarios y entornos de gran tamaño, pero no resulta impresionante ni por la cantidad de polígonos ni por los efectos, así como por la variedad de texturas o diseños. Los enemigos son, de hecho, muy repetitivos, y los elementos que encontramos por los escenarios están siempre dentro de las mismas tonalidades y se repiten también con frecuencia. A veces hay detalles gráficos muy vistosos, pero en otras ocasiones parecen realizados a toda prisa (apostamos a que la obligación de coincidir con el estreno de la película ha tenido que ver). No es un apartado malo en absoluto, porque obviamente Ubisoft tiene tecnología, personal y "tablas", pero resulta un tanto falto de vida y de impacto.
El apartado sonoro, por su parte, cuenta con un muy buen doblaje al castellano, como estamos acostumbrados a oír en los juegos de la saga, mientras que la banda sonora y los FX cuentan con algo menos de protagonismo. La banda sonora del juego está bien, pero no está muy presente a lo largo de él, mientras que los sonidos FX son competentes pero también pecan de cierta falta de variedad.
Competente, pero poco original
Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas es una entrega competente de la saga, un retorno a los orígenes que agradará a aquellos fans de éstos que no hayan quedado satisfecho con el último Prince of Persia, pero como juego de acción y plataformas resulta algo falto de frescura. No aporta demasiadas novedades en comparación con aquéllos, y las que trae solo dan una vuelta más de tuerca a la fórmula, sin ofrecer algo verdaderamente nuevo. Aún así se trata de un buen juego, pese a la falta de brillo en los gráficos, y si se entiende como juego basado en película (aunque en realidad no lo es), es sin duda de lo mejorcito de los últimos años. Los puzles y el diseño de los niveles están a un gran nivel, pero le falta ése algo para convertirse en un juego tan especial como los anteriores.